Turquía adquirió armas rusas de alta tecnología, contrariando a sus socios de la OTAN. ¿Qué consecuencias puede tener este hecho? Por lo pronto, el que más se beneficia es Putin.
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No fue solo una bravata. Pese a la amenaza estadounidense de sanciones, Turquía anunció que había comprado misiles rusos de defensa antiaérea. Con ello, sumió a la OTAN en un dilema porque, con la ayuda de las modernas armas del tipo S-400, Rusia podría conseguir informaciones sobre aviones de la alianza militar occidental. Ocurre que todos los sistemas de armamento utilizados por la OTAN deben poder comunicarse entre sí. Y, en el caso de que Turquía, integrante de la Alianza Atlántica, usara en el futuro los S-400 rusos, eso podría favorecer a Moscú, según temen Estados Unidos y otros aliados.
Este viernes, el Gobierno alemán reaccionó indicando que saludaría que "Turquía reconsiderara su decisión, ante el trasfondo de su posición en la OTAN”. La frase les sonó conocida a quienes escuchan atentamente lo que se dice en las conferencias de prensa en Berlín. Ya el 22 de mayo se había entregado la misma declaración, en el mismo lugar.
Sistemas interconectados
Más aún. La portavoz repitió casi textualmente lo que se había dicho hace tres semanas. Por ejemplo, que la compra de los misiles rusos por parte de Turquía es un tema controvertido y que plantea preguntas complejas. Con ello, el Gobierno alemán alude a lo que en la jerga militar se llama "interoperabilidad de las fuerzas armadas de todos los aliados”.
Ulrich Kühn, de Instituto de Investigaciones de la Paz y Política de Seguridad de Hamburgo, considera realista que los rusos podrían beneficiarse de la compra turca de misiles S-400. Por ejemplo, si se hiciera un entrenamiento con ellos, habría que poner en la mira cohetes o aviones. Uno de ellos podría ser el F-35 estadounidense. Entonces, el sistema de defensa antiaérea se enteraría naturalmente de algunas cosas sobre las capacidades del F-35: ¿Puede esquivarlo? ¿Cómo reacciona? La OTAN teme que tales datos puedan ser traspasados en secreto a Rusia, lo cual constituiría un problema de marca mayor para los militares estadounidenses.
Kühn apunta sin embargo también a la otra cara de la moneda: "Turquía también obtiene información del sistema de defensa antiaérea ruso”. Y, teóricamente, esta podría llegar a manos de la OTAN. ¿Ambas partes ganan? El experto piensa lo contrario: ambos pierden.
Consecuencias "catastróficas”
En Alemania, el excoordinador de la cooperación transatlántica, Jürgen Hardt, señaló días atrás a la emisora SWR que sería catastrófico que Rusia obtuviera datos secretos de los modernos aviones de combate de la OTAN. Según el político cristianodemócrata, el presidente Putin hace todo lo posible por disgregar alianzas occidentales, como la OTAN y la UE. "Y es posible que con este negocio de armas lo haya conseguido”, apuntó.
Pese a la compleja situación, Kühn piensa que puede haber algún acuerdo. Pero considera que, si el asunto sigue escalando, Putin estaría en la "posición más cómoda”. Estados Unidos ya ha amenazado con no enviar aviones de combate F-35 a Turquía, lo cual podría tener repercusión sobre la capacidad militar de la OTAN en la base aérea de Incirlik, donde se almacenan armas nucleares. Además, se plantearía la pregunta de qué clase de socio podría ser todavía Turquía para la OTAN.
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Proyectos militares fallidos (05.06.2013)
Los fiascos no son inusuales en los proyectos de defensa. El escándalo en torno al “Euro Hawk”, que ha puesto en aprietos al ministro de Defensa alemán, es sólo el último ejemplo.
