El intento de golpe de Estado del 15 de julio supuso un antes y un después para Turquía. Su Gobierno responde con dureza a los golpistas, pero los expertos creen improbable el restablecimiento de la pena de muerte.
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El presidente turco, RecepTayyip Erdogan, no se cansa. Desde hace semanas, la “pena de muerte” es un tema recurrente en sus declaraciones tanto en los medios de comunicación turcos como en los internacionales. Y siempre con la misma cantinela: si el pueblo lo deseara, si el Parlamento ratificara la ley, entonces el firmaría, como presidente de Turquía, la ley de restablecimiento de la pena de muerte.
Kristian Brakel, coordinador de la Fundación Heinrich Böll (cercana a Los Verdes alemanes) en Estambul, dijo a DW que “Erdogan es un maestro del populismo. Sabe captar bien el estado de ánimo de la población”, añade el experto. De hecho hubo gente en el país que, tras el intento de golpe de Estado, pedía la pena de muerte, pero solo se trataba de “turbas vociferaciones”.
Interacción entre el presidente y sus seguidores
Konda es uno de los institutos más prestigiosos de sondeos de opinión en Turquía. Según el estudio más reciente de dicha institución, sobre todo los más conservadores, religiosamente hablando, apoyan a su presidente. Cuando se trata de exigir una pena más grave para los golpistas, sus seguidores y el presidente se retroalimentan: “Si el presidente dice que el restablecimiento de la pena de muerte es el deseo del pueblo, tiene más bien que ver con los temas que él y otros políticos quieren trasladar a la población“, opina el experto.
Las Naciones Unidas en Ginebra observan con preocupación la retórica política del país. “Turquía abolió la pena de muerte en 2004. No se aplicó durante 34 años. Su restablecimiento sería lamentable y supondría un gran retroceso para el desarrollo de todo el país”, dijo Ravina Shamdasani, portavoz de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.
Las advertencias de la UE
Shamdasani, sin embargo, advierte de que no hay planes concretos para restablecer la pena de muerte. Se encontraría con muchos obstáculos en el camino, porque tanto en la legislación germana como en la turca es válido el principio de prohibición de retroactividad. Es decir que no se puede imponer otra sanción, sino la que estaba estipulada en el momento de cometerse el delito. “Por lo pronto, el Gobierno turco necesitaría una mayoría cualificda para realizar un enmienda constitucional”, para poder salirse con la suya, de acuerdo al experto alemán. Hasta ahora solo el Partido de Acción Nacionalista (MHP) estaría dispuesto a apoyar al Gobierno. Según Brakel, no bastarían los votos de los partidos AKP y MHP para lograr la mayoría necesaria en este caso.
Shamdasani, de Naciones Unidas, no se anda con rodeos y explica que “Turquía ratificó el segundo protocolo facultativo sobre derechos civiles y políticos en 2006. En él se establece la abolición de la pena de muerte”. En caso de que Turquía planease la reinstauración de la pena de muerte, estaría “atentando claramente contra el Derecho Internacional”.
También la Unión Europea critica duramente las intenciones en Ankara, la capital turca. Brakel cree que las advertencias de Bruselas podrían ser decisivas: “El precio que tendría que pagar Turquía sería demasiado alto. Se acabarían las negociaciones sobre su adhesión a la UE y además perjudicaría económicamente al país”, según el experto.
A Erdogan no parecen interesarle las cuestiones jurídicas u obligaciones a escala internacional. Ante millones de seguidores y un mar de banderas comunicó recientemente que acataría sus obligaciones como presidente, en caso de que el pueblo así se lo encomendara.
La nueva Turquía
El 7 de agosto se organizaron concentraciones multitudinarias en ochenta ciudades turcas para condenar el fallido golpe contra el Gobierno; un punto y aparte en el proceso de exacerbación del culto en torno a Erdogan.
Imagen: DW/D. Cupolo
¡A la calle!
Durante la intentona golpista del 15 de julio, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, instó a sus simpatizantes a impedir que los militares derrocaran al partido gobernante, el AKP. El mandatario ha atribuido su permanencia en el poder a quienes salieron a apoyarlo en las calles, y, a lo largo de las últimas tres semanas, ha convocado a vigilias nocturnas para defender la democracia.
