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'Trols': los visitantes indeseados de Internet

Silke Wünsch/ Lydia Aranda Barandiain6 de noviembre de 2012

Originariamente eran seres de la mitología nórdica que desataban el caos en historias y leyendas. Pero hoy día, de legendarios tienen ya poco: los 'trols' del siglo XXI viven en Internet. Y su función sigue intacta.

Imagen: cc-by:Kevin Dooley

Son omnipresentes. Son anónimos. Son maliciosos, insultantes y no se cortan. Hacen daño a las personas. Liberan su artillería en foros de discusión, en redes sociales, manipulan Wikis (páginas donde se pueden añadir contenidos libremente) y sabotean blogs. Su objetivo es obstaculizar la comunicación en la red. Ellos siempre saben más, critican, apuñalan verbalmente, desestiman las opiniones de los demás. Algunos son expertos, sabelotodos; otros simplemente quieren molestar, como el niño rabioso que se dedica en la playa a pisar los castillos de arena de los demás. A algunos les gusta provocar, a otros expresar sus puntos de vista adversos de forma excesiva.

Para encontrar ejemplos de esto no hace falta buscar mucho: con ir a la web de una sociedad futbolística cuyo equipo perdió el último partido, vale. Pero un ejemplo especialmente llamativo es la página web hatr.org. Se trata de un lugar de reunión para 'trols' de la peor naturaleza, en la que se alistan comentarios hirientes contra webs de contenidos sociopolíticos. En concreto, blogs antiracistas, antifeministas, homófobos son sus temas favoritos, a los que aluden con un vocabulario que generalmente se consideraría censurable en círculos sociales estándar: violento, insultante, sexual. Todo esto, viniendo de personas que, sin saberlo, podrían ser sus vecinos.

Captura de página de Hatr.org.Imagen: Hatr.org

Hatr.org advierte a los usuarios antes de entrar a la web: “Los contenidos pueden provocar memorias traumáticas y enfurecimiento. No son fáciles de asimilar... Por favor, reflexiona sobre si realmente quieres enfrentarte a ello.” Tras esta declaración que, más que al miedo, invita a la curiosidad, los usuarios entran a una web que, según sus portavoces, “quiere obtener beneficios a partir de los ‘trols' para organizar estupendos proyectos”. De este modo, el dinero obtenido con publicidad en la web se invierte en buenas causas. Toda una ironía.

Hambrientos de atención

La estrategia para lidiar con los ‘trols' es, generalmente, ignorarlos en la medida de lo posible: el mejor castigo para aquellos que buscan, ante todo y sobre todo, llamar la atención. Excepto cuando se trata de miembros de la extraña raza de los “‘trols' buenos”, como los llama el diseñador de telecomunicaciones Stefan Krappitz, que realizó su tesis académica sobre los ‘trols' de Internet. Según él, los ‘trols' tienen un potencial político y cultural en la sociedad, siempre y cuando no atraviesen la línea de la denigración y el abuso. “Un buen ‘trol' no solo se divierte a sí mismo, sino también a mucha gente.”

Un fenómeno que en Facebook es patente: algunos ‘trols' que se dedican a comentar eventos y programas de televisión con cruel pero ingenioso sarcasmo cuentan con extraordinarias comunidades de fans. Y la antiguamente marginal ‘trollface', la “cara de troll”, llena ya las páginas de miles de comics que en cuatro paneles son capaces de hacer reír a millones y millones de usuarios de páginas como 4Chan o DamnLOL.

Con todos ustedes, la famosa e infame 'trollface'.Imagen: SMS faces

Filtros... Semi-eficaces

Los ‘trols' de Internet han pasado a ser parte del día a día: ingeniosos o hirientes son parte de la inconmesurable cantidad de contenidos que llenan la web diariamente. Internet es libre, no distingue entre el bien y el mal; eso es tarea de los usuarios. No obstante, hay herramientas que les cortan las alas hasta cierto punto. La mayoría de los foros y blogs tienen filtros de contenido y personas responsables de revisar los comentarios en busca de elementos inapropiados.

Facebook también lo tiene, aunque en general reacciona a palabras malsonantes o escritura en mayúsculas. Algo que de nada sirve cuando un usuario seguidor del FC Köln escribe antes del encuentro de octavos de final de la Bundesliga contra el Stuttgart que “ojalá que a esos suabos se les atraganten los Spätzle (una especie de spaguetti alemán)”.

Autora: Silke Wünsch/ Lydia Aranda Barandiain
Editor: José Ospina-Valencia

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