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Trump tiene buenas razones para contenerse

Peter Philipp
16 de septiembre de 2019

Fuentes estadounidenses acusan a Irán de los ataques con drones contra las plataformas petroleras de Arabia Saudita. Pero no pudieron, o no quisieron, presentar evidencias, como en otros casos de presunta autoría iraní.

Yahya Sarea, vocero militar de la étnia huti que reclama la autoría del ataque contra Arabai Saudí.
Yahya Sarea, vocero militar de la étnia huti que reclama la autoría del ataque contra Arabai Saudí. Imagen: Reuters

Aunque Trump no quiso unirse a las rápidas acusaciones contra Irán, sus palabras fueron lo suficientemente claras: Estados Unidos estarían con las armas "desaseguradas", pero primero consultarían con los sauditas sobre cómo responder a este ataque. Al mismo tiempo, Trump aseguró que su país ayudaría a evitar cuellos de botella internacionales en el suministro de petróleo. Ya había dado instrucciones para acceder a las reservas de emergencia estadounidenses si fuera necesario.

Dramáticas consecuencias para el sector energético

El ataque, que se han auto-adjudicado los huthíes yemenitas, podría tener consecuencias dramáticas para el sector energético mundial, ya que las plantas que sufrieron graves daños son las más grandes de su tipo en el mundo. Las consecuencias militares y de otro tipo que se deben temer en la propia región aún no están claras por el momento. Pero sin duda sería erróneo y simplista aceptar las acusaciones estadounidenses contra Teherán. Especialmente basándose en la frecuente acusación de que "Irán suministra armas a los hutíes".

Esto último se sabe desde hace años, pero ¿convierte eso a Irán automáticamente en el culpable? Hasta el momento, no se sabe si el Ejército iraní o "solo" expertos militares están en Yemen respaldando a los huthíes. Los sauditas, por otro lado, son considerados abiertamente por los líderes estadounidenses como "aliados". Y Washington también apoya abiertamente a estos aliados en su guerra de más de cuatro años en Yemen. Con armas estadounidenses, bombarderos estadounidenses e inteligencia estadounidense, la coalición liderada por Arabia Saudita está atacando a Yemen en una guerra que ha cobrado al menos 10.000  muertos entre la población civil.

Peter Philipp.Imagen: DW

Por lo tanto, la tesis de que "el proveedor de armas es el perpetrador" podría aplicarse también fácilmente a Washington. Especialmente porque Estados Unidos es la fuerza impulsora de la "campaña de información" para la guerra de Yemen: esta afirma que los sauditas están detrás del gobierno legítimo de Yemen encabezado por el presidente Hadi y lo ayudan a defenderse de los huthíes, impulsados por Irán. Sin embargo, ni una palabra sobre el hecho de que Hadi había renunciado hace mucho tiempo y había abandonado el país; ni sobre que está más en Arabia Saudita que en Yemen

Irán es diferente de Arabia Saudita

En el pasado, ha habido tensiones frecuentes entre la población chiíta de la zona fronteriza del norte, territorio de los hutíes, y los sauditas. Y en Riad, el príncipe heredero Mohammed bin Salman, tan ávido de acción como de sangre (¿Se acuerdan del asesinato de Khashoggi, el periodista?), pensó probablemente que podría saldar viejas cuentas viejas y poner de paso Yemen bajo control saudí. Lo que no logró en cuatro años, ni siquiera lo soñaría Irán, que nunca ha estado directamente involucrado en un área militar tan remota, aparte de que la importancia estratégica del estrecho de Bab el Mandeb ciertamente no sería una justificación.

Tales cosas deberían ser conocidas en Washington. Tal vez eso explica la vacilación de Trump. Especialmente porque también tiene otra razón: acababa de hacer circular la idea de que podría reunirse con el presidente iraní, Rohani.

(jov/er)

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