El discurso del presidente estadounidense en Davos no planteó nada nuevo. Pero la intervención de Trump puso en evidencia los límites del Foro Económico Mundial, a juicio de Andreas Becker.
Publicidad
Mucho se había especulado en los últimos días acerca del discurso del presidente Donald Trump en la última jornada del Foro Económico Mundial de Davos. ¿Haría concesiones, diría algo sobre el libre comercio y los tratados multilaterales?
A fin de cuentas, el lema del foro era este año: "Crear un futuro mancomunado en un mundo atomizado”. Un slogan que algunos interpretaron como un premeditado distanciamiento de la política de Trump.
Sin embargo, tras 15 minutos de discurso, estaba todo claro: Trump dijo precisamente lo que siempre ha dicho. Alabó su política, gracias a la cual la economía estadounidense va viento en popa y se crean empleos. Subrayó que los intereses de su país, naturalmente, tienen prioridad para el, acotando que cualquier otro jefe de Estado debería actuar de igual modo. Insistió en que sin acuerdos justos no podía haber libre comercio. También eran conocidos desde hace tiempo sus planteamientos en cuanto a la inmigración (sólo si favorece a Estados Unidos) y a Corea del Norte e Irán (mostrar firmeza).
Autoalabanzas y propaganda
A todas luces, Trump no quiso desviar la atención de su principal propósito: promocionar las inversiones en su país. Reiteradamente invitó a los grandes del mundo de las empresas y las finanzas, reunidos en Davos, a aprovechar las oportunidades y hacer negocios en Estados Unidos. Eso, ciertamente, no es una peculiaridad de Trump: todos los gobernantes alaban las condiciones de inversión en sus respectivos países.
Trump, a lo sumo, es más directo. "America is open for business”, afirmó, asegurando que el mismo vela por ello, con bajos impuestos, energía barata y reducción de la burocracia y las regulaciones.
El fundador del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, alabó en su bienvenida la reforma tributaria de Trump, indicando que también da un impulso a la economía mundial. El hecho de que el Fondo Monetario Internacional considere que ese impulso será solo de corto aliento, hasta que los déficits fiscales y las deudas estatales vuelvan a provocar problemas, no importó mayormente. También otros representantes empresariales, entre ellos el jefe de Siemens, Joe Kaeser, aplaudieron la rebaja tributaria de Trump para las empresas.
La médula de Davos
Con el discurso de Trump quedó en evidencia, con mayor claridad que otras veces, aquello que no logran ocultar todos los debates sobre distribución injusta de la riqueza, globalización con equidad, el futuro del trabajo, criptomonedas, inteligencia artificial, ciencia y arte: que el Foro Económico Mundial es, en lo medular, un encuentro anual de inversionistas, dedicado a hacer negocios. Todo lo demás puede ser importante y correcto, pero es solo accesorio.
No obstante, Schwab tiene razón al subrayar continuamente cuán importantes son los acuerdos y la cooperación multilateral en este mundo de hoy. Porque el principio de Trump, según el cual la situación del mundo mejora cuando a las empresas les va bien, no sirve para resolver problemas globales como la destrucción del medio ambiente y la migración.
En Davos se habla de ellos solo de manera informal. La ardua pugna por lograr acuerdos se lleva a cabo en lugares menos glamorosos, en el marco de cumbres y organizaciones como la ONU.
El Foro Económico Mundial se propone, según su propia publicidad, "mejorar el estado del mundo”. Pero no tiene ni la mitad de la importancia que quisiera hacer creer que tiene.
El primer año de mandato de Donald Trump en portadas
Donald Trump asumió el poder de Estados Unidos el 20 de enero de 2017. Desde entonces, la prensa se ha servido de su imagen para ilustrar numerosas historias.
Imagen: picture-alliance/dpa/EPA/Time Magazine
El nuevo estadista
Esta portada de fines de 2016 seguramente complació al entonces recién electo mandatario. La revista Time escogió a Donald Trump como Persona del Año, un título que alguna vez recayó en Konrad Adenauer, John F. Kennedy y Martin Luther King, además de Adolf Hitler y Josef Stalin. En realidad se elige a quien, "para bien o para mal, ha hecho más que otros por influir en los acontecimientos del año".
Imagen: picture-alliance/dpa/EPA/Time Magazine
Con el bigote de Hitler
Incluso antes de la elección de Trump, la revista mexicana Letras Libres dejó muy en claro qué opinaba sobre el empresario, usando las palabras "fascista americano" para formar un bigote como el de Hitler sobre los labios de Trump. Construir un muro en la frontera con México y tomar drásticas medidas contra los inmigrantes mexicanos fueron algunas de las promesas electorales del republicano.
