Trump promete a la NRA velar por la Segunda Enmienda
5 de mayo de 2018
El presidente estadounidense reconoció ante los miembros de la Asociación Nacional del Rifle que los derechos de posesión de armas están siendo "asediados", pero sostuvo que él los protegerá mientras esté en el cargo.
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En la convención anual de la Asociación Nacional del Rifle (NRA por sus siglas en inglés) en Dallas, el presidente estadounidense Donald Trump reiteró este viernes (04.05.2018) su llamamiento para incluir personal armado en las escuelas como método de disuasión a posibles tiroteos como el de febrero en Parkland, Florida, que costó 17 vidas. La masacre motivó a los estudiantes a realizar manifestaciones a favor de leyes que restrinjan la posesión de armas y se criticó fuertemente a la NRA como grupo de presión contra las legislaciones para el control.
Tras aquel tiroteo, Trump dijo que se debería entregar un arma a los docentes que quisieran portar una, previo entrenamiento en el uso de ellas, lo cual fue respaldado por la NRA. En el discurso de hoy, el mandatario también dijo que París tiene una de las leyes más estrictas del mundo para posesión de armas, pero que ello no impidió el atentado de 2015 en el que murieron 130 personas, llevado a cabo por "un pequeño grupo de terroristas que tenían armas de fuego". Si un empleado de los restaurantes o del teatro atacados hubiera estado armado, los terroristas habrían huido o habrían recibido algún disparo, aventuró Trump.
El mandatario, ante 80.000 miembros de la NRA, les agradeció su apoyo como "a los verdaderos patriotas estadounidenses" que defienden los derechos, la libertad y la "gran bandera de Estados Unidos", y que fueron uno de los grupos que más le avaló en las elecciones de 2016. Trump acudió por segundo año consecutivo a esta cita, después de que su presencia el año pasado en Atlanta (Georgia) le convirtiera en el primer mandatario estadounidense en participar en este evento desde el expresidente número 40, Ronald Reagan (1981-1989).
Una de las frases más repetidas por el magnate neoyorquino fue su promesa de proteger la Segunda Enmienda de la Constitución, que garantiza el derecho de los ciudadanos a poseer y portar armas, y que es el tema central de la 147 reunión anual de la Asociación Nacional del Rifle. Irónicamente, tanto en su intervención como en el discurso que ofreció el vicepresidente, Mike Pence, se prohibió a los asistentes acceder con armas al lugar de la reunión, el Centro de Convenciones de Dallas, una medida tildada de hipócrita por sus detractores.
LGC (dpa/EFE)
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Una "misa" para rendir culto a las armas
La mayoría de las religiones tiende a predicar el amor y la paz; pero ese mensaje suele ser malinterpretado con frecuencia. Como muestra, una misa celebrada en Estados Unidos a la que se asiste armado hasta los dientes.
Imagen: Reuters/E. Munoz
¡Bendito seas, AR-15!
El fusil de salto semiautomático AR-15 es el arma predilecta de los estadounidenses. Fue con esa arma larga que se perpetró la matanza en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas de Parkland, Florida, el 14 de febrero de 2018. Esa es también el arma que más feligreses llevaron a la extraña misa celebrada el 28 de febrero en Newfoundland, Pensilvania (en la imagen, en una versión dorada).
Imagen: Reuters/E. Munoz
Con municiones por corona
A los feligreses se les pidió que asistieran a la misa con una corona; algunas de ellas fueron hechas a base de municiones. Esa ceremonia religiosa fue organizada por un hijo del difunto Sun Myung Moon, el coreano que emigró a EE. UU. y fundó la Asociación del Espíritu Santo para la Unificación del Cristianismo Mundial –más conocida como la secta Moon–, tras autoproclamarse mesías.
Imagen: Reuters/E. Munoz
Tras los pasos de su padre
Originalmente, se suponía que Moon Hyung-jin (coronado, en el lado derecho de la foto) debía asumir el liderazgo de la secta Moon tras la muerte de su padre, en 2012. Pero una rencilla con su madre lo llevó a fundar su propia iglesia. En esta imagen, él bendice a parejas casadas ...y a sus armas.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/J. Larma
¿Derecho divino?
La iglesia le pidió a sus feligreses que llevaran sus armas a la misa como prueba de que creían en el derecho a poseer armas y estaban dispuestos a defenderlo. En su sermón, Moon Hyung-jin alegó que la posesión de armas era un derecho otorgado por dios. Esta ceremonia, que llamó la atención de la prensa, reveló hasta qué punto un segmento de la población estadounidense venera sus arsenales.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/J. Larma
Precauciones de rigor
Las armas traídas a la misa por las alrededor de 250 parejas invitadas fueron inspeccionadas en la entrada de la iglesia para confirmar que estuvieran descargadas. Además, el cargador de las mismas fue sellado para evitar que a alguien se le ocurriera la idea de consumar una masacre en el templo.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/J. Larma
Una clara jerarquía
En la ceremonia religiosa se hizo evidente una clara jerarquía: los puestos delanteros estaban reservados para quienes poseían ametralladoras, fusiles de asalto o metralletas y los asientos traseros, para los dueños de revólveres y otras armas con menor poder de fuego. Los fotógrafos y camarógrafos sólo tuvieron permitido estar de pie al final de la sala.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/J. Larma
¿Riesgo reducido?
Al parecer, cuando los entusiastas de las armas se reúnen, el resto de sus conciudadanos corre menos peligro. Un estudio realizado por científicos estadounidenses revela que, durante el encuentro anual de la NRA, la asociación de los lobbyistas de las armas de fuego en EE. UU., el número de heridos desciende en un 20 por ciento; ese efecto empieza unos días antes y termina varios días después.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/J. Larma
“¡Ya basta!”
En EE. UU. hay 300 millones de armas de fuego en circulación y éstas causan 30.000 muertes cada año. Pero también está creciendo el número de personas que protestan airadamente contra la laxitud de las leyes que regulan la posesión y el porte de armas. Tras la matanza de Florida, ha aumentado la cantidad de jóvenes que se han unido a la causa de exigir controles más severos.