Tribunal Europeo ordena detener deportación a Ruanda
14 de junio de 2022
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos emitió una orden para detener la deportación de un solicitante de asilo iraquí a Ruanda poco antes de que salga el primer vuelo con destino Kigali. Su cumplimiento es incierto.
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"El Tribunal Europeo ha indicado al Gobierno de Reino Unido que el solicitante no debe ser expulsado a Ruanda hasta tres semanas después de la entrega de la decisión interna final en su juicio judicial en curso", ha indicado en un comunicado.
En concreto, el solicitante, de nacionalidad iraquí, dejó Irak en abril de 2022 e hizo una parada en Turquía antes de viajar en barco, a través del Canal de la Mancha, a Europa. Alegando estar en peligro, solicitó asilo a su llegada a Reino Unido el pasado 17 de mayo.
Sin embargo, unas semanas más tarde, el solicitante fue notificado indicando que las autoridades consideraban inadmisible su solicitud y que sería trasladado a este país. Por ello, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha emitido dicha orden. Además, el 27 de mayo un médico del Centro de Expulsión de Inmigrantes emitió un informe indicando que el solicitante podría haber sido víctima de tortura, según el comunicado publicado por el organismo europeo.
En Ruanda sin garantías de procedimiento como peticionario de asilo
"El Tribunal tuvo en cuenta las preocupaciones señaladas por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), sobre que los solicitantes de asilo transferido de Reino Unido a Ruanda no tendrá acceso a los procedimientos para la determinación del estatuto de refugiado", ha detallado.
La cadena británica BBC ha indicado que el Ministerio del Interior prevé que el organismo presente más órdenes judiciales individuales para evitar que el vuelo salga en el marco de los múltiples desafíos legales que enfrentan los abogados de los solicitantes de asilo, así como de las ONG y defensores de Derechos Humanos. Esta decisión por parte del tribunal europeo, tal y como ha recordado el diario británico 'The Guardian', se produce después de que el primer ministro, Boris Johnson, amenazara con sacar a Reino Unido del Convenio Europeo de Derechos Humanos.
"¿Será necesario cambiar algunas leyes para ayudarnos a medida que avanzamos? Puede muy bien serlo. Y todas estas opciones están bajo constante revisión", ha dicho Johnson, según ha recogido el diario 'Financial Times'.
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Un avión con migrantes listo para partir de Boscombe Down con destino Kigali
Un 'Boeing 767-300' se encuentra listo en una pista del Ministerio de Defensa en Boscombe Down en Amesbury para llevar a los primeros inmigrantes al país del este de África durante la noche de este martes, aunque todavía hay dudas sobre si finalmente partirá.
Esto se debe a que otro detenido iraquí, que se encontraría en el vuelo de deportación, no se montará en el aparato tras una orden judicial que ha impedido su salida, según Sky News, aunque esta información no ha sido confirmada por el organismo europeo. Dicho medio también ha recogido que las impugnaciones de cuatro solicitantes que debían estar en el vuelo han sido rechazadas.
Un último intento de bloquear el vuelo, en el que habría cerca de 40 pasajeros, fue rechazado por el Tribunal de Apelación el lunes y posteriormente confirmado por el Tribunal Supremo este martes, tal y como ha recogido la BBC. Ante la inminente partida del avión, un grupo de media docena de manifestantes se ha reunido en la puerta principal del Ministerio de Defensa de Boscombe Down, en Wiltshire, con pancartas con lemas como: 'Alto a la deportación racista' y 'Justicia para los refugiados'.
El acuerdo con Ruanda permitirá a las autoridades británicas enviar al país africano a los solicitantes de asilo que crucen el Canal de la Mancha. El acuerdo está dotado con 120 millones de libras -144 millones de euros- y se centrará sobre todo en hombres sin cargas familiares que lleguen a Reino Unido a través de embarcaciones o camiones.
Downing Street ha justificado que el enfoque actual sobre migración le cuesta a Reino Unido 1.500 millones de libras esterlinas (1.700 millones de euros) cada año, con casi 5 millones de libras al día alojando a los solicitantes de asilo en hoteles.
jov (efe, theguardian)
Día Mundial del Migrante: El campamento de refugiados Kakuma o "la nada"
Cada 18 de diciembre se recuerda a millones de migrantes. Kakuma, en Kenia, es uno de los campamentos más grandes del mundo, que acoge a desterrados por las guerras y el hambre desde hace 25 años. DW visitó dicho campo.
