Tras cuatro años de gobierno en coalición con la socialdemocracia, la Unión Cristianodemócrata de la canciller Angela Merkel ha logrado su objetivo: terminar el matrimonio por necesidad con el SPD y formar un nuevo ejecutivo con su pareja ideal, el partido liberal-demócrata (FDP), que emergió como el gran triunfador de esta jornada electoral en Alemania.

Las negociaciones para sellar la alianza prometen ser ágiles. Así lo anunció apenas conocido el desenlace de los comicios una satisfecha canciller Merkel. También el líder de los liberales, Guido Westerwelle, se mostró encantado: “Queremos co-gobernar porque debemos velar porque haya un sistema tributario justo y oportunidades de acceso a la educación, y porque los derechos ciudadanos por fin vuelvan a respetarse”, afirmó.

La debacle socialdemócrata

Pese a la satisfacción de la CDU, los resultados propios no son del todo halagüeños. El de este domingo 27 de septiembre es el segundo peor que ha obtenido el partido desde la fundación de la República Federal de Alemania. Pero su pérdida de votos no es nada comparada con la que ha sufrido el partido socialdemócrata, que bajó cerca de 11 puntos porcentuales con respecto a los comicios de 2005.

Para el SPD, la sangría electoral reviste dimensiones catastróficas, que sólo en parte se pueden explicar con el hecho de haber perdido “perfil” propio al gobernar como socio menor de una coalición durante los últimos cuatro años. Según los analistas del Grupo de Investigación Electoral (Forschungsgruppe Wahlen), el partido se encuentra ante un dilema estratégico, ya que la CDU se ha posicionado más hacia el centro y, por otra parte, está perdiendo electorado por el flanco izquierdo.

El reto de La Izquierda

El papel de oposición podría permitirle a los socialdemócratas desembarazarse de las obligaciones que conlleva el gobernar y buscar una postura más afín a su tradición como defensor del Estado social. Pero eso no parece ser tarea tan fácil con la jefatura de la bancada parlamentaria en manos del ahora derrotado candidato Frank-Walter Steinmeier, un hombre cercano al ex canciller Gerhard Schröder, bajo cuyo mando se llevaron precisamente a cabo las reformas que implicaron dolorosos recortes sociales y que llevaron a la escisión del ala izquierda del partido.

Esta nueva Izquierda, que aglutina también a los comunistas reformados de la antigua RDA, se consolida por su parte como fuerza política en Alemania a nivel nacional. Estas elecciones la sitúan en cuarto lugar, por encima de Los Verdes, que conformarán la más pequeña de las fracciones parlamentarias. Y, de seguro, seguirá disputando espacios a la socialdemocracia en las bancas opositoras.

El nuevo gobierno de Merkel

Tanto la socialdemocracia como la Izquierda y Los Verdes han anunciado ya que harán una dura oposición al nuevo gobierno de cristianodemócratas y liberales. Como materia de controversia se perfilan, desde ya, los proyectos de rebajas tributarias presentados por los liberales como bandera de campaña electoral y el tema del abandono de la energía nuclear, cuyo plazo ponen en tela de juicio políticos de la próxima alianza gubernamental.

Por otra parte, expertos en materia económica hacen notar que el segundo período de Merkel no le ofrecerá mucho margen de maniobra, en vista de la actual crisis y el récord de endeudamiento fiscal. Por ejemplo, el director del Instituto de la Economía Alemana (cercana al empresariado), Michael Hüter, atenuó en declaraciones a la agencia dpa las expectativas de grandes cambios en la política tributaria. Y la Federación de la Industria Alemana, BDI, llamó a buscar formas de alivio impositivo para las empresas, al margen de la necesidad de sanear las arcas fiscales.

Autora: Emilia Rojas Sasse

Editora: Claudia Herrera Pahl