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¿Tour de Farce?

Oliver Samson7 de julio de 2007

La edición 94 del Tour de France comienza este fin de semana bajo una nube de escándalo que se niega a disiparse. La incertidumbre acerca de algunos ciclistas es tal, que la lista de competidores no parece definitiva.

Bjarne Riis y la gloria artificial.Imagen: picture-alliance/dpa

Muchos pensaron que los escándalos en torno del torneo de 2006 habían sido los mayores de la historia, y que la investigación finalmente revelaría las redes que operan al margen de los controles por parte de las autoridades deportivas.

Bert Dietz también se inyectó sustancias prohibidas.Imagen: AP

Antes de la carrera del año pasado, estrellas como Jan Ullrich e Iván Basso fueron excluidos junto con otros cerca de 50 ciclistas por sus presuntas ligas con el hombre que parecía estar en el centro de una red de dopaje: el médico español Eufemiano Fuentes. Pero la competencia siguió adelante, tan sólo para luego revelar que el ganador, el estadounidense Floyd Landis, se había dopado. Esto sucedió unos días después de la celebración en los Campos Elíseos.

Más confesiones

Vinieron más confesiones, revelaciones y recriminaciones, pese a lo cual, el Tour de France 2007 aún puede ser peor. Muchas preguntas penden sobre los cascos de numerosos ciclistas, de tal modo que no se sabe aún cuál será la lista definitiva de competidores.

Más de 50 atletas están bajo sospecha , incluyendo a los favoritos Jens Voigt y Andreas Klöden. Ambos aún deben ser certificados por los oficiales anti-dopaje de la Federación Mundial de Ciclismo. Sin ese trámite, no podrán tomar parte en la competencia.

"Aquel que sea objeto de sospechas ni siquiera debe presentarse a la línea de salida", dijo el máximo dirigente del Tour de France, Christian Prudhomme. Los propios ciclistas, en efecto, sufren los efectos de verse bajo sospecha. Pero los escándalos también repercuten en los patrocinios.

"Ellos seguramente abandonarán un sistema que está manipulado, maquillado y lleno de trampas, y esto es normal", asegura Josef Hackforth, profesor de Deportes, Medios y Comunicación en la Universidad Tecnológica de Múnich.

Pocos libres de sospecha

Casi todos los máximos ciclistas de los últimos tiempos han caído bajo sospecha. En ganador de 1996, Bjarne Riis, aceptó haber utilizado sustancias prohibidas para mejorar su rendimiento. Lo mismo han hecho sus coequiperos en el grupo de la Deutsche Telekom, Eric Zabel, Udo Bölts, Bert Dietz, Christian Henn y Rolf Aldag.

En cambio, el ganador de 1997, Jan Ullrich, ha dicho que "no tiene nada que decir", pese a que su masajista aseguró que le inyectó eritropoietina. Pero su colega Jörg Jaksche, en entrevista con Der Spiegel, borró cualquier noción en cuanto a que el ciclismo sufría por la acción aislada de unos cuantos individuos.

Jan Ullrich se sume en el mutismo.Imagen: picture alliance / dpa

Jaksche sostuvo que utilizó sustancias prohibidas a lo largo de su carrera. De modo alarmante, también reveló que en algunas ocasiones fueron los mismos dirigentes de los equipos quienes le exigieron que se dopara. La situación no es halagadora. "El tour está más limpio que en el pasado, pero no está limpio del todo", dice Hans-Michael Holczer, del equipo Gerolsteiner.

La debacle del ciclismo puede ser definitiva. Una encuesta llevada a cabo en Alemania reveló que dos tercios de los participantes perderían el interés en el torneo si continúan surgiendo casos similares.

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