Imagen: DW/R. Klein
Cientos de miles de humanos en "la nada"
"Kakuma" quiere decir en kiswahili algo así como "la nada". Ubicado a unos 100 kilómetros de la frontera con Sudán del Sur está en medio de una zona seca y cálida. Aquí viven, más mal que bien, unas 180.000 personas en cabañas o casas de adobe. Sus residentes huyen de la guerra o el hambre en Sudán y Sudán del Sur, Somalia, Uganda y otros países vecinos.
Imagen: Johanniter/Fassio
No paran de llegar refugiados, todos los días
Kakuma fue construido para albergar a 125.000 personas, pero desde su apertura no han parado de llegar personas en busca de refugio. Cada mes se suman unas mil o dos mil personas. Teresa Akong Anthony, en la imagen, vino desde el sur de Sudán hace dos semanas. Ahora espera a la sombra de una choza que ella y sus tres hijos sean registrados como refugiados. La temperatura hoy es de 37 grados.
Imagen: DW/R. Klein
¿Nacionalidad? Refugiado
Kakuma está lleno de jóvenes: más del 60 por ciento de los habitantes tienen menos de 17 años de edad. Muchos han nacido o se han criado en el campo. Para ellos, la palabra "casa" es difícil de definir. A menudo, no tienen ninguna relación con su país de origen, pero tampoco son kenianos. Se trata de jóvenes nacidos como refugiados.
Imagen: DW/R. Klein
Madre malnutrida, bebé malnutrido
Kandida Nibigira huyó de la violencia en Burundi hace tres años. Aquí vive con sus ocho hijos en una choza de barro. La vida para toda la familia es un inmenso reto diario: temperaturas alrededor de los 40 grados, suelo muy seco y poca comida. "Comemos sólo una vez al día", dice esta mujer de 38 años de edad, que intenta dar pecho a su hijo, a pesar de su propia malnutrición.
Imagen: DW/R. Klein
No hay suficiente dinero para la comida
En este campo de refugiados operado por ACNUR se distribuyen alimentos unas dos veces al mes. Si los residentes muestran su tarjeta de racionamiento, reciben aceite, mijo, frijoles, maíz fortificado y jabón. Debido a que no hay suficiente dinero disponible, las raciones de diciembre se redujeron a la mitad. La comida debe ahora alcanzar para todo un mes.
Imagen: DW/R. Klein
El hambre desespera
Hacer colas para recibir las respectivas raciones demora hasta cinco horas. Los trabajadores son aislados por una malla de alambre para protegerlos de la violencia que puede surgir ante la desesperación de la escasez y el hambre.
Imagen: DW/R. Klein
Un campamento convertido en “ciudad”
Además de las tarjetas de racionamiento, los residentes del campo obtienen vales que pueden canjear en ciertas tiendas. En los últimos 25 años, Kakuma se ha convertido en una pequeña ciudad. En el mercado se compran y venden cosas de uso cotidiano: alimentos, herramientas, artículos eléctricos o tarjetas SIM.
Imagen: DW/R. Klein
Mucha gente, poco trabajo
Los refugiados en Kakuma sólo pueden trabajar con un permiso especial, pero hay poco trabajo. Algunos trabajan para organizaciones benéficas. Para aumentar sus posibilidades laborales, hay proyectos individuales de formación. Aquí, tanto los refugiados como la población local pueden formarse en carpintería, electricidad y costura.
Imagen: DW/R. Klein
Sin familia ni educación
"Quiero ser una enfermera," dice Kamuka Ismali Ali, quien huyó de la guerra en el sur de Sudán. "Todavía no sé si mi familia vive”. Kamuka, de 20 años de edad, asiste a una escuela en Kakuma y quiere graduarse. "Cuando la guerra termine, ansío poder volver a ver a mi familia y ayudarla".
Imagen: DW/R. Klein
Integración: auto-sustento y convivencia
Gracias a la ayuda internacional, los habitantes de este campo de refugiados pueden recibir la atención más urgente. Debido a que Kakuma crece todos días y los refugiados son separados de la población local, unas 60.000 personas serán reubicadas en otro nuevo campo, a unos 20 kilómetros de distancia. La idea es promover el auto-sustento de los refugiados y la convivencia con locales.