Washington dejó plantada a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en audiencias sobre la política migratoria y de asilo de Donald Trump a las que había sido convocado.
Publicidad
La audiencia principal era una convocada de oficio por la comisión, que quería preguntar al Gobierno norteamericano por las órdenes ejecutivas de Trump sobre inmigración y la que dio inicio al proceso para la construcción del muro en la frontera con México. Cree que pueden violar estándares legales de la región y ser discriminatorias hacia los migrantes hispanos y musulmanes.
Los comisionados se encontraron sin embargo con cinco sillas vacías en una sala de audiencias repleta de público y prensa ante la expectación que el tema había despertado. "Quiero lamentar la ausencia del Estado, que impide el ejercicio democrático de conocer distintas posturas", dijo el brasileño Paulo Vannuchi.
La CIDH, órgano autónomo de la Organización de Estados Americanos (OEA), se encarga de vigilar el cumplimiento de los derechos humanos en el continente.
Tampoco acudió la administración Trump a una audiencia sobre elf secuestro de dos ciudadanos japoneses en Perú durante la Segunda Guerra Mundial y a otra sobre políticas que impiden el acceso al asilo.
¿Estrategia de Trump de retirada para luego presionar?
Justificó su decisión con el hecho de que los asuntos a tratar están ante la Justicia. "No es apropiado para Estados Unidos participar en estas audiencias mientras estos temas están en litigio en tribunales estadounidenses", manifestó Mark Toner, portavoz del Departamento de Estado. Sus expertos legales, dijo el Ejecutivo, recomendaron no acudir.
La CIDH no ha ocultado su preocupación por las órdenes ejecutivas más controvertidas que Trump ha firmado desde su llegada a la Casa Blanca el 20 de enero. A principios de febrero, instó a Estados Unidos a dejarlas de hecho sin efecto. Las organizaciones de la sociedad civil que acudieron a la cita para solicitar que sean derogadas unas medidas que consideran que violan los derechos humanos de inmigrantes y refugiados recriminaron al Gobierno estadounidense estar aislándose internacionalmente con actuaciones como la de hoy.
"Es una política de aislamiento propia de regímenes autoritarios", denunció Jamil Dakwar, director del programa de derechos humanos de American Civil Liberties Union (ACLU), una de las 14 organizaciones invitadas a hablar por la comisión.
JOV (dpa, efe)
¿Cuánto poder tiene el presidente de EE. UU.?
Quien ocupe la Casa Blanca tiene poder global, o al menos eso se supone. Pero las cosas no son tan claras. Las facultades del mandatario estadounidense son limitadas, aunque el sistema le deja resquicios.
Imagen: Klaus Aßmann
Lo dice la Constitución
La gestión del presidente de Estados Unidos dura cuatro años. Luego de dos periodos, como máximo, debe irse. El presidente es el jefe de Estado y de Gobierno. Él dirige el sistema gubernamental. Dentro de sus tareas está llevar a cabo las leyes expedidas por el Congreso. Cerca de cuatro mil personas trabajan para el Ejecutivo. Es el diplomático del más alto rango.
Imagen: Klaus Aßmann
Control y rendición de cuentas
Los tres poderes tienen facultades para controlarse entre sí. El presidente puede otorgar indultos y nombrar jueces federales con la aprobación del Senado. El presidente nombra, entre otros, a sus ministros y embajadores y somete losnombramientos al Senado. Es uno de los controles legislativos al Ejecutivo.
Imagen: Klaus Aßmann
El "Estado de la Unión"
El presidente debe informar al Congreso sobre la situacion del país, y actualmente esto sucede a través del Discurso sobre el Estado de la Nación. En él no puede proponer iniciativas de ley, pero el mandatario sí está facultado para subrayar temas de importancia nacional. Con ello, el presidente puede ejercer en público cierta presión política sobre el Congreso.
Imagen: Klaus Aßmann
No puede decir simplemente "no"
Las leyes aprobadas por el Congreso entran en vigor solo con la firma del Presidente. Pero el Presidente puede interponer un veto. La ley vuelve entonces al Congreso. El Congreso puede levantar el veto, con los votos de por lo menos dos terceras partes de los legisladores. Según el Senado, en Estados Unidos han sido revertidos 111 de 1.500 vetos regulares; es decir, poco más del siete por ciento.
Imagen: Klaus Aßmann
Zonas grises
Ni la Constitución ni los fallos de la Corte Suprema establecen límites definitivos al poder del presidente. Una interpretación jurídica da pie al llamado "veto de bolsillo". Bajo condiciones muy específicas, el presidente puede "esconder en su bolsillo" iniciativas de ley, que son declaradas sin vigencia. El Congreso no puede anular este tipo de veto, que ha sido usado más de mil veces.
Imagen: Klaus Aßmann
Indicaciones que son leyes
El presidente le puede dictar a sus colaboradores en el gobierno cómo deben cumplir sus obligaciones. Las llamadas "órdenes ejecutivas" tienen carácter de ley y nadie las debe aprobar. Pero estas indicaciones pueden ser revertidas en la corte, o el Congreso pude emitir un "antídoto" en forma de una ley. El presidente entrante no puede revertir las órdenes ejecutivas de su predecesor.
Imagen: Klaus Aßmann
Saltándose al Congreso...
El presidente puede negociar acuerdos con otros países, aunque al final se necesita la aprobación de dos terceras partes del Senado. Para librar este obstáculo, los presidentes recurren a los llamados "acuerdos ejecutivos". Son convenios que no deben pasar por el Congreso. Están vigentes mientras el Congreso no presente objeciones que anulen la vigencia de los acuerdos.
Imagen: Klaus Aßmann
Declaraciones de guerra
El presidente es el comandante supremo de las fuerzas armadas. Pero es el Congreso el que declara la guerra. No está claro en qué medida el presidente puede dirigir al país a un conflicto armado. El Congreso consideró que con la Guerra de Vietnam se cruzó un límite de tolerancia, y reaccionó emitiendo algunas leyes. El presidente puede abrogarse facultades mientras no haya reacción del Congreso.
Imagen: Klaus Aßmann
El control definitivo
Si un presidente abusa de su poder, la Casa de Representantes puede iniciar un procedimiento de destitución del cargo. Hasta la fecha, ha sido invocado en dos ocasiones, sin éxito. Pero hay un instrumento jurídico más poderoso: el Congreso decide sobre los presupuestos: aprueba las partidas y puede cerrar las arcas públicas al presidente. Autora: Uta Steinwehr (Ilustraciones: Max Assmann)