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Trabajo infantil, también en Navidad

21 de diciembre de 2003

Es tiempo de buenos propósitos, deseos y regalos para todos. ¿Es tan bonito como parece? Millones de niños están obligados a trabajar para fabricar adornos y regalos que adornarán su árbol de Navidad.

¿Qué hacer para alegrar la cara de estos niños?Imagen: Irene Quaile

Muchos menores se sientan cada día en sus pupitres de trabajo de las fábricas textiles. Niños de 10 años que tejen camisetas o recogen los restos de los tejidos. Otros menores que fabrican botas o balones de fútbol, pulen piedras preciosas o ayudan en la producción de alimentos. Algo que contradice el espíritu de la Navidad. 211 millones de niños menores de 14 años trabajan en condiciones infrahumanas en todo el mundo. Solamente en la India son unos 50 millones. Muchos de estos productos acaban empaquetados con papel de colores y cintas que desean “Feliz Navidad” en los hogares de los países desarrollados.

Especialmente en la temporada prenavideña. “En esta época, en la que el consumismo reina por doquier en las calles comerciales de cada ciudad, los compradores deberían ser conscientes de su responsabilidad, ya que muchos de los productos que usamos en el día a día están fabricados por menores de edad” dice Barbara Küppers de la organización de ayuda a la infancia Terre des Hommes.

El boicot no ayuda

A pesar de esto, los consumidores deberían seguir comprando sin tener problemas de conciencia, añade Barbara Küppers. Aún cuando el compromiso con los derechos del niño les provoque problemas de conciencia, un boicot a los productos fabricados con mano de obra infantil, puede llevar al cierre de muchas empresas. Esto no sólo significaría la pérdida de su puesto de trabajo para muchos niños, sino también para muchos adultos. Para las familias que sobreviven con estos reducidos ingresos sería una catástrofe, ya que se verían cada vez más sumidas en la pobreza.

“La alternativa es ofrecer a estos niños educación o formación profesional para que salgan de este círculo de explotación y traspasar del umbral de la pobreza, aumentando así sus oportunidades en la vida”, dice Barbara Küppers. Para defender los derechos del niño, Terra des Hommes organiza proyectos en todo el mundo, no sólo para conseguir condiciones dignas de trabajo, sino también para fomentar la creación de escuelas y centros de formación profesional.

La formación de los padres es la clave

El gran problema es convencer a los padres de que desistan de emplear a sus niños como fuente de ingresos. En la India, la mayoría de las familias afectadas por este problema, se encuentra en los escalones más bajos de la jerarquía de castas. O incluso fuera de ella. Estas familias no cuentan con ninguna oportunidad para ofrecer a sus hijos educación y formación ya que sus miembros únicamente pueden acceder a trabajos como limpiar urinarios o recoger basura. Además de esto, muchos de los padres son analfabetos y no tiene ningún contacto con la educación.

Una buena formación es la clave para evitar el trabajo infantil.Imagen: Irene Quaile

“Para ayudar a los niños hay que comenzar por la estabilización de la familia”, opinan las organizaciones de ayuda a la infancia. Para lograr esto, fomentan pequeños créditos a las familias para que puedan comenzar un negocio propio. Cuanto más abundantes sean los ingresos de una familia, mejores serán las oportunidades de acceso a la educación de los niños.

Acciones de solidaridad

Barbara Küppers se alegra del compromiso social de Alemania, sensibilizada con el problema del trabajo infantil. Mucha gente llama y pregunta como deberían comprar o que deberían hacer para comprometerse con la causa. “Pedimos a los consumidores que muestren su compromiso y escriban a los comercios preguntando por el origen de sus productos y su responsabilidad sobre el trabajo infantil. De esta forma, las empresas pueden mostrar su compromiso y sentirse obligadas a reducir el problema. Algunas ya iniciaron acciones contra el trabajo infantil pero muchas otras tienen que comprometerse todavía más” informa la activista de Terre des Hommes.

Todo aquel que quiera sensibilizarse con el trabajo infantil, puede donar dinero y buscar los géneros marcados por la etiqueta que garantiza, que en la fabricación del producto no se emplearon niños. Los consumidores pueden buscar en las alfombras el sello “Rugmark” o el sello “Transfair” en productos de alimentación como chocolate, cacao, jugo de naranja o café, que caracteriza a los productos de las empresas concienciadas, que no permiten en sus factorías el trabajo infantil. Una acción simple que no evita que las familias pierdan su fuente de ingresos, sin estar obligadas a emplear a sus menores. Una propuesta que deberíamos tener en cuenta, sobre todo con los buenos propósitos de Navidad.

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