Trump visita Polonia, ¿el líder de la "Nueva Europa"?
Gerhard Gnauck
4 de julio de 2017
Antes de la cumbre del G20, Donald Trump se reúne en Varsovia con doce líderes de los países del este de la UE, desde Estonia a Bulgaria, más Austria. Polonia busca asumir el liderazgo de esta “Nueva Europa del Este”.
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Trump dará un discurso esperado en Polonia, justo frente al Monumento a la Insurrección de Varsovia. Durante esta visita Polonia quiere presentarse como buen anfitrión y "país de la libertad", como se suelen jactar los presidentes de Estados Unidos de su propio país.
Varsovia quiere impulsar la iniciativa llamada "Intramares". Según el presidente polaco Andrzej Duda,"Polonia quiere ayudar a construir una comunidad del Este europeo dentro de la OTAN y la UE, para garantizar que Europa Central sea segura y coherente, y dinamizar su desarrollo económico".
Iniciativa "no va contra la UE”
La Iniciativa Intramares apunta a la realización conjunta de obras regionales de infraestructura en Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia. Una de ella sería la construcción de la Vía Carpatia, que recorre el este europeo de norte a sur y viceversa, a lo largo de la frontera oriental de la UE, una de las regiones más pobres.
El abastecimiento libre e independiente de fuentes de energía, como el gas, es uno de los puntos más importantes para la seguridad energética y el aumento de la competitividad de la región. "Todo esto es la "consecuencia lógica" de la pertenencia a la OTAN y la UE”, dijo el presidente de Polonia.
"Intramares”, "Nueva Europa”, gas y soldados
El término "entre los mares" se refería otrora a la región entre el Mar Báltico y el Mar Negro, una antigua zona de influencia de Polonia. Hoy en día, bajo nueva iniciativa, Trump se reúne de nuevo con la "nueva Europa del Este". Y, al menos en Hungría y Polonia, encuentra gobiernos de su línea derechista, vistos con gran escepticismo por sus ataques a la democracia liberal.
Así que en los próximos días podría surgir una nueva solidaridad entre Estados Unidos, por un lado, y esa "nueva Europa" en la frontera oriental de la OTAN. Esta vez, impulsada por dos nuevos factores: los primeros suministros de gas de EE. UU. que le permitirán a Polonia ser independiente de la cambiante política rusa frente a Varsovia. La segunda razón es la visible presencia de tropas de la coalición en Polonia y los países bálticos.
En la primavera de 2017, la OTAN abrió una sede de las tropas para Europa del Este en la ciudad polaca de Elblag. Allí se estacionarán 280 oficiales de 13 países que comandarán a 1.270 soldados, mayoritariamente estadounidenses. Una decisión tomada bajo el Gobierno de Obama como reacción a la agresión rusa contra Ucrania y como respuesta a la amenaza generalizada de Moscú contra la OTAN.
Gerhard Gnauck (JOV /EL)
Lech Walesa, ícono de "Solidaridad"
Consiguió doblegar al comunimo en Polonia. Hoy puede mirar hacia atrás consciente de que su liderazgo sindical ayudó a cambiar el mundo.
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Rebelde, premio Nobel y expresidente
El antiguo líder del sindicato Solidaridad y posteriormente presidente de Polonia consiguió doblegar al comunismo polaco. Lech Walesa ha recibido incontables reconocimientos por sus logros políticos. El 29 de septiembre (de 2013) cumplió 70 años.
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Instigador
Cuando en el verano de 1980 se disparó el precio de la carne, se desató una oleada de huelgas por toda Polonia. Walesa, que había trabajado como electricista en un astillero de Gdansk desde 1967 y que había pasado un tiempo en la cárcel por su activismo a favor del sindicalismo libre, estaba fichado por las autoridades. Aún así, el 14 de agosto se convirtió en líder del movimiento Solidaridad.
