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Turbulencias bancarias desde EE.UU hasta Alemania

Luna Bolívar Manaut2 de agosto de 2007

Los bancos alemanes cierran filas. “Todos estamos en el mismo barco”, dicen, y salen al rescate, incluso con dinero público, de quien arriesgó demasiado en el juego inmobiliario estadounidense, un sector ahora en crisis.

El Banco Industrial Alemán (IKB) ha tenido que ser salvado del desplome.Imagen: picture-alliance/dpa

Años de tipos de interés bajos y créditos blandos que llegaban a cubrir hasta el 100% del coste de las propiedades incentivaron muchas compras con frágiles bases en Estados Unidos: un sector, el hipotecario, arriesgado para las inversiones, en el que se podía ganar, pero también perder.

Perder, por ejemplo, si al subir los intereses de los préstamos, los pequeños deudores de las bases inestables no pueden pagar sus créditos, al tiempo que los bienes inmobiliarios que debían servir como seguro al prestamista reducen su valor.

Entonces, la cadena de acontecimientos comienza por afectar a los bancos crediticios del país, al curso de sus acciones y a la bolsa, y acaba por hacerse notar en las entidades bancarias extranjeras implicadas en el sector, en el curso de sus acciones y en sus bolsas correspondientes. Así ha llegado hasta Alemania la crisis del mercado hipotecario estadounidense.

Al rescate por el bien de las finanzas

Otros bancos, como el Deutsche Bank, fueron más moderados en sus inversiones.Imagen: AP

Evitar que en el país se desate la peor crisis bancaria desde 1931 es el objetivo de las autoridades financieras alemanas, que han lanzado un “todos para uno” como grito de guerra. “Todos” son grandes bancos privados, como el Deutsche Bank, el Commerzbank o el Dresdner Bank, diversas cajas de ahorro y el público Banco Estatal de Desarrollo (KfW), entre otros. El “uno” se llama IKB, Banco Industrial Alemán, y su director tuvo que dimitir la semana pasada porque la institución amenazaba con derrumbarse, arrasando al sector consigo.

Cuando al deudor de tanto interés empieza a llegarle el agua al cuello y sus posibilidades de pago se tambalean, su crédito recibe el calificativo de “arriesgado” y en muchos casos el banco que lo concedió prefiere venderlo a una tercera empresa, firma que a su vez se financia con préstamos, en ocasiones procedentes del extranjero, como los que solía conceder el IKB.

El Banco de Desarrollo Alemán se dedica a subvencionar proyectos, como este en Bangladesh.Imagen: dw

La crisis que afecta al mercado hipotecario estadounidense estaba pronosticada, por lo que a muchos en Alemania les sorprende la valentía desmedida del IKB, y esto es lo que le ha constado el puesto a su principal directivo. El IKB no es el único banco alemán que ha perdido dinero en Estados Unidos, pero sí el que se encuentra en la situación más grave. Y puesto que el KfW es uno de sus principales accionistas, fue el primero en iniciar la misión de salvamento. Pero, ¿debe un banco estatal pagar por el excesivo amor al riesgo de una entidad privada?

Entre caso aislado y grave situación

La valoración sobre lo mucho o poco que se siente en Alemania la crisis del otro lado del Atlántico varía entre los que apuntan a una catástrofe financiera y quienes relativizan la situación considerando al IKB como un caso “aislado”. La valoración primera coincide casi todas las veces con la de los expertos independientes, la segunda es la que defienden los organismos oficiales.

Peer Steinbrück, ministro de Finanzas (dcha) y Axel Weber, presidente del Banco Federal Alemán.Imagen: AP

“La participación de los bancos alemanes en el mercado inmobiliario estadounidense es clara y por lo general limitada, y se concentra en activos de alta calidad y bajo riesgo, de manera que éstos pueden hacer frente sin problemas a las pérdidas que se hayan producido”, declaró el presidente del Banco Central Alemán (Bundesbank), Axel Weber.

Pero por muy única que quiera presentarse la situación del IKB, lo cierto es que el mercado financiero alemán parece no poder permitirse su descalabro y todos están dispuestos a aportar dinero propio. El diario Die Welt apunta a que la suma de la salvación alcanzará los 3.500 millones de euros: 500 millones a cuenta de la banca privada, 500 millones por parte de las cajas de ahorro y otras instituciones y el resto a cargo del KfW, aunque el reparto aún no está cerrado.

El ministro de Finanzas alemán, el socialdemócrata Peer Steinbrück, ha asegurando que este desvío de fondos públicos no dejará huella ni en los impuestos ni en los presupuestos del Estado. Y, sin embargo, la Asociación de Contribuyentes critica duramente la transacción: “Un banco del Estado no tiene que dedicarse a financiar créditos inmobiliarios en Estados Unidos o asumir el riesgo de los negocios de un banco privado”, opinó Matthias Warneke, director de política financiera y presupuestaria de la organización, en el periódico Taggesspiegel.

Según Warneke, hace tiempo que el KfW y el IKB deberían seguir caminos separados.

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