Condenan a 7 años de prisión a dos periodistas de Reuters
3 de septiembre de 2018
Son acusados de violar una ley de secretos estatales, luego de investigar el asesinato de una decena de rohinyás descubiertos en una fosa común. Según un capitán de la Policía, les tendieron una trampa.
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Un tribunal de Birmania (Myanmar) condenó hoy (03.09.2018) a siete años de prisión a dos periodistas birmanos de la agencia de noticias Reuters acusados de vulnerar la Ley de Secretos Oficiales mientras investigaban una matanza de musulmanes rohinyás.
Los reporteros Wa Lone y Kyaw Soe Oo fueron detenidos la noche del pasado 12 de diciembre tras reunirse con dos policías que, según los acusados, les entregaron documentos supuestamente confidenciales.
Desde entonces, ambos habían estado detenidos sin fianza y comparecido una treintena de veces ante el tribunal, que inició la instrucción el pasado 9 de enero y presentó los cargos formalmente el 9 de julio.
"No tengo miedo. Creo en la justicia. No he hecho nada malo", dijo Wa Lone tras escuchar el veredicto y ante los sollozos de sus familiares.
Los reporteros investigaban el asesinato de una decena de rohinyás descubiertos en una fosa común en la aldea Inn Din en el estado Rakáin (oeste), masacre por la que siete soldados birmanos fueron más tarde condenados a diez años de prisión.
Juzgados por cubrir crisis rohinyá
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El suceso de Inn Din está relacionado con la campaña de castigo que inició el Ejército birmano tras el ataque del grupo insurgente Ejército Salvación Rohinyá de Arakan (ARSA) contra varios puestos policiales el 25 de agosto de 2017.
Desde entonces, unos 700.000 rohinyás, una minoría mayoritariamente musulmana, han huido a la vecina Bangladesh, donde viven hacinados en extensos campos de refugiados atendidos por la ONU y organizaciones no gubernamentales.
En abril, el capitán de la Policía Moe Yan Naing testificó que un cargo superior les había ordenado a él y a otros subordinados ofrecer documentos secretos a Wa Lone para tenderle una trampa, lo que ha sido negado por las autoridades.
El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha pedido la liberación de los dos periodistas y abogado por la libertad de prensa, llamamiento al que se han sumado la Unión Europea, Estados Unidos y varias organizaciones internacionales.
Tras esta primera condena, los acusados pueden apelar ante el tribunal de la división de Rangún y, en última instancia, ante el Tribunal Supremo.
Wa Lone, de 32 años y oriundo de Mandalay (norte), empezó a trabajar para Reuters en 2016, mientras que Kyaw Soe Oo, de 28 años y natural de Rakáin, fue contratado por la agencia de noticias, con sede en Reino Unido, en septiembre del año pasado.
rrr (efe/reuters/dpa/afp).
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Niños rohinyá: abusados, secuestrados, huérfanos
La grave situación de los musulmanes rohinyá, obligados a escapar de las atrocidades cometidas por militantes y el Ejército en Myanmar, es difícil de digerir. Los niños son los más vulnerables, como muestran estas fotos.
Imagen: DW/J. Owens
Disparados y apuñalados
Desde agosto, más de 600.000 rohinyás han huido de Myanmar a Bangladesh. “El día que los militares vinieron, quemaron la aldea y le dispararon a mi madre cuando intentaba escapar. Mi papá no podía caminar, entonces lo apuñalaron. Lo vi con mis propios ojos”, dice Mohammed Belal, de 10 años, quien logró escapar.
Imagen: DW/J. Owens
Perseguidos por el trauma
La hermana de Mohammed, Nur, también vio la matanza. Ella y su hermano viven ahora en un refugio para niños sin compañía en Bangladesh. Ella puede jugar ahí y comer regularmente, un fuerte contraste con su viaje desde Myanmar, donde ella y su hermano casi se mueren de hambre. Pero la niña sigue siendo perseguida por el trauma de las últimas semanas. “Extraño a mis padres, mi hogar, mi país”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Conflicto de profundas raíces
El conflicto, el cual ha tenido lugar en los últimos 70 años y tiene sus raíces en la organización social del país después de la Segunda Guerra Mundial, ha cobrado más de 2.000 víctimas desde 2016, incluyendo la madre de Rahman, de 12 años (arriba). "Incendiaron mi casa y mi madre estaba enferma, así que no pudo irse", dice.
Imagen: DW/J. Owens
Salven a los niños
Dilu-Aara, de 5 años, llegó al refugio con su hermana después de ver a los militares asesinar a sus padres. “Estaba llorando todo el tiempo y las balas volaban sobre nuestras cabezas. De alguna forma escapé”. La agencia internacional Save the Children está ayudando a los menores que llegan a Kutupalong sin sus padres. Los niños representan hasta el 60% de los refugiados rohinyás en Bangladesh.
Imagen: DW/J. Owens
Cazados como animales
Jaded Alam está entre los cientos de niños que llegan a Kutupalong sin sus padres. Afortunadamente, su tía cuida de él, y muy bien, reconoce Jaded, quien creció en una aldea llamada Mandi Para, donde le encantaba jugar fútbol. Todo cambió cuando los militares atacaron. “Nos dijeron que nos fuéramos de nuestra casa. Cuando estaba corriendo con mis padres, les dispararon. Murieron en el acto”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Secuestro de niños
No todos han sido separados durante el escape. Rahman Ali ha estado registrando el refugio por semanas después de que Zifad, su hijo de 10 años, desapareciera. Los rumores sobre el secuestro de niños ha rondado el refugio por años y Rahman teme que su hijo haya caído presa de los traficantes de personas. “No puedo comer, no puedo dormir. ¡Estoy tan enojado! Es como si me hubiese vuelto loco”.
Imagen: DW/J. Owens
"Mi mente no es normal"
Cuando comenzó el tiroteo, Sokina Khatun hizo todo lo que pudo para proteger a sus hijos, pero no pudo salvar a Yasmine, de 15 años, y Jamalita, de 20, quienes estaban en una aldea vecina en el momento. “Les cortaron la garganta en frente de sus abuelos”, dice. “Estaba paralizada, no podía sentir el dolor. Ahora mismo, mi mente no es normal”, dice. Ella logró rescatar a nueve de sus niños.
Imagen: DW/J. Owens
Atacados, violados y robados
Yasmine cree que podría tener 15 años, pero luce considerablemente más joven. En su aldea, solía jugar con canicas y correr por los campos vecinos, pero recuerdos diferentes la persiguen ahora: el ataque de las fuerzas de Myanmar, la golpiza y asesinato de sus amados padre y hermanos y la violación por parte de un grupo de soldados que también la robaron: “Sentí mucho dolor en mi cuerpo”, dice.