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Solidaridad
Tras ocupar los astilleros de Gdansk, trabajadores de toda Polonia probaron suerte con esta táctica. Walesa era el único que negociaba con el Gobierno en nombre del recientemente fundado sindicato Solidaridad. Esta movimiento de trabajadores, sin parangón hasta entonces, pronto se convirtió en una organización independiente con más de 10 millones de miembros.
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Con la bendición de la Iglesia
Tras décadas de gobierno comunista, la mayoría de los polacos seguía manteniendo su fe en la Iglesia católica, resistiéndose a adoptar el ateísmo promovido por el Estado. La influyente Iglesia polaca apoyó desde el principio las movilizaciones obreras. El obispo Henryk Jankowski se codeaba con Walesa, que había sido educado en la fe católica.
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Una larga lucha
El 31 de agosto de 1980 concluyeron las huelgas masivas con un acuerdo entre el comité sindical y la delegación de Gobierno. Se pactó el derecho legal a la huelga, la fundación de un sindicato independiente, mejoras en el sistema social y la liberación de prisioneros políticos. En noviembre, un tribunal de Varsovia legalizó el movimiento Solidaridad.
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De líder a prisionero
Hasta diciembre de 1981, Walesa dirigió el Comité de Coordinación Nacional de Solidaridad. Cuando, ese mismo mes, el líder del partido comunista y primer ministro Wojciech Jaruzelski decretó la ley marcial, Walesa fue encarcelado durante casi un año en una prisión cercana a la Unión Soviética.
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1983: Premio Nobel de la Paz
En 1982, la revista Time declaró a Walesa como el "hombre del año". Tras esta distinción, llegaron otros reconocimientos. Cuando se anunció a Walesa como destinatario del Nobel de la Paz en 1983, el líder sindicalista pensó que el Gobierno comunista no le dejaría entrar de nuevo en el país si asistía a la ceremonia de entrega. Su esposa y su hijo de 13 años recogieron el Premio en Oslo.
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Dona el dinero del Premio Nobel
Cientos de creyentes fueron testigos de cómo Walesa dedicó el Premio Nobel a la Virgen Negra, en la ciudad de Częstochowa, al sur del país, uno de los lugares más importantes de peregrinación de la Iglesia católica. Walesa donó el dinero del galardón sueco a una fundación de ayuda a los necesitados.
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Pulso al Gobierno
En 1983, Walesa pidió permiso para volver a los astilleros de Gdansk, pero debió permanecer bajo arresto domiciliario hasta 1987. El movimiento Solidaridad continuó convocando huelgas en minas, astilleros y sector transportes entre 1981 y 1988.
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El Papa
Walesa conoció al papa Juan Pablo por primera vez en julio de 1983, durante una visita del prelado a su país. Ocho años después, Walesa besó la mano del pontífice convertido en el primer presidente de la Polonia postcomunista. Lo hizo mientras sostenía en la mano la primera edición de la Constitución polaca, de 200 años de edad.
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Retirarse con dignidad
A finales de 1995, Walesa había perdido el apoyo del pueblo polaco y no fue reelegido presidente. Pero todavía disfrutaba del aprecio del resto del mundo, incluyendo al Dalai Lama, que se arrodilló ante el hombre que logró grandes cambios en Polonia.
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Amistad germano-polaca
En Alemania se considera que Walesa allanó el camino de la reunificación. En el vigésimo aniversario de la caída del Muro de Berlín, Walesa acudió como símbolo de la reconciliación entre Polonia y Alemania.
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Un icono decadente
Hoy día se mira a Lech Walesa con actitud crítica, entre otras razones, por sus declaraciones discriminatorias contra los homosexuales. Una película del famoso director Andrzej Wajda, proyectada este año en el Festival de Venecia, presenta al exlíder no exento de defectos.
Imagen: Labiennale
Multitud de reconocimientos
El camino de Lech Walesa desde electricista a premio Nobel y presidente de Polonia ha sido largo. Actualmente cuenta con doctorados honoríficos y distinciones. Puede echar la vista atrás y recordar cuando, hace más de tres décadas, lideró a quienes buscaban un cambio político en Polonia.