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Tormenta en el horizonte londinense

Emilia Rojas18 de julio de 2003

Un nuevo shock para Blair: la policía descubrió un cuerpo que corresponde a la descripción de un experto en armamento, que presuntamente entregó información sobre la manipulación de datos sobre el arsenal iraquí.

David Kelly, pieza clave en la polémica sobre las armas iraquíes.Imagen: AP

El primer ministro británico, Tony Blair, definitivamente atraviesa una mala racha. Muy poco le duró la alegría por la ovación que le tributó anoche el Congreso estadounidense, ante el cual reconoció que ya no estaba acostumbrado a recibir tales aplausos en casa. Durante su vuelo de Estados Unidos a Japón, última etapa de su gira antes de las vacaciones, le sorprendió la noticia que probablemente se las echará a perder. Cerca de Londres se halló el cadáver de un hombre que, según indicó la policía adelantándose a los resultados de la autopsia, con toda probabilidad sería el experto en armamento biológico y asesor de defensa David Kelly, cuya desaparición había sido denunciada en la víspera por su familia. El hecho parece ser un barril de pólvora pura: según sospechas del ministro de Defensa, Geoff Hoon, el experto en cuestión habría sido la fuente principal de un reportero de la BBC, quien denunció que el gobierno había exagerado las informaciones sobre las armas iraquíes para justificar la guerra.

La policía en el lugar donde se encontró el cadáver.Imagen: AP

"Tragedia espeluznante"

Miembro del equipo internacional de inspectores que investigó los arsenales de Saddam Hussein entre 1994 y 1997, el microbiólogo se había convertido en una pieza clave de la controversia londinense sobre la veracidad del ejecutivo en la crisis de Irak. Hace apenas un par de días Kelly había tenido que comparecer ante la comisión de política exterior de la Cámara de los Comunes, donde negó haber entregado esa información, pero reconoció haberse reunido con el experto.

Su muerte abriría pues nuevas interrogantes acerca del espinoso tema que mantiene arrinconado desde hace meses a Tony Blair y podría terminar de desencadenar la crisis de gobierno ya en ciernes. Desde ya se especula en la prensa británica sobre la posibilidad de un suicidio, debido a la presión bajo la que se hallaba Kelly. Si su deceso produjo efectivamente como consecuencia de "maquinaciones políticas", ello equivaldría a "una tragedia de dimensiones espeluznantes", señaló el parlamentario conservador Richard Ottaway, miembro de la comisión que investiga el caso iraquí.

Credibilidad por los suelos

Tony Blair ante el Congreso estadounidense.Imagen: AP

Las consecuencias podrían ser particularmente graves, en vista de la progresiva pérdida de credibilidad del gobierno. De poco le sirve a Blair que los congresistas estadounidenses hayan retribuido con efusivos aplausos sus palabras, según la cuales la guerra contra Irak habría sido justificada aunque no se llegue a encontrar las famosas armas de exterminio masivo. En Londres los legisladores no resultan tan fáciles de convencer. Si bien la primera investigación parlamentaria exoneró en buena medida al primer ministro, no puso punto final al debate. Ahora es menos probable que nunca que cesen las pesquisas y las preguntas incómodas.

Blair, otrora la estrella fulgurante del laborismo, se ha convertido en un verdadero lastre para su partido. De acuerdo con las últimas encuestas, sólo un 30% de los británicos confía en él. Otros dos tercios creen, en cambio, que el primer ministro condujo al país a la guerra exagerando la amenaza que representaba el régimen de Bagdad. Y mientras más débil se vuelva la posición de Blair, más correligionarios suyos estarán dispuestos a volverle la espalda.

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