Con el asesinato del general Soleimani, el presidente Donald Trump arriesga un brote descontrolado de violencia. Y debilita a las fuerzas democráticas en Irán y en toda la región, a juicio de Rainer Sollich.
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Tras el sorpresivo ataque estadounidense que dio muerte en Bagdad al destacado general iraní Qasem Soleimani, todo apunta a que la tensión seguirá escalando. La situación es en extremo peligrosa. El régimen de Teherán y sus aliados ya han proferido promesas de venganza. Cabe temer hechos de violencia que podrían quedar rápidamente fuera de control.
Aliados estadounidenses como Israel y Arabia Saudita, pero también el Líbano y, sobre todo, el propio Irak, podrían sentir los efectos. Desde sangrientos ataques contra personas, lugares o instituciones, hasta el lanzamiento de misiles contra aliados de Estados Unidos, pasando por ataques contra buques tanques u oleoductos: por el momento, nada se puede descartar, porque Teherán sólo puede interpretar la muerte de Soleimani como una humillación y una declaración de guerra de facto. Dejarla sin respuesta es algo que no se puede permitir, aunque más no sea por motivos de política interna.
Irán puede actuar militarmente, pero no es imprescindible que lo haga por sí mismo. En buena parte gracias a las efectivas actividades militares y de inteligencia realizadas por Soleimani, Teherán dispone de una red operativa de tropas auxiliares altamente armadas: desde las milicias proiraquíes en Irak y Siria, hasta los rebeldes hutíes en Yemen, que desde hace tiempo están en confrontación directa con los rivales sauditas de Irán y también son enemigos declarados de Israel y Estados Unidos.
Error político
Con Soleimani fue eliminado el cerebro operativo de la política de expansión iraní en la región. Y, hablando en tono neutral, resulta más que sorprendente que el régimen de Teherán no haya podido proteger a su general más importante en el exterior de un ataque de esta naturaleza. Pero también en el Medio Oriente no hay nadie imprescindible, ni siquiera Qasem Soleimani, jefe de las temidas Fuerzas Quds. La red de milicias fieles a Teherán que urdió en la región seguirá siendo eficaz y peligrosa sin él. Además, ya se designó un sucesor para el abatido general.
Soleimani tuvo sin duda méritos militares en el combate contra "estado Islámico” en Irak y Siria. Pero era parte de un régimen que respalda el terrorismo y el imperio de la fuerza. No hay motivo para sentir especial compasión por semejante hombre, pero darle muerte fue un error político. Donald Trump no solo pone en peligro de guerra a toda una región, de la que en realidad quería sacar a los militares estadounidenses, sino que se arriesga a provocar un efecto de solidaridad antiestadounidense y antioccidental en el área. Y eso puede asestar un golpe mortal a los movimientos democráticos en Irak, el Líbano y en el propio Irán, porque todas esas protestas apuntaban también directa o indirectamente contra el régimen de Teherán. De ser así, Trump habría servido directamente a los intereses de Irán.
(ers/cp)
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Yemen: las claves de una guerra sin fin
El conflicto en Yemen ha derivado en una de las más graves crisis humanitarias del mundo, marcada por una hambruna catastrófica y brotes de cólera devastadores. Los civiles están pagando el precio de la guerra civil.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/H. Mohammed
La guerra, raíz de los desastres de Yemen
Naciones Unidas ha identificado el conflicto como la "causa de fondo" de la crisis yemení. Decenas de miles de personas han muerto desde que empezó la guerra en 2014, cuando los rebeldes hutíes se lanzaron a conquistar la capital. En marzo de 2015, la coalición liderada por Arabia Saudí lanzó una brutal campaña contra estos que ha recibido fuertes críticas por el alto número de víctimas civiles.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/H. Mohammed
Los combates impiden que la comida llegue a los hambrientos
Por culpa del conflicto, la ayuda humanitaria no ha podido llegar aún a gran parte de la población civil. El resultado: más de dos tercios de sus 28 millones de habitantes están en situación de "inseguridad alimentaria". Casi tres millones de menores, embarazadas y mujeres lactantes están desnutridos, según el Programa Mundial de Alimentos.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/H. Mohammed
Desplazados: crisis que convergen
Más de tres millones de personas han sido desplazados por el conflicto, incluyendo comunidades marginalizadas como los "akdam", una minoría proveniente de África. Pese a la guerra civil, muchos huyen de Somalia y se dirigen a Yemen, convergiendo así dos de las principales crisis migratorias del mundo. En Yemen hay alrededor de 250.000 refugiados somalíes.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/H. Mohammed
El cólera, una epidemia mortal
El número de presuntos casos de cólera ha excedido los dos millones y al menos 3.700 personas han muerto por esta infección bacteriana que se transmite por el agua. Si bien el cólera tiene en teoría fácil tratamiento, puede matar al enfermo en cuestión de horas si no tiene acceso a este.
Imagen: Reuters/K. Abdullah
Víctimas inesperadas de la "guerra contra el terrorismo"
En Yemen, la violencia va más allá del conflicto civil: el país es considerado un frente estratégico en la guerra contra el terrorismo. En él se encuentra la base operativa de Al Qaeda en la Península Arábiga. Estados Unidos a menudo utiliza drones para atacar a líderes de la organización terrorista, pero con muchas las vidas civiles que se ha llevado también por el camino.
Imagen: picture-alliance/dpa/Y. Arhab
El futuro de los niños, marcado por la tragedia
En un país paralizado por el conflicto, los menores son uno de los grupos con mayor riesgo. Más de 12 millones de niños necesitan ayuda humanitaria, de acuerdo con la ONU. El sisema educativo del país está "al borde del colapso", mientras que los niños están muriendo "de causas prevenibles, como la malnutrición la diarrea o las infecciones del tracto respitatorio", según la organización.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/H. Mohammed
La paz, un futuro escurridizo
Pese a los numerosos intentos de negociaciones de paz auspiciadas por la ONU, el conflicto no se ha detenido. Riad ha prometido seguir apoyando al Gobierno del presidente reconocido internacionalmente, Abdo Rabu Mansur Hadi. Por el otro lado, los rebeldes hutíes piden la formación de un Gobierno de unidad para lograr una solución política. La esperanza de un acuerdo de paz sigue siendo vaga.