Tribu sentinelesa: aislamiento no garantiza protección
Rodion Ebbighausen
29 de noviembre de 2018
Miembros de una tribu de India que vive aislada por completo asesinaron presuntamente a un misionero. ¿Cómo enfrentar este caso? DW consultó al etnólogo Christoph Antweiler.
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El misionero estadounidense John Allen Chau viajó con ayuda de pescadores a una apartada isla del Mar de Andamán, donde vive la tribu de los sentineleses. Para protegerlos se ha erigido una zona prohibida alrededor de Sentinel del Norte.
El misionero había llegado varias veces al lugar en su kayak. "Mi nombre es John. Yo los amo y Jesús también los ama”, les gritó una vez a los isleños, según consta en su diario de vida, que entregó a los pescadores antes de su ultimo viaje.
El 17 de noviembre (2018), los pescadores encontraron un cadáver, de una estatura similar a la del estadounidense. Segú su versión, los sentineleses lo habían enterrado en la arena.
La Policía india se acercó varias veces a la isla, en un intento de esclarecer lo ocurrido desde la distancia. Y las autoridades se muestran muy cautelosas: "Queremos evitar una confrontación con miembros de la tribu”, dijo un uniformado a la prensa. ¿Qué piensa al respecto un etnólogo? Conversamos con Christoph Antweiler, especialista en Asia.
DW: ¿Cómo deberían tratar las autoridades este caso?
Christoph Antweiler: La muerte del misionero debe ser, en principio, tratada como cualquier otro caso. No debería haber ninguna regla especial, ya sea que se trate de un misionero, de un estadounidense o de un lugareño. El problema es que, aunque estas islas son territorio de India, los sentineleses han mantenido el menor contacto posible con el resto del mundo desde hace años o décadas. Las autoridades no pueden actuar, por lo tanto, igual que en otras partes de India. En consecuencia, la policía debe obrar cuidadosamente y buscar el diálogo. Tabién está claro que se trata de una minoría que, en cuanto a su identidad, no se siente perteneciente a India.
¿Conoce casos similares?
Una situación de aislamiento como la de la isla Sentinel del Norte es extremadamente poco frecuente… Existen pequeñas islas en el Océano Pacífico… También hay algunas regiones en Papúa Nueva Guinea donde un paisaje muy montañoso ofrece espacios donde hay muy poco contacto con otras poblaciones. Pero, en general, puede decirse que ya no quedan pueblos totalmente aislados, en el sentido de culturas que aún no han sido descubiertas.
¿Qué sabemos sobre contactos de estos pueblos con el resto del mundo?
Sabemos algo, principalmente, sobre pueblos que viven en la cuenca amazónica. Allí hay más de 100 grupos que quieren vivir ampliamente aislados. Pero no se trata de pueblos que no hayan sido descubiertos, sino de pueblos que alguna vez tuvieron contacto, por ejemplo, con parte de la población brasileña. Con frecuencia tuvieron malas experiencias y se retrajeron. El problema es que a menudo se plantea la cuestión del poder, por ejemplo, si hay gran interés en explotar ese territorio. Entonces, el contacto se fuerza, contra la voluntad de esos pueblos.
¿Por qué habría que proteger a pueblos como los sentineleses?
Es una pregunta difícil, que puede tener diferentes respuestas, dependiendo de si el asunto se mira desde el punto de vista de los derechos humanos o de la política de Estado. Desde la perspectiva de los derechos humanos, se debe proteger la diversidad cultural y a as minorías. Los derechos humanos deben proteger a la población, entre otras cosas, de sus propios gobiernos. Por otro lado, esto choca naturalmente con la prerrogativa de soberanía del Estado. Este quiere imponer el monopolio del uso de la fuerza en su territorio. Aquí hay que sopesar. En un sentido más amplio, por ejemplo desde la perspectiva cosmopolítica, no se trata de la suerte que corra un individuo, sino de la diversidad de la vida humana. Esas cuestiones conducen a reflexiones éticas y filosóficas de fondo.
