Trata de personas en Alemania
22 de junio de 2012 “Alemania es país de origen, de tránsito y de llegada de mujeres, niños y hombres que son víctimas de explotación sexual y trabajos forzosos”, dice el informe estadounidense “Trafficking in Persons Report 2012” (Informe de Tráfico de Personas 2012). Una muy mala noticia para Alemania. La buena noticia es que, al menos, este país cumple totalmente con los estándares internacionales mínimos para combatir la trata de personas, por lo cual el documento coloca a Alemania –como en años anteriores- en la categoría 1, la mejor de las cuatro que contempla ese estudio.
¿Castigos muy leves en Alemania?
La buena y la mala noticia son una contradicción solo en apariencia. Pertenecer a la “Categoría I” no significa que un país no tenga ningún problema en cuanto a trata de personas, sino que el Gobierno de ese país muestra una actitud responsable al respecto. El informe 2012 elogia a Alemania, pero también presenta algunas propuestas: por un lado, el Gobierno alemán reforzó su empeño en la lucha contra el tráfico de seres humanos en el aspecto preventivo, en la protección de las víctimas y en la persecución penal. Por el otro, los culpables reciben castigos demasiado leves en este país, en su mayoría multas o condenas condicionales en lugar de cárcel. Por eso, directamente después de haberse llevado a cabo el juicio, las víctimas siguen estando expuestas a amenazas.
Declaración y luego deportación
Además, el informe sugiere que el Gobierno germano debería ser más generoso con los permisos de estadía para las víctimas del comercio humano. Así también lo ve Heike Rabe, experta del “Instituto Alemán de Derechos Humanos”, una organización sin afiliación política. “Por el momento, las víctimas de la trata de personas que declaran durante un juicio obtienen un permiso de estadía para la duración del mismo. Cuando finaliza, deben regresar a sus países, algo que, obviamente, no atrae demasiado a los afectados”, dice.
Si el Estado quiere que se persiga a los culpables con más eficacia, entonces debería ofrecer algo a cambio a las víctimas, es decir, un derecho de permanencia en el país que se extienda más allá del lapso del proceso judicial. “Es un modelo que existe en Italia hace ya varios años, y que ha dado muy buenos resultados en cuanto a persecución penal”, sostiene Heike Rabe. Y hasta ahora, según ella, no ha habido casos en los que las víctimas hayan simulado que fueron explotadas para poder permanecer en ese país.
Base estadística incierta
Sin embargo, no es posible confirmar de manera fehaciente cuán grave es el problema de la trata de personas en Alemania, ni la eficacia del marco legal existente, y tampoco el manejo que hace la Policía o las autoridades en general. El informe estadounidense se remite al año 2010, constatando una cierta cantidad de cambios porcentuales en comparación con el año anterior, e interpretando así tendencias en alza o en baja.
Las cifras que utiliza el informe provienen del reporte “Situación de la Trata de Personas”, de la Oficina Federal de Investigaciones Criminales (BKA), que solo ofrece información acerca de investigaciones ya concluidas, y no toma en cuenta las cifras inciertas. Pero, justamente, es enorme la cantidad de casos que no figuran en las estadísticas, presume Heike Rabe. En 2010 hubo en Alemania solo 24 juicios y 41 personas afectadas, incluyendo un allanamiento a restaurantes chinos en todo el territorio nacional. Si se consideran esas cifras ínfimas, una comparación estadística con el año anterior parece no tener mucho sentido.
Explotación sexual
También los delitos de explotación sexual presentan cifras absolutas relativamente bajas, al menos en lo que respecta a casos registrados por la Policía. La BKA informa sobre 470 juicios con 610 afectados, que se traducen en el informe estadounidense. Tampoco aquí se puede realizar una comparación con el año anterior que permita interpretaciones fehacientes.
El espectro de los casos de trata en Alemania abarca desde jóvenes alemanas que caen en las redes de los llamados “Loverboys”, hombres que les prometen una relación amorosa pero cuya intención es hacerlas trabajar como prostitutas, pasando por mujeres nigerianas que son sugestionadas y amenazadas por medio de ceremonias de vudú, hasta empleadas domésticas de representantes diplomáticos. De acuerdo con ese panorama debería resultar poco menos que imposible sacar conclusiones generales sobre un cambio en las tendencias penales en Alemania.
Pérdida de la autodeterminación
“Tampoco es cierto que la mayoría de las mujeres lleguen a Alemania secuestradas y sin saber lo que les espera”, subraya Heike Rabe. Una gran parte llega, según ella, voluntariamente a Alemania para trabajar en la prostitución, y luego les sucede lo que casi siempre sucede a los inmigrantes ilegales: “En el transcurso del proceso de inmigración, hombres y mujeres van perdiendo cada vez más su autodeterminación, es decir, que ya no pueden controlar dónde ni en qué condiciones trabajan. Y eso se aplica tanto al burdel como a la empresa de la construcción”, aclara la especialista. La gran diferencia, subraya, son, por supuesto, aquellos casos reales de prostitución forzosa con la consecuente violación gravísima de la integridad sexual, a la que se somete principalmente a las mujeres, tanto en Alemania como en el resto del mundo.
Nuevas estrategias a nivel europeo
A pesar de todos los datos poco claros acerca del problema de la trata de seres humanos en Alemania, el camino correcto sigue siendo incrementar los esfuerzos para combatir ese mal, tal y como exige el Informe de Tráfico de Personas 2012 a los países que conforman la categoría I. Así piensa también la comisaria de Asuntos Internos de la Unión Europea, Cecilia Malmström, que presentó una nueva estrategia para el combate de la trata de seres humanos ante la UE en sincronía con el informe estadounidense. Las metas de la UE son lograr un mejor reconocimiento de las víctimas, brindarles una mayor protección, y aumentar y mejorar las medidas de prevención y de persecución penal. Heike Rabe piensa que esa es la perspectiva indicada, ya que, según ella, “los puntos principales del proyecto reflejan en su mayor parte muy bien la problemática alemana”.
Autor: Michael Gessat/ Cristina Papaleo
Editora: Emilia Rojas-Sasse