Imagen: picture-alliance/dpa/A.Schalit
El submarino que no flotaba
En 2013, expertos españoles que trabajaban en la construcción de cuatro submarinos S-80 descubrieron que el sumergible probablemente no podría flotar por problemas de diseño. Al reformular el proyecto, agrandaron la máquina, que pasó a ser un S-80 Plus. Em 2018 se descubrió que el problema ahora es que el submarino será tan grande que no entrará en su base, que deberá ser agrandada.
Imagen: picture-alliance/dpa/W. Pfeiffer
Más velocidad, más eficacia
Alcanzar la mayor eficacia suele ser el cometido de los grandes proyectos de defensa, también en Alemania. Pero el caso del dron “Euro Hawk” no es el primero que termina en un fiasco. Muchos proyectos han resultado demasiado caros, o simplemente no han funcionado. Aquí recopilamos algunos ejemplos, desde el de un submarino no apto para agua salada, hasta el de un avión propenso a estrellarse.
Imagen: Reuters
Tanque en miniatura
El tanque HS 30 inició una serie de proyectos de defensa fallidos. A mediados de la década del 50 , el entonces ministro germano de Defensa Franz Josef Strauss encargó varios miles, después de haber visto solo un modelo de madera. Pero los vehículos resultaron demasiado estrechos y sus cadenas demasiado débiles. Además, el sistema de refrigeración era inadecuado.
Imagen: Bundesarchiv, B 145 Bild-F027418-0012 / Berretty / CC-BY-SA
Starfighter: misión suicida
El siguiente fiasco tuvo consecuencias más graves. En 1958, Strauss equipó a la Fuerza Aérea alemana con naves F-104 Starfighter, de Lockheed. De 916 aviones, 269 se accidentaron. Hasta 1984 murieron en total 116 pilotos de estos Starfighter, que llegaron a ser conocidos como “productores de viudas”. En una auditoria se acusó a Strauss de haber dilapidado miles de millones de marcos alemanes.
Imagen: picture-alliance/dpa
Submarino alérgico al agua salada
Los primeros submarinos alemanes de postguerra, del tipo 201, eran supuestamente los más modernos de su clase. Pero poco después de entrar en servicio se detectaron fisuras en sus paredes exteriores: el acero no era resistente al agua de mar. El problema se superó con la próxima generación de submarinos, del tipo 205. Afortunadamente, éstos podían sumergirse sin correr riesgo de disolverse.
La serie de contratiempos de las Fuerzas Navales alemanas continuó con el buque de combate “Korvette 130”, que todavía no está completamente operativo. Desde su estreno, en 2008, ha deparado varias sorpresas ingratas: tornillos sueltos y armamento inapropiado fueron solo algunos de los múltiples problemas. Se espera que los trabajos para corregir esos defectos terminen en 2014.
Imagen: picture-alliance/dpa
El costoso Eurofighter
En 2003, el entonces canciller Gerhard Schröder se subió orgulloso a la cabina de un Eurofighter, el hasta entonces más costoso proyecto del ejército y la aviación. Pero un jet de combate se estrelló en un vuelo de prueba. Falló el mecanismo de dirección. En 2010 los sistemas de eyección de los asientos. Finalmente, el costo por jet se elevó de 50 a 90 millones de euros.
Imagen: picture-alliance/dpa
El tigre sin dientes
El helicóptero de combate “Tigre” también entró en funciones más tarde de lo previsto y su costo fue mayor que el inicialmente calculado. Oficiales del ejército dijeron que no era apropiado para el combate en Afganistán, porque su armamento no era suficiente para defender de ataques a soldados en tierra. Ahora ya no se lo denomina oficialmente "helicóptero de combate".
Imagen: picture-alliance/dpa
Cuestión de tiempo
También algunos proyectos actuales están causando dificultades. Se prevé que el Airbus A400M reemplace en algunos países europeos a otros aviones de carga más antiguos, como el Transall. El nuevo Airbus debería estar en función desde hace largo tiempo, pero numerosos problemas técnicos han obligado a postergar su entrega. Ahora, Alemania espera recibir la totalidad de sus A400 hasta 2020.