Personalmente, estoy convencido de que esos pueblos deben ser protegidos. Pero no es realista lograr esa protección mediante el aislamiento. Una especie de museo o de cúpula protectora encierra siempre el peligro de que se produzca un contacto imprevisto, que puede ser muy radical, dañino o violento.
¿Cuál sería la alternativa?
Una cautelosa forma de intercambio restringido. Solo así se puede evitar la asimilación a la sociedad dominante.
(ER/CP)
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La diversidad de los pueblos indígenas en América Latina
Según datos de UNICEF, en América Latina existen actualmente 522 pueblos indígenas. México, Bolivia, Guatemala Perú y Colombia aglutinan el 87% de los pueblos indígenas de América Latina y el Caribe.
Imagen: Christopher Pillitz
Amazonia, fuente de diversidad
Según el Atlas Sociolingüístico de Pueblos Indígenas en América Latina de UNICEF, la Amazonia es la región con mayor diversidad de pueblos indígenas (316 grupos), seguida por Mesoamérica, la cuenca del Orinoco, los Andes y la región del Chaco. Brasil (foto) es el país con más diversidad de pueblos indígenas con un total de 241. Colombia es el segundo con (83), seguido por México (67) y Perú (43).
Imagen: DW/T. Fischermann
Diversidad de pueblos y lenguas
Cinco pueblos agrupan varios millones de personas: Quechua (foto), Nahua, Aymara, Maya yucateco y Ki'che; y seis aglutinan entre medio y un millón de habitantes: Mapuche, Maya q'eqchí, Kaqchikel, Mam, Mixteco y Otomí. Cerca de una quinta parte de los pueblos indígenas perdió su idioma nativo en las últimas décadas. De 313 idiomas indígenas, el 76% es hablado por menos de 10.000 personas.
Imagen: picture-alliance/Robert Hardin
Cada vez más urbanos
Aunque más del 60% de la población indígena de Brasil, Colombia, Ecuador, Honduras y Panamá todavía vive en zonas rurales, más del 40% de la de El Salvador, México y Perú reside en áreas urbanas. En Chile (foto) y Venezuela, la población que vive en ciudades supera el 60% del total. Éstos tienen 1,5 veces más acceso a electricidad y 1,7 veces más acceso a agua corriente que los de zonas rurales.
Imagen: Rosario Carmona
Conviviendo con la pobreza
Según un informe del Banco Mundial, la pobreza afecta al 43% de los hogares indígenas, más del doble de la proporción de no indígenas. El 24% de todos los hogares indígenas vive en condiciones de pobreza extrema, es decir 2,7 veces más que la proporción de hogares no indígenas. En 2011, en Guatemala, tres de cada cuatro habitantes de zonas con pobreza crónica pertenecían a un hogar indígena.
Imagen: picture-alliance/Demotix
Educación superior: un privilegio para muy pocos
El reporte del Banco Mundial 'Latinoamérica indígena en el siglo XXI' apunta que la finalización de estudios primarios entre indígenas urbanos es 1,6
veces mayor que entre los que habitan en zonas rurales, mientras que los que terminan la educación secundaria es 3,6 veces mayor y los que cursan estudios superiores es 7,7 veces mayor. El acceso a la universidad es un privilegio para muy pocos.
Imagen: Uskam Camey
Brecha digital: exclusión social
A pesar de la aparente familiaridad de este miembro de la tribu Kayapó (Brasil) con la tecnología, los miembros de pueblos indígenas no se han beneficiado de su masificación. Estos tienen cuatro veces menos acceso a internet que los no indígenas en Bolivia y seis veces menos acceso en Ecuador. Asimismo, los indígenas tienen la mitad de acceso a un computador que los no indígenas en Bolivia.
