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Turbulento aniversario

23 de mayo de 2003

Con un llamado a cerrar filas, el canciller Gerhard Schröder urgió a sus correligionarios a tener valor para efectuar los cambios que el país necesita, en el 140. aniversario del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD).

Gerhard Schröder, tras su discurso en la celebración de los 140 años del SPD.Imagen: AP

Los socialdemócratas de seguro habrían preferido otro contexto para celebrar los 140 años de existencia de su partido. Pero los densos nubarrones económicos y los problemas estructurales de la economía alemana han llevado a la colectividad que encabeza la coalición de gobierno en Berlín a una de las situaciones más críticas de las últimas décadas. Con todo, el Partido Socialdemócrata es el que cuenta con mayor número de afiliados en el país y, a fin de cuentas, el solo hecho de haber sobrevivido a todas las hecatombes políticas del siglo XX ya es un gran mérito del que muy pocos pueden jactarse.

Los valores de siempre

"Solidaridad y justicia, esos valores fundamentales de entonces son también los valores de hoy", afirmó el canciller alemán, Gerhard Schröder, en la celebración del 140. aniversario de su partido. La aseveración, que parece de perogrullo tratándose de una colectividad como ésta, se halla sin embargo en entredicho justamente en estos días turbulentos en que el gobierno intenta llevar adelante un doloroso paquete de reformas en el campo de la seguridad social.

El asfixiante problema del desempleo, que afecta a cerca de 4,5 millones de personas en el país, la decaída coyuntura económica y el progresivo envejecimiento de la población, urgen a tomar medidas para evitar el desplome de los sistemas que hasta ahora sólo son sostenidos gracias al endeudamiento fiscal. A estas alturas se ha impuesto en Alemania la conciencia de que a la larga no se puede vivir de prestado, sin hipotecar el futuro de las próximas generaciones. Por lo demás, el pacto de estabilidad monetaria de la Unión Monetaria exige un rigor presupuestario que Berlín no logra de momento mantener.

Llamado a la unidad

Pero la resistencia es grande. Este aniversario encuentra, pues, a los sindicatos en pie de guerra con el gobierno y al partido sumido en una agria polémica interna acerca del camino a seguir. Tanto es así que una de las figuras señeras del ala izquierda del SPD, Oskar Lafontaine, ni siquiera fue invitado a las celebraciones centrales en Berlín. Lafontaine, ex presidente de la colectividad que un día llegara a ser incluso candidato a la jefatura del gobierno y luego abandonara el gabinete por discrepar con Schröder, se ha convertido hoy por hoy en el líder natural de la corriente que defiende el modelo tradicional y las conquistas laborales.

El canciller está consciente de que no será fácil aglutinar a sus huestes y lograr la cohesión en torno a su agenda de cambios. No se cansa por lo tanto de repetir que el propósito es reformar el sistema, justamente para garantizar su supervivencia. En eso ve Schröder el desafío actual y la diferencia con los conservadores, que tienen en mente recortes bastante más sustanciales al modelo de bienestar social. Por lo mismo, el gobernante utilizó hoy un tono resuelto pero conciliatorio al defender su programa, recordando que "la unión hace la fuerza".

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