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Todo lo que hay que saber sobre las deportaciones

2 de junio de 2016

En Alemania se debate si hay que deportar directamente a los refugiados cuya solicitud de asilo haya sido rechazada, o si hay que esperar a que partan voluntariamente del país. Aquí, datos concretos sobre el tema.

Imagen: picture alliance/dpa/S. Willnow

¿Qué quiere decir “deportación”?

Se habla de deportación cuando las autoridades y la Policía obligan a una persona sin pasaporte alemán a abandonar Alemania. A los refugiados cuyas solicitudes de asilo hayan sido rechazadas y no hayan obtenido un estatus de protección en Alemania se les informa que deben abandonar el país dentro de un plazo de 30 días, y que se los obligará a hacerlo si no se van de manera voluntaria.

¿Qué sucede durante una deportación?

A menudo, la Policía acude a las viviendas de las personas que no obtendrán asilo en Alemania por la madrugada y les anuncian que empaquen sus pertenencias porque los van a conducir hasta el aeropuerto. De ese modo, las autoridades se aseguran de que los afectadps no traten de evitar la deportación y de que lleguen lo más temprano posible a su destino, de modo que las autoridades de ese país puedan ocuparse de recibirlos en horarios laborales.

La mayoría de los deportados son enviados de regreso en avión a sus países de origen. En casos individuales, son transportados en vuelos comerciales. En el caso de deportaciones masivas, se reúne a 50 y hasta 150 personas y se las lleva en un vuelo chárter a su país. Las deportaciones son organizadas cada vez más frecuentemente por la agencia europea de protección de fronteras, Frontex.

Un avión de Airberlin en el aeropuerto de Rockstock espera a las personas que serán llevadas a sus países de origen.Imagen: picture alliance/dpa/B. Wüstneck

¿En qué casos se puede prohibir una deportación?

Antes de que la Oficina de Migración y Refugiados (BAMF) rechace una solicitud de asilo debe comprobar si en el país de origen del solicitante existe “un peligro considerable que atente contra su vida o su libertad”. Si, por ejemplo, el solicitante sufre de una enfermedad y en su país no hay tratamiento para esta, o no le resulta posible pagarlo. O cuando es previsible que esa persona caiga en la indigencia, especialmente en el caso de los menores de edad.

Si se prohíbe una deportación, el afectado obtiene un permiso de estadía del Gobierno alemán –con el estatus de “tolerado”- por un año, que puede ser extendido varias veces. Sin embargo, las prohibiciones de deportación no se dan a menudo. Según la BAMF, en 2016 hubo casi 1.000 casos de un total de 194.000.

¿Qué papel juegan los Estados alemanes en los que viven los refugiados?

La responsabilidad de las deportaciones recae en los 16 estados federados y sus autoridades de extranjería. Comprueban, de acuerdo con el informe que emite la BAMF, si deben deportar a los solicitantes rechazados, o emitir un permiso de estadía como “tolerado” a su favor. El permiso de estadía como “tolerado” se emite cuando, por razones legales o prácticas, el solicitante todavía no puede ser deportado. Por ejemplo, en el caso de personas que deben abandonar el país y no cuentan con un pasaporte. También cuando la deportación es hacia un país que rechaza acoger nuevamente a un refugiado, y cuando este sufre de una enfermedad grave o está incapacitado de viajar. Entonces es posible prolongar el permiso de estadía en carácter de “tolerado”.

Los estados alemanes en donde gobierna actualmente el Partido Socialdemócrata (SPD) –como Renania del Norte-Westfalia y Renania Palatinado- consideran que la deportación no es el único remedio y apuestan a asesorar al solicitante para que abandone el país voluntariamente. Por el contrario, Baviera, gobernado por la Unión Cristiana Social (CSU), lleva a cabo una estricta política de deportación.

De hecho, la posibilidad de abandonar el país de manera voluntaria se pone en práctica de diferentes formas en cada Estado. De acuerdo con un sondeo del Servicio Mediático Integración, el número de deportaciones en Sajonia entre enero y noviembre de 2015 duplicó al de los regresos voluntarios. En Renania Palatinado, por el contrario, viajaron voluntariamente de vuelta a su país el 90 por ciento de los solicitantes de asilo rechazados.

Policías de Sajonia durante la deportación de refugiados de Serbia.Imagen: picture alliance/dpa/S. Willnow

¿Hacia qué países se deporta en Alemania?

Son deportadas sobre todo personas de Serbia, Macedonia, Kosovo, Albania y Bosnia-Herzegovina. En cuanto a Siria, los ministros del Interior de los Estados federados acordaron suspender las deportaciones hacia ese país, una regulación que se prolongó hasta septiembre de 2016.

¿Cuántas personas deberían irse realmente de Alemania?

A mitades de 2015 se habló repetidamente de que había 540.000 solicitantes de asilo rechazados de los cuales muchos vivían desde hace más de diez años en Alemania. Pero solo se lleva a cabo una deportación obligatoria cuando el solicitante no posee un permiso de estadía como “tolerado”. En 2016, las cifras son similares a 2015.

¿Cómo se lleva a cabo un regreso voluntario?

En general, el número de personas que volvieron a sus países de origen voluntariamente y en el marco de programas de retorno siempre fue más alto que el de las deportaciones. También en 2016 se fueron de Alemania más de 20.000 personas de forma voluntaria desde enero hasta abril, según informaciones del Ministerio alemán del Interior.

¿Cuál es el papel de la observadora de deportaciones?

El aeropuerto de la ciudad de Düsseldorf, en Alemania, fue el primero de un país de la Unión Europea en contar, a partir de 2001, con una observadora independiente que se ocupa de las deportaciones. Dalia Höhne, de la asociación Diakonie de Renania del Norte-Westfalia, vigila que se respeten los derechos humanos en el caso de personas que son deportadas. También en Düsseldorf aumenta la cantidad de deportaciones, y, según ella, mucha gente está desesperada.

Los refugiados que viven hace tiempo en Alemania en carácter de “tolerados” se sienten atropellados en sus derechos cuando se realiza un procedimiento de deportación, a pesar de que se les avisa con anticipación que será llevado a cabo. “He visto personas recién levantadas de la cama que habían olvidado sus medicamentos o sus anteojos, o que no tenían ni un centavo en la billetera”, dice Dalia Höhne. Ella espera que el Gobierno ponga a disposición de los observadores de deportaciones más personal y más recursos, y que se les de más derechos para ejercer su tarea.

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