La Comisión Europea se ocupa de tres temas candentes de su política migratoria: aconseja la exención de visado para Turquía y una reforma de los acuerdos de Dublín, y prorroga su visto bueno a los controles fronterizos.
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"No se trata de dar carta blanca a Turquía", aclara muy serio el vicepresidente de la Comisión Europea (CE), Frans Timmermans. No obstante, recomienda acordar la exención de visado para fines de junio (justo como espera el gobierno turco). Bruselas gana tiempo: como Turquía aún no cumple con cinco de los requisitos exigidos, recibirá un nuevo plazo para mejorar.
Se trata de temas cruciales: una ley antiterrorista acorde con las normas de la UE, la cooperación con Europol y las autoridades judiciales europeas, protección de datos y lucha contra la corrupción. Además, Turquía debe demostrar mejoraría en el especialmente espinoso tema de la libertad de expresión, pero ya eso parece más difícil de comprobar en la práctica.
Apuesta por el compromiso con Turquía
Ante la preocupación de Alemania, Francia y muchos diputados europeos, la CE quiere instalar un mecanismo revocatorio: si Turquía no cumple con su parte del acuerdo, o sea, si no reacoge refugiados para aliviar a Grecia, Bruselas podría eliminar la exención de visado.
Ankara ya protestó contra esto por adelantado. Así que para contrarrestar la imagen de la discriminación, a partir de ahora, todos los acuerdos de exención de visado llevarán esa cláusula, lo cual afectará también a kosovares y ucranianos. Y para calmar los nervios de los estados miembros, Timmermans aclara: "El ingreso sin visa a la UE solo será posible con un pasaporte biométrico, sin excepciones."
Escépticos conservadores como el diputado socialcristiano alemán Markus Ferber replicaron enseguida que la UE no debe hacer concesiones hasta que Turquía no cumpla todos los requisitos para la exención de visado. Pero Timmermans insistió en que "en los años en que no negociamos con Turquía, no cambió nada allí." Por eso, el holandés aspira ahora a abrir nuevos capítulos de negociación para el ingreso de Turquía a la UE y comprometerla, por ese camino, con las reglas europeas.
Pero Timmerman obvia el hecho de que la UE se ha vuelto "chantajeable" desde que cerró un acuerdo sobre refugiados con Turquía. Ankara ya ha amenazado con suspenderlo si los europeos no responden como espera. Los países miembros lo saben, así que su visto bueno parece seguro. Lo problemas pueden venir más bien del Parlamento.
Amenazas a Europa del este
En cuanto a las intenciones de reformar los acuerdos de Dublín, excepto Grecia e Italia– los países actualmente afectados− nadie acepta cambiar la regla vigente, que hace responsable de los refugiados al país de entrada al territorio europeo. De ahí que Frans Timmermans recomiende ahora un mecanismo corrector.
Cada país tendría una cuota máxima de acogida, de acuerdo con su tamaño y potencial económico; si esta se copa, los refugiados serían automáticamente redistribuidos hacia otros estados miembros, según sus cuotas. Así, la pequeña y pobre Grecia podría aliviarse inmediatamente. Quien no colabore, tendría que pagar 250.000 euros por cada refugiado que no acoja. Pero miembros como Eslovaquia se niegan desde antes a esta solución.
La CE advirtió directamente, sin mencionar nombres, al Grupo Visegrád (Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia): "¡O asumimos este reto juntos, o no lo asumimos! Y si no mostramos solidaridad en esto, tampoco la habrá en otras cosas". Una clara amenaza a los países más reacios a acoger refugiados. "Nuestra propuesta es ambiciosa y justa", insistió Timmermans, y podría ser aprobada con mayoría calificada, en últimas, sin los europeos del Este.
Seguirán los controles fronterizos
Grecia ha hecho grandes avances en el aseguramiento de las fronteras exteriores, reconoció el comisario Dimitris Avramopoulos, pero aún existen deficiencias y, por eso, los controles de Alemania y otros países en las fronteras interiores del territorio Schengen pueden prolongarse por otro medio año. Aunque, advierte Avramopoulos, "esta es una medida extraordinaria y queremos volver cuanto antes a las reglas Schengen", a la vida de antes de la crisis de refugiados.
Con sus tres propuestas, la CE intenta tomar el toro por los cuernos: en la negociación con Turquía, trata de que sus concesiones se traduzcan en un compromiso activo y positivo con el gobierno de Ankara; mientras, en la crisis de refugiados, advierte que habrá que forzar la solidaridad, si no queda más remedio, por más que les pese a los este europeos.
El año de los refugiados
Nunca antes hubo tantos refugiados como en 2015. Muchos han llegado a Alemania. "Es un desafío histórico", señaló la canciller Angela Merkel. Una mirada retrospectiva a un año estremecedor.