Imagen: DW/D. Cupolo
Un aire de reivindicación
El 7 de agosto se organizaron las últimas concentraciones: dos millones de personas se manifestaron en Estambul y 10.000 en Ankara. En otras 78 ciudades, los seguidores del AKP –el primer partido de tendencia islamista en sobrevivir a un golpe– celebraron lo que a sus ojos es un triunfo sobre los cíclicos proyectos de derrocamiento y sobre una Constitución secular.
Imagen: DW/D. Cupolo
Optimismo de cara al futuro
En el discurso que ofreció en Estambul, el presidente prometió “reconstruir a Turquía desde cero”. Lale Alici (que no aparece en la imagen), una agente de bienes raíces asentada en Ankara, ha asistido a todas las concentraciones pro-Erdogan. A su juicio, “el desarrollo de Turquía se acelerará cuando culmine la purga oficial porque los infiltrados ya no serán una carga para el país”.
Imagen: DW/D. Cupolo
“Seremos una potencia”
Atalay no aparece en la foto y no quiso dar su nombre completo a pesar de que su declaración no lo compromete a los ojos del Estado. Al contrario: “Erdogan le está diciendo al resto del mundo que estamos aquí y que seremos una potencia. Y aunque no le guste, tendrá que aceptarlo. El mundo va más allá del G7”, dijo el diseñador de interiores.
Imagen: DW/D. Cupolo
La exclusión del HDP
Aunque la concentración de Estambul fue descrita como un acto en defensa de la democracia, la participación del pro-kurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP) fue prohibida. “Como kurdo, yo no puedo asistir a esas manifestaciones porque no me siento seguro”, señaló Havva Ozcan (quien no aparece en la foto), codirector de Tuhad-Fed, una organización que defiende los derechos de los presos.
Imagen: DW/D. Cupolo
“Socialismo temporal”
Según Ozcan, las concentraciones pro-Erdogan recibieron respaldo integral del Gobierno, mientras que otras manifestaciones han sido prohibidas. Los seguidores del AKP tuvieron acceso gratuito a agua y alimentos. De hecho, para estimular las movilizaciones, también el sistema de transporte público ha sido gratuito en Ankara y Estambul. “Esta es una suerte de socialismo temporal”, sostiene Ozcan.
Imagen: DW/D. Cupolo
El auge de las redes sociales
Las redes sociales, bloqueadas durante las emergencias nacionales, han tenido un auge desde el golpe. La alocución de Erdogan via FaceTime fue memorable –y le fue políticamente útil–, pero ahora circulan hasta videos de Periscope que muestran episodios de violencia policial. Para la oposición, el Gobierno apenas tolera la actividad en las redes sociales porque le conviene en este instante.
Imagen: DW/D. Cupolo
Lo que está en juego...
La actividad comercial se ha reducido. Algunos bares en el centro de Ankara han tenido menos clientes desde que empezaron las concentraciones pro-Erdogan. “Los negocios han sufrido, desde luego. Pero lo que está en juego va más allá del dinero”, admite Can, propietario de una taberna en Kizilay. “Estas manifestaciones son un indicio de que pronto vendrán cosas peores”.
Imagen: DW/D. Cupolo
“Un entrenamiento”
Algunos perciben las concentraciones como una manera de consolidar la base de apoyo del AKP. Mohammed, un refugiado sirio que fue testigo del último golpe en Egipto y ahora vive en Turquía, dijo creer que las manifestaciones pro-Erdogan eran “un entrenamiento” para sus seguidores y que el presidente no tardaría en pedirles que se organicen contra grupos que su Gobierno desaprueba.
Imagen: DW/D. Cupolo
Rebautizando espacios públicos
Desde la plaza Kizilay de Ankara (la foto la muestra después del golpe fallido) hasta el puente sobre el Bósforo en Estambul, lugares prominentes a todo lo largo y ancho de Turquía están siendo rebautizados para honrar a quienes perdieron la vida durante la intentona. Ahora, quienes crucen del lado europeo de Estambul hacia el lado asiático lo harán transitado el puente “Mártires del 15 de julio”.