Nunca antes la toma de posesión de un presidente de Estados Unidos había generado tanta desconfianza en Alemania, tanto entre los políticos como entre la población. Solo algunos empresarios ven oportunidades.
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"Si Trump hubiera sido candidato en Alemania, no habría ganado”, dice Michael Kunert, director del instituto de estadísticas Infratest Dimap. Sus sondeos muestran que, tras la elección de Trump, la confianza de los alemanes en Estados Unidos se desplomó. A la pregunta: "¿Es EE.UU. un socio fiable?", antes de la elección contestó cada segundo alemán que "sí". Después de la elección, sólo uno de cada cinco respondieron positivamente.
"La desconfianza alemana se extiende a todo el sistema político y electoral que hizo posible la victoria de Trump”, agrega Kunert. "Donald Trump me causa mucha preocupación", dice una joven transeúnte en el distrito gubernamental de Berlín y agrega que la aterra "no solo que haya ganado con mentiras, sino que es muy peligroso que otros políticos populistas se sientan ahora respaldados”, explica.
Marion Rößner, una partera en Berlín, está preocupada por la suerte de sus amigos en Estados Unidos. Kurt Weser, de la ciudad de Limburg an der Lahn, se preocupa, por su parte, por razones políticas: la cooperación en conflictos internacionales y el futuro de la OTAN. "Lo que se ha dicho Trump hasta ahora no es muy convincente. Habrá que esperar a ver qué pasa", recomienda.
Escepticismo en la clase política
Una entrevista con Donald Trump, hecha por el amarillista periódico alemán Bild, sin que los periodistas le pidieran ninguna explicación a las palabras insultantes sobre la OTAN y la canciller Merkel, confirmaron la idea que se tiene del nuevo presidente de Estados Unidos. "No hay ninguna indicación de que su mandato vaya a ser bueno", dijo Rainer Arnold, portavoz de defensa del partido socialdemócrata (SPD) en el Bundestag. Arnold pone sus esperanzas en el sistema político de Estados Unidos.
Roderich Kiesewetter, presidente de la fracción conservadora del Comité de Asuntos Exteriores, apunta en la misma dirección. "No se debe ignorar el escepticismo, pero tampoco nos podemos dejar paralizar por la decepción: "Los europeos tenemos muchas cosas positivas con las que podemos enfrentar a Trump: nuestra democracia, la concepción de la política y las libertades individuales de los alemanes y de los ciudadanos de los países vecinos. Trump nos puede hacer recapacitar sobre nuestras propias fortalezas. Es una oportunidad para Europa", dice Kiesewetter.
Pero su colega parlamentario de La Izquierda, Jan van Aken, no se hace ilusiones: "Trump será la horrible agravación de la política exterior de George W. Bush", advierte.
Optimismo en el empresariado
"Tanto en la política como en la economía se habla de riesgos considerables con Trump, pero entre los hombres y mujeres de negocios hay una tendencia a considerar el cambio en la presidencia de EE. UU. como positivo", dice a DW Renate Köcher, directora del Instituto de demoscopía Allensbach.
Mientras la mitad de los altos cargos políticos cree que bajo Trump las relaciones de Estados Unidos con Europa se deteriorarán, el 64% de los empresarios espera que cree oportunidades para sus negocios. "En el mundo de los negocios hay que ser optimistas”, explica Köcher.
El muro de Trump: ¿de acero o cemento?
Donald Trump tiene un objetivo: construir un muro. Este sería el mayor proyecto de construcción para el magnate de bienes raíces. Actualmente ya existe una valla de acero y alambre de púas entre México y EE.UU.
Imagen: Reuters/J. L. Gonzalez
Trump y las obras de construcción….
“Voy a construir un muro en nuestra frontera sur… nadie construye mejor que yo, y voy a hacer que México pague por esta valla”. Esto es lo que dijo el presidente electo de los Estados Unidos de América durante su campaña electoral. Él ya ha construido principalmente casas de varios pisos y hoteles. El muro fronterizo es la prioridad de sus puntos sobre política de inmigración.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/C. Torres
No es nada nuevo
La frontera entre EE.UU. y México tiene 3.200 kilómetros de largo, de los cuales 1.100 ya están cercados. La frontera cubre cuatro estados estadounidenses y seis estados mexicanos. Pasa a través del desierto y grandes ciudades. Hay sólo una pequeña parte de la frontera en Nuevo México que está abierta. Otros sitios son vigilados por las fuerzas de la protección de fronteras de EE.UU.
Imagen: Reuters/M. Blake
Obstáculo de acero
Se estima que cada año llegan cerca de 350.000 ilegales a EE.UU. Una gran parte proviene de México. El que vive ilegalmente en Estados Unidos tiene muchos problemas. Algunos mexicanos son tolerados, pero sus familias, al otro lado de la frontera, no obtienen una visa. Los inmigrantes buscan una vida mejor, trabajo y más dinero para sus familias.
Imagen: picture-alliance/dpa/A. Zepeda
Un pequeño roce
Muchas familias están separadas por la valla. Un abrazo es imposible. Apenas se pueden rozar las manos que pasan entre las vigas de acero. La esperanza de volverse a reunir se esfuma con la elección de Donald Trump.
Imagen: picture-alliance/ZumaPress/J. West
Las amenazas no los asustan
“Cuando México envía a su gente, no envía a los mejores”, dijo Trump durante su campaña.” “Envían gente con muchos problemas. Son drogadictos, delincuentes, violadores. Algunos, supongo, son buenas personas”. Trump quiere deportar a los ilegales, al menos a los criminales. A pesar de las amenazas, muchos mexicanos mantienen su planes de irse a Estados Unidos.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/G. Bull
Desierto, frontera y de regreso…
Para algunos mexicanos su sueño terminó en la frontera. Se encuentran en la cárcel o muchas veces llegan a morir. Medios de comunicación critican a las fuerzas de seguridad estadounidenses que vigilan la frontera. Seis mexicanos inocentes fueron abatidos. Nadie fue condenado. Sólo en 2015, un miembro de la protección fronteriza de Estados Unidos fue acusado por un fiscal federal.
Imagen: Reuters/D.A. Garcia
La escopeta asusta a invitados no deseados
Jim Chilton, un agricultor estadounidense, vigila su propiedad. Su granja de 200.000 metros cuadrados se encuentra al sureste de Arizona y limita con México. Sólo se interpone una cerca de alambre de púas. Chilton se siente reponsable de su propia seguridad y lleva siempre su arma de fuego.
Imagen: Getty Images/AFP/F.J. Brown
Un final curioso
“Muro de la tortilla“ es el nombre coloquial, más bien despectivo, que se da a los 22,5 kilómetros que hay entre el paso fronterizo de Otay Mesa en San Diego, California, y el Océano Pacífico.
Autor: Sabrina Pabst / (KM)