Imagen: Reuters/O. Teofilovski
Grecia: una puerta hacia la UE
Estos jóvenes procedentes de Siria superaron una peligrosa etapa de su viaje. Llegaron a Grecia y, por ende, a la Unión Europea. Pero con ello no alcanzaron todavía su meta. Quieren seguir rumbo al norte, hacia otros países de la UE. La mayor parte huyó en 2015 a Alemania y Suecia.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Peligro en el Mediterráneo
El camino que han recorrido encierra peligros mortales. Reiteradamente zozobraron embarcaciones no aptas para la travesía. Estos niños sirios y su padre tuvieron suerte. Fueron rescatados en el Mediterráneo por pescadores griegos de la isla Lesbos.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
La imagen que conmovió al mundo
Aylan Kurdi, de tres años de edad, no sobrevivió. A comienzos de septiembre se ahogó con su hermano y su madre en el Egeo, cuando intentaban llegar a la isla de Kos. La foto de este niño sirio muerto dio la vuelta al mundo, conmoviendo a miles de personas.
Imagen: Reuters/Stringer
Contrastes a la vista
Kos, a menos de cinco kilómetros de Turquía, es la meta de muchos refugiados. Llegan a las playas donde solo solía haber turistas. Este grupo de refugiados paquistaníes logró arribar con un bote inflable.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Caos total
Muchos refugiados quedan varados en Kos, porque solo pueden continuar viaje a tierra continental tras haberse registrado. En el verano, la tensión escaló cuando las autoridades hicieron esperar a los refugiados en un estadio para hacer ese trámite, a pleno sol y sin agua.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Un transbordador para refugiados
Debido a la insostenible situación imperante en la isla se produjeron disturbios. Para reducir la tensión, las autoridades griegas arrendaron un barco en el que se habilitaron posibilidades de alojamiento para 2.500 refugiados y una oficina de registro.
Imagen: Reuters/A. Konstantinidis
El dilema de Europa
Por la misma época, más al norte, en la frontera greco-macedonia, policías fronterizos impiden el paso a la gente. En el tumulto hay niños que lloran, separados de sus padres. "Pura desesperación" se llama la foto tomada por Georgi Licovski. La Unicef la distinguió como la foto del año, ya que plasma "el dilema de Europa y su responsabilidad".
Imagen: picture-alliance/dpa/G. Licovski
Un símbolo negativo
A fines del verano, Budapest se convirtió en un símbolo del fracaso de las autoridades y de la xenofobia. Miles de refugiados acampaban en los alrededores de una estación ferroviaria de capital húngara. El gobierno les prohibió continuar su viaje. En consecuencia, muchos siguieron su camino a pie, rumbo a Alemania.
Imagen: picture-alliance/dpa/B. Roessler
Se abre el paso
El 5 de septiembre se despejó el camino para los refugiados. La canciller alemana, Angela Merkel, tomó con su par austríaco, Werner Feymann, la decisión de permitir a la gente continuar el viaje. Varios trenes especiales y buses se dirigieron por esos días a Viena y Múnich.
Imagen: picture alliance/landov/A. Zavallis
Bienvenidos, refugiados
El primer fin de semana llegaron a Múnich cerca de 20.000 refugiados. En la estación central de la ciudad se reunieron innumerables voluntarios para atender a los refugiados y proporcionarles alimentos y vestimenta.
Imagen: Getty Images/AFP/P. Stollarz
"Lo lograremos"
Mientras Merkel era aclamada por los refugiados y los partidarios de darles asilo, en otros sectores de Alemania surgía el descontento. En una conferencia de prensa, Merkel respondió a las críticas con estas palabras: "Si tenemos que disculparnos por mostrar un rostro gentil en una situación de emergencia, este no es mi país". Otra frase se convirtió en su mantra: "Lo lograremos".
Imagen: Reuters/F. Bensch
Historias en el equipaje
A fines de septiembre, la policía publicó una imagen conmovedora. Una niña refugiada hizo este dibujo y se lo regaló a un policía de Passau. Muestra el horror que vivieron muchos refugiados y su gran alegría de estar por fin a salvo.
Imagen: picture-alliance/dpa/Bundespolizei
El drama continúa
A fines de octubre habían llegado a Alemania más de 750.000 refugiados. Pero el flujo no cesaba. Los países de la denominada "ruta de los Balcanes" se veían superados y cerraron sus fronteras. Solo se siguió permitiendo el paso a sirios, afganos e iraquíes. Como una forma de protesta, algunos refugiados de otros países se cosieron los labios.
Imagen: picture-alliance/dpa/G. Licovski
Sin final a la vista
"¡Ayúdanos, Alemania!", dicen los carteles de los manifestantes en la frontera con Macedonia. En Europa se acerca el invierno y miles de personas, incluyendo niños, se encuentran atrapadas en tierra de nadie. Entretanto, incluso Suecia, considerado un país abierto a los refugiados, estableció transitoriamente controles fronterizos. La UE cuenta para 2016 con otros tres millones de refugiados.