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Esperanzas turcas en reelección de Obama

Thomas Seibert/Mirra Banchón8 de noviembre de 2012

Pasadas las elecciones en Estados Unidos, el Gobierno de Ankara espera más presencia de Washington en Siria. Barack Obama, sin embargo, no podrá cumplir con todas las expectativas de Turquía.

Soldados turcos en la frontera con Siria, octubre 2012Imagen: DW

El primer ministro turco, Racep Tayyip Erdogan, viajaba a Indonesia cuando se enteró de la reelección de Barack Obama. Calificó al presidente reelecto de "socio confiable de Turquía", dando a conocer a renglón seguido algunos deseos a realizar durante su segundo mandato.

Debido a la larga campaña presidencial en Estados Unidos, el gobierno turco se cuidó de ejercer demasiada presión en lo referente al prolongado conflicto en la vecina Siria. Ahora, -así lo exigió Erdogan a su llegada a Bali- Estados Unidos tiene que “comportarse de manera diferente” con respecto al conflicto sirio. 

Refugiados en la frontera turco-siriaImagen: DW

Al parecer, entre los altos mandos militares turcos y estadounidenses ha habido ya conversaciones acerca del estacionamiento de misiles Patriot en la frontera turco-siria. No obstante, el primer ministro Erdogan asegura no haber solicitado a sus socios de la OTAN el envío de tales misiles; su ministro de Exteriores, Ahmet Davutoglu, afirma  que para proteger a Turquía, la OTAN estaría dispuesta a estacionarlos.

Zona de seguridad

Según informan medios turcos, el posible estacionamiento de estos misiles de largo alcance no se debería tanto a la protección del país sino al establecimiento de una zona de exclusión aérea en el norte de Siria. Desde hace tiempo los opositores del régimen achacan a los ataques aéreos su falta de éxito contra el Ejército de Assad. Por eso, Estados Unidos y Turquía podrían estacionar misiles en la frontera, como advertencia y amenaza a los vuelos sirios. Una franja de hasta 60 kilómetros en la parte sur de la frontera turco-siria podría convertirse así en zona vedada para los aviones y helicópteros de Damasco.

Tayyip Erdogan, primer ministro de TurquíaImagen: REUTERS

Según informan medios locales, los vuelos de control a lo largo de la frontera, ordenados por Turquía, tienen un efecto disuasivo. Si el plan funciona, unos 112.000 refugiados sirios podrían salir de Turquía y volver a sus casas sin poner en peligro su vida. Los rebeldes sirios, por su parte, podrían tomar los “territorios liberados”; se trataría de una zona de seguridad sin mandato de Naciones Unidas. 

Incomodidad para Assad

Para turcos y estadounidenses, la ventaja del plan es que la presión sobre Assad crecería sin tener que enviar directamente tropas internacionales. Y sin que Rusia, socio de Siria, pueda hacer uso de su derecho a veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Además, que Estados Unidos envíe armas a los rebeldes es más probable ahora que  en los meses anteriores, pues ya no hay que temer el castigo de los electores por una nueva misión en un país de Cercano Oriente.

El estacionamiento de misiles en la frontera turco-siria podría crear una zona de exclusión aéreaImagen: AFP/Getty Images

Por otro lado, Washington se esfuerza en este momento por aportar a un nuevo orden del espectro político de la oposición siria: la secretaria de Estado, Hillary Clinton, llamó la semana pasada al Consejo Nacional Sirio -compuesto por opositores en el exilio- a  tener más en cuenta los intereses de los opositores que se encuentran en el país.

No se espera un giro político

Con todo, el Gobierno de Erdogan no debe hacerse ilusiones de que la política de Washington hacia Siria –hasta ahora más bien reservada- dé un giro de 180 grados. Descartado está desde ya una intervención directa de tropas estadounidenses. Y un apoyo militar a misiones de naciones amigas –siguiendo el patrón de la de Libia en 2011- está en veremos debido a la potencia de la aviación siria.

Por último, hay que tener en cuenta que el conflicto en Siria no afecta importantes intereses nacionales de Estados Unidos, opina Kadri Gürsel, columnista del diario turco Milliyet. Y de eso se trata para Obama; por eso, así Gürsel, también después de su reelección se resistirá a una guerra de fin incierto. El comportamiento diferente al que exhortaba Erdogan desde Bali podría, a pesar de todo, no llegar a satisfacer las expectativas de Ankara.

Autor: Thomas Seibert/Mirra Banchón
Editora: Cristina Papaleo

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