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Trump: los peligros sueltos

Gero Schließ 16 de diciembre de 2015

Tras los ataques de París y San Bernardino, los republicanos debatieron sobre la lucha contra el terrorismo. Que la voz cantante la llevara Donald Trump habla mucho de los candidatos y del partido, analiza Gero Schliess.

TV-Debatte mit Donald Trump und Ted Cruz
Imagen: Reuters/Mike Blake

Donald Trump nunca ha estado más cerca de su objetivo de convertirse en candidato presidencial de los republicanos que tras el último debate. Lo que al comienzo de su campaña parecía algo más bien ilusorio, tras el quinto enfrentamiento entre los presidenciables republicanos se ve con mayor claridad que el hombre que ha atacado a grupos religiosos enteros podría convertirse en el representante de los republicanos en las próximas elecciones.

Donald Trump llegó como el favorito a Las Vegas. Y dejó el escenario del debate aún más fortalecido. A menos de 50 días de las primeras votaciones importantes, en el estado de Iowa, sin duda se trata de un enorme éxito para él. Esa tarde, Trump se mostró como un candidato superior a los demás y guió el curso del debate: por él la seguridad interior y la lucha contra el terrorismo se convirtieron en el principal foco de la discusión.

Y en esos temas, sorprendentemente, Trump es visto por los votantes, según las encuestas, como el más capacitado entre todos los candidatos republicanos. Y eso, a pesar de sus ataques verbales contra los latinos y los musulmanes, que se han vuelto cada vez más desvergonzados. Incluso dentro de la dirección del Partido Republicano esto último le ha valido muchas críticas.

Bush puede repuntar

La pregunta a responder en este debate fue si el éxito de Trump ayudará a otros candidatos a salir del fondo de las encuestas. La respuesta a esa pregunta podría sorprender a muchos: sí, y Jeb Bush da muestras de ello al superar en varios aspectos a Trump. Trump es un candidato caótico y también sería un presidente caótico, dijo Bush casi al comienzo. Como la mayoría de sus competidores, Bush criticó la propuesta del empresario de impedir el ingreso a Estados Unidos de todos los musulmanes. A diferencia de Trump, Bush se mostró más convincente en asuntos políticos complejos, como la lucha contra el terrorismo, la solución de la guerra en Siria o la política migratoria. Si esto ayudará a última hora a su muy alicaída candidatura es algo que no se sabrá sino con los sondeos de la próxima semana.

Trump, el hombre de teflón al que todas las cosas resbalan, sufrió ataques más moderados de los otros competidores. El ultraconservador Ted Cruz, senador de Texas, es un competidor serio que ha crecido. Según los últimos sondeos, Trump perdió el primer lugar en Iowa a manos de Cruz. Una de las preguntas más interesantes antes del debate era si, ante este escenario, se produciría un enfrentamiento más duro entre Cruz y Trump. Pero ambos dejaron de lado el enfrentamiento, se trataron con guante blanco e incluso dieron señales de hermandad. Parece lógico que optaran por reservar municiones para el enfrentamiento final. Posiblemente hay entre ellos un acuerdo tácito para repartirse el poder: uno como presidente, el otro como vicepresidente.

Riesgos para la seguridad

Debate en TV de los postulantes republicanosImagen: Reuters/M. Blake

El joven senador Marco Rubio, de Florida, que en los últimos debates había conseguido ampliar su base de apoyos, se distinguió por concentrar sus ataques en Cruz, pero se mantuvo en un nivel muy por debajo de sus anteriores participaciones. Menos sorprendente fue la escasa relevancia que consiguió Ben Carson, de poca experiencia en temas de política exterior.

Bush dijo en uno de sus ataques a Trump que el millonario obtiene sus conocimientos de política exterior de los programas de conversación televisivos, dejando en evidencia una realidad que no solo afecta a Trump, sino a casi todos los candidatos republicanos, que brillaron más por su ignorancia, incapacidad y una visión simplista del mundo que por otra cosa. La canciller Angela Merkel y otros líderes europeos deberían preocuparse de solo pensar que alguno de ellos podría hacerse cargo de la política exterior y de seguridad de la principal potencia mundial. Merkel espera en silencio un triunfo de Hillary Clinton, como muchos estadounidenses que se preocupan por el extremismo de algunos republicanos. En este debate no hubo mucha discusión sobre los problemas de seguridad. En realidad, muchos de ellos serían un peligro suelto si recibieran el beneplácito de los votantes y alguno se convirtiera en presidente de Estados Unidos.

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