Trasladados de Malta a Francia migrantes del "Lifeline"
5 de julio de 2018
52 migrantes rescatados del Mediterráneo a bordo del barco "Lifeline", de la ONG alemana Mission Lifeline, fueron trasladados hoy de Malta a Francia, según informó este jueves el primer ministro maltés, Joseph Muscat.
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El traslado forma parte de un acuerdo entre nueve países para compartir los 230 migrantes que llegaron a Malta el 27 de junio.
El "Lifeline" atracó en la isla mediterránea tras seis días de disputas con Italia sobre quién debía aceptar el barco, que desató otra crisis migratoria similar a la del "Aquarius", con más de 600 migrantes a bordo, que acabó en España.
Malta accedió a recibir el barco tras acordarse que los migrantes serían recibidos entre Francia, Irlanda, Italia, Portugal, Luxemburgo, Holanda, Bélgica, Noruega y Malta.
"El reparto de la responsabilidad y las devoluciones es posible y puede hacerse de forma humana y efectiva", tuiteó Muscat. Un portavoz del Gobierno maltés dijo este jueves (5.07.2018) que aún no está claro a cuántos migrantes aceptará el resto de los países implicados en el acuerdo.
Mientras tanto, el tribunal que juzga al capital alemán del barco continuará hoy. Claus-Peter Reisch, de 57 años, está acusado de utilizar el barco en aguas maltesas sin el registro o licencia apropiados. Los cargos no están relacionados con el tráfico de personas.
En el último mes las ONG que rescatan a migrantes y refugiados en el Mediterráneo han visto fuertemente restringidas sus actividades con la negativa de Malta e Italia a permitir que sus barcos atraquen en sus puertos o el bloqueo de sus barcos. Malta dio un paso más la víspera al bloquear el avión de una ONG alemana para localizar barcos en peligro.
El resultado es que actualmente no queda ninguna ONG operativa ante las costas de Libia, pese a que numerosos barcos en malas condiciones siguen partiendo cargados de migrantes y los accidentes no cesan.
CP (dpa, efe)
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Niños rohinyá: abusados, secuestrados, huérfanos
La grave situación de los musulmanes rohinyá, obligados a escapar de las atrocidades cometidas por militantes y el Ejército en Myanmar, es difícil de digerir. Los niños son los más vulnerables, como muestran estas fotos.
Imagen: DW/J. Owens
Disparados y apuñalados
Desde agosto, más de 600.000 rohinyás han huido de Myanmar a Bangladesh. “El día que los militares vinieron, quemaron la aldea y le dispararon a mi madre cuando intentaba escapar. Mi papá no podía caminar, entonces lo apuñalaron. Lo vi con mis propios ojos”, dice Mohammed Belal, de 10 años, quien logró escapar.
Imagen: DW/J. Owens
Perseguidos por el trauma
La hermana de Mohammed, Nur, también vio la matanza. Ella y su hermano viven ahora en un refugio para niños sin compañía en Bangladesh. Ella puede jugar ahí y comer regularmente, un fuerte contraste con su viaje desde Myanmar, donde ella y su hermano casi se mueren de hambre. Pero la niña sigue siendo perseguida por el trauma de las últimas semanas. “Extraño a mis padres, mi hogar, mi país”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Conflicto de profundas raíces
El conflicto, el cual ha tenido lugar en los últimos 70 años y tiene sus raíces en la organización social del país después de la Segunda Guerra Mundial, ha cobrado más de 2.000 víctimas desde 2016, incluyendo la madre de Rahman, de 12 años (arriba). "Incendiaron mi casa y mi madre estaba enferma, así que no pudo irse", dice.
Imagen: DW/J. Owens
Salven a los niños
Dilu-Aara, de 5 años, llegó al refugio con su hermana después de ver a los militares asesinar a sus padres. “Estaba llorando todo el tiempo y las balas volaban sobre nuestras cabezas. De alguna forma escapé”. La agencia internacional Save the Children está ayudando a los menores que llegan a Kutupalong sin sus padres. Los niños representan hasta el 60% de los refugiados rohinyás en Bangladesh.
Imagen: DW/J. Owens
Cazados como animales
Jaded Alam está entre los cientos de niños que llegan a Kutupalong sin sus padres. Afortunadamente, su tía cuida de él, y muy bien, reconoce Jaded, quien creció en una aldea llamada Mandi Para, donde le encantaba jugar fútbol. Todo cambió cuando los militares atacaron. “Nos dijeron que nos fuéramos de nuestra casa. Cuando estaba corriendo con mis padres, les dispararon. Murieron en el acto”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Secuestro de niños
No todos han sido separados durante el escape. Rahman Ali ha estado registrando el refugio por semanas después de que Zifad, su hijo de 10 años, desapareciera. Los rumores sobre el secuestro de niños ha rondado el refugio por años y Rahman teme que su hijo haya caído presa de los traficantes de personas. “No puedo comer, no puedo dormir. ¡Estoy tan enojado! Es como si me hubiese vuelto loco”.
Imagen: DW/J. Owens
"Mi mente no es normal"
Cuando comenzó el tiroteo, Sokina Khatun hizo todo lo que pudo para proteger a sus hijos, pero no pudo salvar a Yasmine, de 15 años, y Jamalita, de 20, quienes estaban en una aldea vecina en el momento. “Les cortaron la garganta en frente de sus abuelos”, dice. “Estaba paralizada, no podía sentir el dolor. Ahora mismo, mi mente no es normal”, dice. Ella logró rescatar a nueve de sus niños.
Imagen: DW/J. Owens
Atacados, violados y robados
Yasmine cree que podría tener 15 años, pero luce considerablemente más joven. En su aldea, solía jugar con canicas y correr por los campos vecinos, pero recuerdos diferentes la persiguen ahora: el ataque de las fuerzas de Myanmar, la golpiza y asesinato de sus amados padre y hermanos y la violación por parte de un grupo de soldados que también la robaron: “Sentí mucho dolor en mi cuerpo”, dice.