Imagen: Letras libras
El famoso muro
Dos semanas después de la elección de Trump, The New Yorker comentó con creatividad la promesa de construir un muro fronterizo en el sur. Desde formas sutiles hasta descripciones más explícitas... todas las alternativas fueron usadas por la prensa internacional para comentar las políticas propuestas por el nuevo presidente de Estados Unidos.
Imagen: The New Yorker
Una pregunta retórica
Conocida por su estilo confrontacional, la revista francesa Charlie Hebdo también hizo de las suyas con el nuevo presidente de Estados Unidos. Con esta imagen que hace alusión a los infames comentarios de Trump sobre manosear a las mujeres, la edición del 16 de noviembre de 2016 se preguntaba "¿era necesario que le confiáramos el botón nuclear a él?".
Imagen: Charlie Hebdo
Los Simpson lo predijeron
Donald Trump como presidente de Estados Unidos. Lo que se suponía era un chiste de Los Simpson (Lisa recibía el Gobierno de manos de Trump con números rojos) se hizo realidad 16 años más tarde. El diario británico The Sun se refirió a la "profecía" mostrando a Homero en shock por los acontecimientos y reaccionando con su clásico "¡D'oh!"
Imagen: The Sun
American psycho
El periódico centroizquierdista francés Libération reaccionó a los resultados de las elecciones estadounidenses con sarcasmo. El titular fue tomado de una novela de Bret Easton Ellis, "American Psycho". Su narrador y personaje principal, Patrick Bateman, es rico, superficial y narcisista. Parecido a Trump, aunque el personaje de ficción es también un asesino serial.
Imagen: Libération
Niño al volante
Tras la asunción de Trump, The New Yorker centró sus comentarios en el comportamiento infantil del hombre que comanda los destinos del país más poderoso del mundo. "Cada tanto, escuchas noticias sobre un niño que, de alguna forma, se las arregla para conducir el vehículo familiar por la ciudad hasta que finalmente es atrapado por la ley", dijo el artista responsable de la portada, Barry Blitt.
Imagen: The New Yorker
Decapitando la libertad
Una caricatura de Donald Trump sosteniendo en sus manos un cuchillo ensangrentado y la cabeza de la Estatua de la Libertad: la portada del semanario alemán Der Spiegel repercutió a nivel mundial. Es una reacción a la política de "EE.UU. primero" que impulsa Trump y a sus amenazas a la democracia, incluida su orden ejecutiva de impedir el ingreso a personas provenientes de siete países musulmanes.
Imagen: picture-alliance/dpa/K.-U. Wärner
Portavoz de los supremacistas blancos
Tras una reunión de ultraderechistas en Charlottesville, Virginia, un hombre condujo su automóvil contra una multitud que se oponía al encuentro de radicales, matando a una mujer e hiriendo a 19 personas. Trump dijo que entre los supremacistas blancos había "gente muy buena", un comentario que fue elogiado por el líder del Ku Klux Klan, David Duke. The Economist reaccionó con esta portada.
Imagen: The Economist
Rompiendo un tabú: la comparación con Hitler
El semanario alemán Stern fue un paso más allá al retratar a Trump envuelto en la bandera de EE.UU. y haciendo el saludo nazi. La historia tuvo el título "Sein Kampf" ("Su lucha"), un juego de palabras con el libro "Mi Lucha", de Adolf Hitler. La portada recibió críticas del Consejo Central de Judíos por menospreciar los crímenes de Hitler. Usar los símbolos nazis es todo un tema en Alemania.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Sohn
Chico perezoso
En agosto de 2017, Newsweek describió a Trump como un adicto a la comida chatarra y a la televisión basura. El encabezado dice "Chico perezoso: Donald Trump está aburrido y cansado. Imagine cuán mal se sentiría si hiciera algo". La crítica apuntaba a que en seis meses en el poder, pasó 40 días en clubes de golf y no había conseguido aprobar ninguna ley importante.
Imagen: Newsweek
A propósito de noticias falsas
A Trump le gusta describir a cualquier medio que lo critique como parte de las "noticias falsas", pese a que él mismo es bastante conocido por torcer la verdad. Su falsa portada de Time donde se elogia su programa d"The Apprentice" está enmarcada y se exhibe con orgullo en al menos cinco de sus clubes de golf. Esta historia parece reflejar a la perfección el narcisismo y las "fake news" de Trump.