Tras la Guerra de los Seis Días, que tuvo lugar en 1967, Israel ocupó la meseta conocida como los Altos del Golán y, en 1981, la anexionó unilateralmente a su territorio. La comunidad internacional no reconoce la soberanía israelí sobre esa meseta; el Golán nunca ha dejado de ser considerado territorio sirio ocupado. Es por eso que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha causado conmoción global al declarar que pretende aceptar la hegemonía de Israel sobre el Golán como un hecho. DW habló sobre las implicaciones de este anuncio y de sus posibles secuelas con el politólogo Peter Lintl, de la Fundación Ciencia y Política (SWP), de Berlín.

Deutsche Welle: El presidente Trump dijo que Estados Unidos reconocería los Altos del Golán como territorio israelí. ¿Qué significa esto para Israel, donde tendrán lugar elecciones parlamentarias el próximo 7 de abril?

Peter Lintl: A corto plazo, esto es un regalo electoral para el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. Entre un 80 y un 90 por ciento de la población israelí ya no puede imaginar que los Altos del Golán vuelvan a pertenecer a Siria. Políticamente, el escenario actual luce como un éxito político de Netanyahu. Pero hay que esperar para saber qué implica todo esto para el proceso de paz palestino-israelí anunciado por Trump. Hay dos posibilidades: por un lado, puede que Estados Unidos le pida a Israel hacer concesiones en un proceso de paz a cambio del reconocimiento de los Altos del Golán como territorio israelí. Por otra parte, puede que Estados Unidos deje de considerar a Cisjordania como territorio palestino ocupado para que los asentamientos judíos de Cisjordania sean aceptados.

 Eso quiere decir que la postura de Trump de cara a Cisjordania puede tener secuelas en Cisjordania y la Franja de Gaza…   

Para Israel, lo anunciado por Trump tiene mucha fuerza simbólica. Dentro del Gobierno israelí es posible que exista una mayoría que exige anexionar un segmento de Cisjordania o toda Cisjordania. Esas facciones podrían sentirse envalentonadas por el posicionamiento de Washington. Y eso tendría consecuencias para la situación de los palestinos. Ya ni siquiera se quiere hablar del proceso de paz. Y estas circunstancias van en sentido contrario a lo que pretende conseguir la política de la Unión Europea. El bloque comunitario sigue buscando una solución de dos Estados y describiendo las anexiones y las ocupaciones como prácticas reñidas con el Derecho Internacional.

¿Cómo es percibido el anuncio de Trump por la comunidad internacional?

Es percibido como un golpe a la convención que Occidente ha mantenido durante décadas, con Estados Unidos como líder: la convención de que el Derecho Internacional es la columna central de la comunidad internacional. Los Estados Unidos se están desmarcando de esta noción. Esa es una señal de que Estados Unidos ha dejado de creer en los valores del multilateralismo y del derecho internacional.

¿Cree usted que otros Estados sigan el ejemplo dado por Estados Unidos?

No sé si a corto plazo, pero seguramente a mediano plazo. Yo puedo imaginarme al Brasil de Bolsonaro y a las Islas Filipinas de Duterte siguiendo sus pasos. Sin embargo, no puedo imaginarme a Hungría y a Polonia haciendo lo mismo porque esos países tienen raíces demasiado profundas en Europa. La pregunta de rigor es, por supuesto, cómo lidiamos ahora con las críticas a Rusia si nos despedimos del multilateralismo y de la aplicación del Derecho Internacional. Putin podría argumentar: ‘si Estados Unidos apoya la anexión del Golán por parte de Israel, a pesar de ser una moción que viola el Derecho Internacional, ¿qué argumento hay en contra de que Rusia haya anexionado a la península ucraniana de Crimea?'

(erc/cp)

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