Triunfo conservador sería principio del fin de Gordon Brown
2 de mayo de 2008La ironía no podía ser mayor. Justamente en el Día Internacional del Trabajo, el Partido Laborista británico, uno de los partidos más emblemáticos de los trabajadores, ha sufrido “la peor derrota de las últimas cuatro décadas”. Por lo menos, eso permite deducir la publicación de los resultados de las elecciones municipales en Inglaterra y Gales, llevadas a cabo este jueves.
¿Qué quiso la gente expresar con su voto anti-laborista?
La vicepresidenta del Partido Laborista, Harriet Harman, reconoció que los resultados son "muy decepcionantes". Ahora, el partido gobernante debe analizar claramente "qué es lo que la gente realmente quiso expresar con sus votos", afirmó Harman. La dirigente laborista admitió que en la derrota de su partido influyó "la preocupación de la gente por su situación económica" en estos tiempos difíciles. Sólo poco antes de las elecciones, Brown había abandonado sus controvertidos planes de eliminar desgravaciones fiscales para la mayoría de los asalariados.
A diferencia de Harman, el ministro de Relaciones Exteriores, David Miliband, restó importancia al revés electoral laborista, al considerar previsible la pérdida de votos para el partido en el gobierno a mitad de la actual legislatura.
Crisis. ¿Cuál crisis?
Por su parte, el líder del Partido Laborista, Geoffrey Hoon, aseguró que "no hay crisis" y que el resultado de las elecciones "no afectará la estabilidad fundamental del gobierno". Sin embargo, los resultados indican que el Partido Laborista sufrió graves pérdidas en sus tradicionales feudos del norte de Inglaterra, donde los conservadores lograron avances sin precedentes.
Negar la realidad también puede ser un síntoma de enajenación y deja entrever lo lejos que el Partido Laborista británico se ha apartado de los electores británicos. No reconocer lo que, a los ojos de todo el mundo, es una realidad irrefutable puede convertirse en algo más peligroso que la misma pérdida de unas elecciones municipales.
La fea herencia de Blair: las Guerras de Bush y un “perrito faldero”
La aparatosa derrota el Partido Laborista, en efecto, podría significar el principio del fin de la era Gordon Brown, el gris y malhumorado sucesor del (casi) siempre brillante y carismático Tony Blair. Aunque también es justo tener en cuenta que Brown asumió un partido y un Gobierno desgastados por el tiempo en el poder, los errores garrafales de la administración Blair con su incondicional respaldo a las “Guerras de Bush “ y los consiguientes daños colaterales en la opinión pública británica.
Ya en los últimos años de la administración de Blair, los británicos expresaban el deseo de un cambio. Un cambio que no llegó con Brown, quien aún no ha logrado entusiasmar a la sociedad ni con sus medidas ni con su estilo. Ahora la izquierda británica ha recibido la factura por no haber actuado.
¿La hora de los conservadores en Gran Bretaña?
“Las elecciones (municipales) tuvieron lugar en tiempos en los que los conservadores británicos - tras un lardo período en la oposición - han recuperado una cierta credibilidad”, dice el diario francés La Liberté de l'Est, de la ciudad de Epinal. Londres puede ser una muestra de esa resurrección de los conservadores que han tenido suficiente tiempo para oxigenarse y rejuvenecer sus filas.
Hasta al legendario alcalde de Londres, el ágil Ken Livingstone, que ha regido durante dos períodos y aspira al tercero en la metrópolis a orillas del Támesis, le ha salido un rival conservador tan excéntrico como él mismo. “Se trata de Boris Johnson que, en caso de conquistar la alcaldía, sería un duro golpe de los conservadores a la mayoría del Gobierno”, concluye el editorial galo.
Pero eso no es todo, el triunfo conservador también fortalece considerablemente la posición de su líder, David Cameron, como probable contrincante de Brown en las elecciones generales que deben celebrarse a más tardar en 2010, si no antes, mucho antes.