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Tráfico internacional de árboles

Autor: Claudia Adrien (AR/EL)2 de diciembre de 2014

¡Un paquete con brotes de secuoya de California! Sin embargo, nuestra reportera no previó los problemas ambientales y legales que conlleva la plantación de especies no autóctonas al recibir este paquete en su casa.

¿Pueden las secuoyas ayudar al secuestro de emisiones de carbono?
¿Pueden las secuoyas ayudar al secuestro de emisiones de carbono?Imagen: Fabian Schmidt

En el mundo de los árboles, David Milarch es una estrella del rock.

Un libro, El hombre que plantaba Árboles – que en 2013 llegó a ser best selleren los EEUU – narra la historia de la transformación de Milarch, un leñador que vive en Michigan y pasa a ser defensor internacional, que clona árboles gigantes para restaurar bosques primarios en todo el mundo. Asimismo, ahora se haya en producción un documental sobre los esfuerzos de Milarch.

Yo había entrevistado a Milarch tras la ola mediática. Mi intención era escribir un artículo sobre si era factible para Alemania restaurar sus bosques mediante la importación de árboles de gran tamaño como las secuoyas. Ante mi asombro Milarch me preguntó: "¿Puedo enviarle algunos brotes de árbol para plantar?"

La pregunta me trasladó a mi infancia, a aquellas vacaciones familiares en el Parque Nacional Muir Woods de California, un lugar que recuerda a uno lo insignificante y pequeño que es el ser humano. Y es que las dos especies de secuoyas de esta zona, la secuoya gigante y la secuoya de California, pueden crecer más allá de los 115 metros de altura y alcanzar los ocho metros de diámetro. Pero Muir Woods es también un símbolo del poder del ser humano: más de un siglo de explotación forestal ha dejado el hemisferio norte con sólo un cinco por ciento de estos árboles gigantes.

Hay sitios web que rastrean en qué lugares del mundo se plantan árboles gigantes. Una búsqueda rápida en uno de estos sitios, como es monumentaltrees.com, muestra fotos de usuarios. En la web se contemplan alrededor de 100 árboles gigantes no autóctonos, que han sido plantados en Europa durante los dos últimos siglos.

Me puse de acuerdo con Milarch para que me enviara los brotes desecuoya a mi dirección. Sin embargo, quería entender más acerca de estos gigantes y me puse en contacto con una experta en la materia.

Secuoyas contra el cambio climático

"Es fascinante saber en qué lugares del mundo se plantan secuoyas”, cuenta Emily Burns, directora científica de la Liga de Protección de la Secuoya (Save the Redwoods League, en inglés). Y añade quela industria de la madera ha plantado secuoyas en Nueva Zelanda durante décadas.

Un árbol deja de secuestrar dióxido de carbono (CO2) una vez que es talado y al ser transportado libera de nuevo ese CO2 a la atmósfera. Sin embargo, las secuoyas son capaces de mantener una gran parte de su carbono en la madera e incluso en el producto final que resulta de esa madera.

David Milarch (en la foto junto a la conservacionista Gloria Flora) está enviando árboles gigantes por todo el mundo.Imagen: picture alliance/AP Photo

"Una vez que sabemos dónde hay suficientes árboles, podríamos realizar un análisis climático y ampliar nuestro conocimiento sobre las condiciones climáticas, en las que realmente son capaces de vivir las secuoyas”, cuenta Burns. "Eso podría ayudarnos a tomar decisiones sobre dónde plantarlas en función del cambio climático."

Anthony Ambrose estudia las secuoyas en la Universidad de California, en Berkeley. Según él, estos árboles no son de ningún modo especiales por su elevada capacidad de almacenamiento de carbono y su resistencia contra el cambio climático. Su investigación demuestra que los bosques de secuoyas de California pertenecen a los mayores almacenes de carbono de la tierra. Sin embargo, no son capaces de absorber el CO2 de la atmósfera a un ritmo lo suficientemente rápido como para reducir el calentamiento global.

"No es que sean capaces de absorber el carbono de la atmósfera más rápido que otros árboles, sino que lo almacenan por períodos de tiempo más largos", aclara Ambrose.

El cambio climático está alterando las zonas climáticas. Eso dificulta saber qué especies deben plantarse en lugares determinados. Y al final cada sociedad decide dónde se deben plantar los árboles.

Y después viene la política

El Parlamento Europeo aprobó una resolución en abril de 2014 restringiendo la entrada a Europa de inicialmente 50 especies invasoras de plantas y animales. Esta cifra podría aumentar a cientos o miles. Aún no está claro si los árboles grandes pertenecen a esa lista inicial, según Frank Krumm, investigador en el Instituto Forestal Europeo. Así que si fuera a plantar mis brotes de secuoya en un parque público, podría tener problemas. Y es que según la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria es ilegal importar plantas vivas sin los documentos y permisos adecuados. De hecho, los laboratorios requieren a veces de varios años para conseguir la aprobación de los órganos de gobierno para importar especies para su investigación.

Tales normas, sin embargo, parecen en contradicción con la realidad de los bosques europeos. Tras siglos de deforestación masiva, los agricultores se han visto obligados a plantar también variedades de árboles no autóctonos para repoblar sus tierras.

"No se va a autorizar una dinámica general", dice Krumm. "La gestión forestal en Europa difiere de la de los Estados Unidos, ya que Europa carece del espacio necesario para establecer grandes terrenos de conservación".

A su vez, incluso los árboles nativos, como el haya europea, pueden llegar a tener un carácter invasivo dependiendo de dónde se planten, agrega. Por ello, saber qué y dónde se puede plantar es todo un reto.

El haya europea se ha convertido en una especie 'invasora' en algunas partes del continente.Imagen: Thorsten Schier - Fotolia.com

"Es necesario demostrar que las nuevas especies no son invasivas pero garantizarlo podría conllevar varias generaciones", concluye.

De modo que ni el tiempo ni la ley estaban claramente de mi lado. Pero mientras investigaba para el artículo, recibí en casa las secuoyas de Michigan.

Desde entonces han permanecido en mi patio de Berlín. Lamentablemente ya se han marchitado.

Autor: Claudia Adrien (AR/EL)