Turquía indicó este martes que ha entablado conversaciones con Rusia en pos de un nuevo alto el fuego, tras la reanudación de los bombardeos en la provincia noroccidental siria de Idlib.
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Rusia trabajará a favor de poner fin a los ataques en la región de Idlib, según dijo el portavoz presidencial turco, Ibrahim Kalin. "Estamos siguiendo de cerca el proceso para poner fin a los ataques, los que deberían terminar inmediatamente e implementarse un nuevo alto el fuego", indicó, tras las conversaciones sostenidas por una delegación turca en Moscú.
El ejército turco está desplegado en doce puestos de observación en la región de Idlib en virtud de un acuerdo concluido en septiembre de 2018 entre Moscú, aliado del régimen sirio, y Ankara, que respalda a Damasco.
Avance sirio
Previamente, el ejército sirio llamó a la población civil a abandonar las zonas bajo control de los grupos armados de la oposición en la provincia de Idlib, mientras continúa las operaciones en ese territorio, donde este martes murieron al menos ocho civiles, según la ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
"El comando general del Ejército y las Fuerzas Armadas insiste en su compromiso con las vidas de todos los civiles y les urge a que abandonen las zonas donde (grupos) armados están desplegados hacia zonas controladas por el Ejército sirio que ha venido a protegerlos y a liberarlos del control de los terroristas", indicó esa institución en un comunicado.
En el mensaje, aseguró que en los últimos días han despejado 320 kilómetros cuadrados y expulsado a Al Nusra, antigua filial de Al Qaeda, y el resto de "organizaciones terroristas" y entrado en más de 40 pueblos y ciudades.
La ONU ha abogado reiteradamente por un pacto que evite un desastre humanitario en esta zona en el que se calcula que viven 2,5 millones de civiles.
er (afp, reuters)
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Crisis humanitaria en Siria tras ofensiva turca
Las personas desplazadas por los combates en el noreste de Siria tratan de sobrevivir en escuelas y casas abandonadas. Las ONG se han ido y la gente hace colas por horas para conseguir pan.
Imagen: DW/K. Zurutuza
Primera parada
Fuentes de la ONU aseguran que más de 200.000 personas han dejado sus hogares en el noreste de Siria desde que Turquía lanzó su ofensiva, el 9 de octubre. Desde entonces, la ciudad fronteriza de Ras al Aín ha pagado los costos debido a los ataques armados de milicias proturcas y bombardeos aéreos. La ciudad permanecerá bajo control turco tras un acuerdo alcanzado en Sochi entre Rusia y Turquía.
Imagen: DW/K. Zurutuza
"Lo perdimos todo"
La mayor parte de los que huyeron son kurdos. Aquellos que permanecen en la ciudad son casi todos árabes que siguen en contacto por teléfono con sus antiguos vecinos. "Me dijeron ayer que los islamistas estaban saqueando nuestras casas. Lo perdimos todo", contó este hombre a DW.
Imagen: DW/K. Zurutuza
Cada miga ayuda
Las fuerzas del régimen de Bashar al Assad están estacionadas a pocos kilómetros de Tal Tamr. Como consecuencia, las ONG que estaban instaladas en la región decidieron abandonarla en los últimos días. Los desplazados internos llegados desde Ras al Aín y de las villas vecinas dependen enteramente de la ayuda que les entregan las ONG locales, que luchan para hacer frente a la crisis.
Imagen: DW/K. Zurutuza
No se puede ir lejos
Además de Tal Tamr, otras localidades de los alrededores también albergan a cientos de desplazados. "Se están instalando en aldeas desocupadas, muchas de ellas ubicadas demasiado cerca de zonas controladas por las milicias proturcas o células dormidas del Estado Islámico", dice a DW Hassan Bashir, coordinador de una ONG local.
Imagen: DW/K. Zurutuza
Ansiada comida
Este desplazado interno árabe de Ras al Aín tiene cuatro esposas, y deberá buscar una fórmula para alimentar a todos sus hijos, pues la escasez de comida ha forzado a las ONG a ofrecer solo una ración por familia. "No es culpa de ellos, son solo niños", dijo el hombre a DW, después de recibir solo una bolsa con raciones alimenticias.
Imagen: DW/K. Zurutuza
Se acabó la escuela... ¿para siempre?
La escuelas han estado cerradas en el noreste de Siria desde que comenzó la ofensiva, y muchas de ellas son ahora hogar para los desplazados internos. Aquellos que puedan pagarlo, se trasladarán a ciudades como Al-Hasaka, ubicada unos 80 kilómetros al sur, pero otros tendrán que hacer frente a las condiciones extremas de una ciudad fronteriza expuesta a los ataques.
Imagen: DW/K. Zurutuza
Lo más parecido a casa
Cincuenta familias kurdas de Ras al Aín viven ahora en esta escuela abandonada en Tal Tamr, donde carecen de agua y electricidad. A medida que las condiciones sanitarias empeoran, los expertos ven crecer la posibilidad de un brote de cólera y otras enfermedades. "Si seguimos así, vamos a tener una enorme crisis humanitaria", dijo un médico local a DW.