El País, de Madrid: “De acuerdo con el informe de la CIAIAC, los pilotos no configuraron adecuadamente la aeronave ni revisaron suficientemente la posición de los alerones antes de emprender la segunda tentativa de despegue, después de haber abortado la primera al comprobar una anomalía en la temperatura de una sonda exterior. Pero las alarmas encargadas de advertirles de este fallo tampoco funcionaron.

Lo que impide considerar la tragedia de Barajas como un simple error de los pilotos es que el defecto en las alarmas de éste y otros modelos del fabricante Boeing había sido detectado desde 12 años atrás. Y no sólo eso, sino que se sabía que ese defecto ha sido determinante en 47 accidentes aéreos desde 1968, en los que han perecido 465 personas. Ni Boeing ni los diversos organismos nacionales e internacionales encargados de la seguridad aérea han tomado durante todo este tiempo medidas eficaces para poner remedio a un fallo técnico identificado y que, como se ha constatado en trágicas y reiteradas ocasiones, privaba a los pilotos de una información esencial para prevenir precisamente aquello que no puede evitarse: el error humano (…).”

A la espera del cambio en Afganistán

La Repubblica, de Roma: “Así que Estados Unidos se queda en Afganistán. A pesar de las dudas sobre la coalición ISAF, el compromiso de los estadounidenses no cambiará, como el presidente Barack Obama lo confirmó. En sólo pocas horas, los afganos irán a las urnas amenazados por los islamistas.

Occidente respalda a los afganos en espera de que la situación de su país cambie, definitivamente. Especialmente en la Casa Blanca se espera que la presencia militar en Afganistán no tenga que ser necesaria 30 ó 40 años. El cambio no será nada fácil.”

En las manos de los “buenos” perdedores

Frankfurter Rundschau, de Fráncfort del Meno: “Los talibanes intentan con amenazas y atentados impedir las elecciones libres en Afganistán. La seguridad en algunas partes del país es tan precaria que es permitido dudar de si los resultados van a reflejar la verdadera decisión de la mayoría de los afganos.

De otra parte, hay acusaciones de que se estarían negociando votos. Un duelo entre Abdullah, de Tadchikistán, y el pashtuno Karzai podría polarizar el país y reabrir viejas brechas étnicas. Los temores no son infundados de que la desilusión de algunos pueda descargarse en hechos violentos. Lo decisivo no es que los observadores internacionales de las elecciones reconozcan los resultados, sino que lo hagan los perdedores.”

En las redes del régimen iraní

La République des Pyrénées, de Tarbes: "Mientras el régimen (iraní) quiso amedrentar a París y Londres, fue la Unión Europea la que, bajo la presidencia de Suecia, asumió activamente la defensa de los intereses franceses y británicos. Y la presión ejercida por la UE fue menos visible. La posición frente a Irán no puede ser tomada a la ligera si se tiene en cuenta el lugar político, económico y diplomático que ostenta Europa.

Bajo estas condiciones, Clotilde Reiss (la maestra de idiomas francesa que enfrenta un proceso por presunta actividad política en Teherán), es una ‘rehén incómoda’ e Irán busca aparentemente cerrar el caso sin quedar mal. Pero la división e indecisión dentro del mismo régimen no son nada esperanzadoras para la solución del caso.”

Editor: Enrique López