La OTAN no quiere nuevas armas nucleares en Europa por el momento. ¿Cómo se puede convencer a Rusia para negociar? La organización aún no lo sabe, opina Bernd Riegert.
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El problema es conocido, por lo menos, desde 2013. En ese momento, el presidente estadounidense Barack Obama acusó oficialmente por primera vez a Rusia de violar el tratado sobre misiles nucleares de corto y mediano alcance (INF). El líder del Kremlin, Vladimir Putin, había comenzado a desplegar misiles de crucero móviles en Europa, que podían llegar fácilmente a ciudades europeas y a las instalaciones militares de la OTAN. El problema del armamento ruso recibió poca atención pública. Se creía que la Guerra Fría había terminado. Nadie quería realmente ocuparse de las teorías de disuasión, conteo de misiles y los tratados de desarme.
Desde el punto de vista ruso, Occidente había empezado a armarse, porque Estados Unidos había comenzado a establecer un sistema de defensa de misiles en Europa, que, sin embargo, no estaría dirigido contra Moscú, sino contra Irán, Corea del Norte y otros Estados enemigos. Durante años, el conflicto por el armamento entre la OTAN y Rusia fue de alta tensión.
Evitando más armamento
Sólo el presidente estadounidense, Donald Trump, ha conseguido atraer la atención sobre el tema con su abandono abrupto del Tratado INF. De repente, todo el mundo empezó a hablar del peligro que representan los misiles nucleares de crucero. Trump logró así unir a la OTAN, esa alianza militar, por otra parte, poco valorada por él. "Juntos contra los rusos", esa es una consigna que funciona.Ambas partes pronto dejarán de estar vinculadas por ese tratado. Los ministros de Defensa de la OTAN se han reunido en Bruselas para discutir lo que tienen que hacer ahora. ¿Cómo se puede contrarrestar la aparente ventaja militar de los rusos? ¿Quiere Vladimir Putin realmente amenazar militarmente a Europa o está más interesado en dividir a la OTAN, a Occidente y mantener una presión constante?
La Alianza aún no ha encontrado respuestas a estas preguntas. Los funcionarios de la OTAN y del Gobierno alemán siguen descartando la posibilidad de un reequipamiento en suelo europeo. No se debería llegar a la misma situación que a principios de los años ochenta en Alemania, cuando se generó un amargo debate sobre el rearme con misiles Pershing estadounidenses como respuesta a la amenaza de los SS-20 soviéticos. Finalmente, esta carrera armamentista condujo a negociaciones simultáneas con Moscú para prohibir las armas, llegándose a un acuerdo con el Tratado INF, que entró en vigor en 1988.
Incluyendo a otros
Esa receta también podría volver a funcionar en este conflicto. Pero rearmarse es caro y crearía una enorme resistencia política en Europa. La OTAN y, con ella, Estados Unidos, la principal potencia, están estudiando de momento otras opciones, tal vez el emplazamiento de armas con base en el mar u otras medidas que aún no se han mencionado. Tampoco se descartan negociaciones sobre armas nucleares de mediano alcance si se incluye a otras naciones militares emergentes como China, Irán, India y Pakistán.
La OTAN también debería estar preparada para responder a las demandas rusas y para debatir sobre los sistemas de defensa antimisiles en Europa. Es evidente que el presidente ruso necesita un mensaje claro y sólo reaccionará ante posiciones firmes. En este sentido, la administración de Trump, por lo demás bastante caótica, no se ha equivocado al retirarse del Tratado INF.
Sin embargo, la recién encontrada armonía transatlántica sobre esta cuestión ya está siendo empañada de nuevo. Paralelamente a la reunión de la OTAN en Bruselas, Estados Unidos organiza en Varsovia una conferencia sobre Oriente Medio con el objetivo de contrarrestar la actitud de los europeos, chinos y rusos en el conflicto sobre el posible armamento nuclear de Irán. Aquí es donde los socios de la OTAN trabajan unos contra otros. Algo incomprensible y superfluo. Los rusos estarán encantados. Algo que no suma a la causa.
En la conferencia de seguridad que se celebrará este fin de semana en Múnich, el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, deberían tomar medidas concretas para iniciar negociaciones sobre misiles de mediano alcance en Europa y en todo el mundo.
(ct/ms)
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¿Guerra Fría recargada?
Con la suspensión del tratado nuclear INF, una de las principales iniciativas de desarme de los años 80 ha sido archivada. Este acuerdo fue un mérito de la diplomacia y del movimiento por la paz. Aquí una revisión.
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Zinken
Rearme verbal y material
EE. UU. suspendió primero su participación en el tratado nuclear INF durante seis meses, y un día después, lo hicieron los rusos. Por el momento, estas decisiones ponen fin a una fase de tres décadas de entendimiento y desarme entre las principales potencias. Los militares y los políticos participaron en este pacto, igual que la sociedad civil, que se movilizó masivamente en los años ochenta.