Imagen: AP
Implicados en la vida política
Los pueblos indígenas participan activamente en la vida política de sus comunidades, ya sea a través de parlamentos locales o nacionales, en los municipios o a nivel estatal. Sus líderes están involucrados en partidos políticos nacionales o han creado sus propios partidos. Así, existen partidos indígenas muy influyentes en Bolivia y Ecuador, pero también en Venezuela, Colombia y Nicaragua.
Imagen: Reuters/J. L. Plata
Empoderamiento ciudadano
Con una población de más de 800.000 habitantes, principalmente de origen aymara (foto), El Alto (Bolivia), comenzó a organizarse en juntas vecinales. A través de éstas, exigieron tener acceso a sus propios recursos financieros y ejercer control sobre ellos. Las Juntas se crearon con el objetivo de que éstas planificaran, financiaran y construyeran infraestructura básica y proporcionaran servicios.
Imagen: picture-alliance/dpa/EPA/BOLIVIAN INFORMATION AGENCY
Protección vulnerada
Cerca del 45% de cuenca del Amazonas está protegida en el marco de diversas formas legales. A pesar de que 15 de los 22 países de la región han ratificado el Convenio Nr. 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a menudo se vulnera el proceso de Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI) que pretende garantizar su participación en cambios que pueden afectar su estilo de vida.
Imagen: Survival International
Indígenas en el punto de mira
Los representantes de pueblos indígenas son víctimas de criminalización y hostigamiento y suelen sufrir amenazas, violencia e incluso la muerte al posicionarse en contra de la instalación de grandes infraestructuras en su territorio. En la fotografía, miembros de las comunidades indígenas en contra del proyecto hidroeléctrico Las Cruces, ubicado en el río San Pedro Mezquital, en Nayarit (México).
Imagen: AIDA/C. Thompson
Minería: fuente de conflictos
La minería también es una amenaza para los pueblos indígenas y provoca migraciones y conflictos. Se calcula que una quinta parte de la cuenca amazónica tiene potencial minero: 1,6 millones de kilómetros cuadrados, 20% de los cuales están en tierras indígenas. La extracción ilegal de oro también se ha propagado en la región, provocando deforestación, contaminación de los ríos y violencia.
Imagen: Jorge Mario Ramírez López
Defendiendo el territorio
Los Munduruku (foto), que cuentan con una población de entre 12.000 y 15.000 personas que viven en la orilla del río Tapajós, en los estados de Pará, Amazonas y Mato Grosso (Brasil), sufren el peligro de ambas actividades. Durante tres siglos, han tratado de demarcar oficialmente su territorio, una área de 178.000 hectáreas amenazado por actividades de extracción y proyectos hidroeléctricos.
Imagen: DW/N. Pontes
Socios clave en la lucha contra el cambio climático
El reconocimiento y la protección de los territorios indígenas es una estrategia eficaz para prevenir la deforestación y combatir el cambio climático. Entre 2000 y 2012, la deforestación en la Amazonia brasileña fue de 0,6% dentro de los territorios indígenas protegidos legalmente, mientras que fuera llegó al 7%, lo que produjo 27 veces más emisiones de dióxido de carbono.
Imagen: Ádon Bicalho/IPAM
Los grandes desconocidos
Algunas comunidades indígenas siguen negándose a tener contacto con el mundo exterior y viven en áreas aisladas, usando lanzas y dardos envenenados para cazar monos y aves. Es el caso de los Waorani (foto) que viven en la selva amazónica, en Ecuador. En las últimas décadas, muchos de ellos han pasado de vivir como cazadores a asentarse en el Parque Nacional Yasuní.
Imagen: AP
Contacto mortal
Lamentablemente algunos de los que han sido contactados han sufrido las consecuencias. Los indígenas matsés o “mayorunas” que viven en la ribera del río Yaquerana, en la frontera entre Brasil y Perú, conocidos como “el pueblo del jaguar" (foto) fueron contactados por primera vez en 1969. A raíz de este encuentro muchos murieron por enfermedades como tuberculosis y hepatitis.