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Traumas de penalti

Francisco Caro27 de junio de 2006

No sólo los arqueros tienen miedo cuando llega la hora decisiva. Los penaltis pueden cubrir de gloria a un jugador o convertirlo en un oscuro recuerdo en la mente de los aficionados.

La pena máxima no sólo es el peor castigo para el portero. El lanzador también tiembla.Imagen: picture-alliance/dpa

Según las estadísticas, el jugador marca en el 75% o en el 80% de los casos. En los Mundiales en más del 80%. Y si el jugador que ha sufrido la falta lanza, entonces la ofensa se transforma en gol en más del 90% de los casos. Otra curiosidad; en el 90% de los penaltis los jugadores lanzan donde duele más, a la esquina izquierda o la derecha, claro.

Astros y, a veces, ovejas negras

La imagen del brillante Beckham también está empañada por fallar cuando no debía.Imagen: picture-alliance / dpa

Los suizos no son los únicos que han fallado penaltis en momentos decisivos. Según las estadísticas, la mayoría de los astros del fútbol fallan más que otros jugadores, quizá porque, al ser estrellas, se les encarga con más frecuencia la terrible tarea. Éste es el caso de Pelé, Franz Beckenbauer o el radiante David Beckham. Éste último, sin ir más lejos, estuvo muy implicado en la derrota de Inglaterra ante Portugal en cuartos de final en la Eurocopa de 2004. El encuentro se decidió por penaltis. El jugador elevó su tiro y su equipo perdió por 5-6 siendo eliminado del torneo. El balón con el que Beckham erró el penalti cayó en manos de un espectador español que, muy hábil el señor, lo puso en venta en eBay.

Todo país con tradición futbolística tiene sus ángeles caídos. En España, por ejemplo, todavía se recuerda amargamente el partido que la selección jugó con Francia en la Eurocopa de 2000. Es el encuentro que más ha quedado en la retina del aficionado por lo traumático del asunto. Francia eliminó a España por un penalti fallado a última hora por el desgraciado Raúl González.

Episodio negro y gloria del fútbol alemán

La tanda de penaltis se introdujo oficialmente en 1970. El primer gran torneo de la historia que se decidió por esta vía fue la Copa de Europa de 1976. Alemania perdió la final frente a Checoslovaquia. El primer goleador que falló una pena máxima decisiva en una tanda de penaltis fue el desafortunado alemán Uli Hoeness, que envió la pelota al cielo nocturno de Belgrado. Así, el recuerdo del jugador quedó tatuado y la pelota nunca se encontró. Cuando los alemanes se acuerdan de este campeonato, todavía hoy le cuelgan el muerto al jugador.

Resulta curioso que al ex jugador Uli Hoeness se le recuerde en Alemania por un penalti fallido.Imagen: AP

A pesar de este episodio negro, los alemanes han sido buenos lanzadores de penas máximas, por su capacidad para mantener la sangre fría en momentos críticos. La dramática "noche de Sevilla" de España 82 fue testigo de uno de los encuentros más sonados de toda la historia. Fue el primer partido mundialista que se decidió en penaltis. Aquella noche Alemania ganó una semifinal épica ante una Francia que siempre lamentará esta derrota. Ésta última llegó a dominar 3:1 en la prórroga. Al final, Alemania pudo remontar obligando a los franceses a jugar los penales. Hrubesch transformó el sexto penalti alemán y el estadio explotó.

Penaltis para decidir campeonatos

Algunos piensan que la tanda de penaltis promueve una actitud más defensiva. Esto pasa cuando los conjuntos, ante la incapacidad de marcar, se dedican a defender a la espera de los penas máximas.

Quizás la pifia más recordada sea la que protagonizó el italiano Roberto Baggio en la final del Mundial de 1994.Imagen: AP

En el Mundial de 1986, por ejemplo, nada más y nada menos que tres de los cuatros partidos de cuartos se decidieron por penales. Los mexicanos Quirarte y Servín fallaron en la tanda de penaltis en el partido contra Alemania. El español Eloy fue la oveja negra en el encuentro contra Bélgica. El brasileño Sócrates, al que Pelé mencionó en su lista de los 125 mejores jugadores vivos en 2004, no pudo convertir su penalti en gol en el encuentro ante Francia.

En la final del Mundial de 1994, ninguno de los equipos implicados logró marcar un gol por lo que los penaltis hablaron de nuevo. Brasil venció a Italia y Roberto Baggio fue el mayor perdedor del momento. Después de llevar a Italia con cinco goles desde los octavos a la final, extravió el último penalti y se convirtió en la figura trágica de este campeonato. Su tiro fallido permanecerá todavía mucho tiempo en el recuerdo de los italianos.

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