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Zinken
Arsenal del terror
El INF fue uno de varios tratados diseñados para frenar el terrorífico arsenal atómico creado por el rearme de la Guerra Fría. Aquí hay un misil Pershing II de EE.UU. equipado con una cabeza nuclear en la base estadounidense Mutlangen, en Baden-Württemberg (Alemania).
Imagen: picture-alliance/dpa/R. Schrader
Brindis por el entendimiento
El avance hacia el tratado INF fue logrado por el entonces presidente de EE. UU. Ronald Reagan (izquierda) y el líder soviético Mijail Gorbachov (derecha) en diciembre de 1987. Tras su firma en Washington, ambos políticos presionaron para un nuevo comienzo en las relaciones Este-Oeste.
Imagen: picture-alliance/dpa
Línea directa
Una de las grandes preocupaciones durante la Guerra Fría fue que las dos grandes potencias podrían declararse la guerra entre sí por un simple error de comunicación. Es por eso que los ingenieros de ambos países establecieron la llamada "línea directa" en 1963: una conexión directa entre Washington y Moscú. Esta imagen muestra un télex en el Pentágono en 1963.
Imagen: picture-alliance/ dpa
Entre dos frentes
Durante la Guerra Fría, el Telón de Acero corrió por el centro de Alemania. La República Federal de Alemania (RFA) estaba vinculada a Occidente, y la República Democrática Alemana (RDA) a la esfera de influencia oriental. En el caso de una guerra nuclear, el Gobierno federal tenía su propio búnker cerca de Ahrweiler, en su sede ubicada en Bonn.
Imagen: DW/Maksim Nelioubin
Gobierno subterráneo
En caso de una guerra nuclear, el Gobierno de Alemania Occidental debía continuar trabajando. Por lo tanto, el búnker estaba equipado con todo lo necesario. En el subsuelo también había una sala de reuniones con colores cálidos que supuestamente aliviaban el horror del búnker.
Imagen: DW/Maksim Nelioubin
¿Guerra nuclear? No, gracias
El temor a una posible guerra nuclear también impulsó a gran parte de la población a manifestarse. A fines de la década de 1970 surgió un movimiento por la paz que durante años exigió desarme y entendimiento. Aquí hay un pin correspondiente a una de las reuniones celebradas en Bonn, en octubre de 1981.
Imagen: HDG
Demostración histórica en el Hofgarten
El 10 de octubre de 1981, alrededor de 300 mil personas se reunieron en Bonn, entonces la capital de la República Federal, para protestar contra el armamento nuclear. La última reunión en el Hofgarten de Bonn se convirtió en una de las manifestaciones más impresionantes de la historia del movimiento alemán por la paz.
Imagen: picture-alliance/dpa/K. Rose
"Reunión de los valientes..."
"...no de los temerosos". Así describió el político del SPD Erhard Eppler, uno de los actores clave en el movimiento por la paz, al mitin de Bonn. Las palabras de Eppler se referían a que justamente quienes expresaban temor a la guerra eran valientes por ello.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Athenstädt
Bloqueo por la paz
En septiembre de 1983, los opositores a las armas nucleares bloquearon el depósito de armas de EE.UU. en Mutlangen. Entre ellos estaban el Nobel de Literatura Heinrich Böll y su esposa, Annemarie. Böll dijo que estaba allí "porque sería muy fácil defender algo tan primordial solo desde mi escritorio. También deseo solidarizarme con todas aquellas personas que tanto se sacrifican".
Imagen: picture-alliance / dpa
Críticas desde las Fuerzas Armadas
Uno de los opositores al rearme más famosos fue el general de división Gert Bastian. Junto con la política Petra Kelly, protestó contra el despliegue de misiles nucleares de mediano alcance en Europa. En 1983, ambos fueron de los primeros políticos del partido ecologista Los Verdes en ser electos para ingresar al Parlamento alemán.
Imagen: AP
Objetivos comunes en Occidente y Oriente
Muchas personas también tomaron las calles en la parte oriental de Alemania. "Espadas en arados" fue el lema del movimiento por la paz allí. Fue inventado en 1980 por el joven pastor Harald Bretschneider. Desde las filas de los activistas por la paz de Alemania oriental también surgió un movimiento de protesta contra el sistema político de la RDA.
Imagen: DW/W. Nagel
Logro I: desarme en el Este
El tratado INF llevó el desarme masivo del potencial nuclear a ambos lados del Telón de Acero. Esta foto de 1989 muestra una serie de misiles soviéticos SS-20 destruidos.
Imagen: picture-alliance/akg-images/Russian Picture Service
Logro II: desarme en Occidente
Los estadounidenses también retiraron sus armas nucleares de Europa. En 1988 abrieron el depósito de Mutlangen para la prensa internacional. Luego se llevaron los cohetes Pershing II a EE.UU., donde fueron desarmados. El peligro de que Europa pudiera convertirse en el escenario de una guerra nuclear parecía haber acabado.