Turquía quiere crear "zona segura" para refugiados en Siria
28 de enero de 2019
Turquía aspira a crear en Siria una "zona segura", sin "terroristas", a la que podrían regresar los millones de sirios refugiados en el país euroasiático, afirmó hoy el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
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"Nuestra intención es establecer zonas seguras a las que puedan retornar los cuatro millones de sirios que están en nuestro país. Creo que el número de sirios que retornarían superaría millones, una vez que haya zonas seguras", dijo este lunes (28.01.2019) el jefe de Gobierno turco, Recep Tayyip Erdogan.
En un encuentro en Estambul de asociaciones de la Cruz Roja y la Media Luna Roja de países islámicos, Erdogan se refirió así a la propuesta estadounidense de establecer en Siria una franja fronteriza de 32 kilómetros de ancho bajo control turco.
El mandatario dijo que su Gobierno está haciendo "consultas positivas" con Estados Unidos y Rusia para "reforzar la seguridad nacional y garantizar la integridad territorial de Siria".
"Pronto llevaremos la paz, la seguridad y la estabilidad al este del (río) Éufrates, al igual que hicimos en las otras regiones", dijo Erdogan, en referencia a la intervención de las tropas turcas al norte de Alepo y en el cantón kurdo de Afrín.
El presidente aseguró que ya casi no quedan elementos del grupo terrorista Estado Islámico (Dáesh) en Siria, pero lamentó que para luchar contra ellos, "los países occidentales han elegido armar otra organización terrorista", en referencia a las milicias kurdosirias Unidades de Protección del Pueblo (YPG).
Acusó a las YPG de tener "un sucio acuerdo" y "una cooperación secreta" con el propio Dáesh, por haber negociado durante la conquista de algunas ciudades la libre retirada de los milicianos yihadistas, con sus armas.
"Lo que es aún más catastrófico, la organización terrorista YPG ha armado y entrenado a un sector del Dáesh para emplearlo contra nuestro país", aseveró Erdogan, prometiendo que Turquía pronto "limpiará" Siria completamente del Estado Islámico.
CP (efe, afp)
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Turquía: manos pequeñas, grandes beneficios
Trabajar duro en lugar de estudiar: cientos de miles de niños refugiados sirios en Turquía no van a la escuela. Muchos trabajan 12 horas al día, aunque el trabajo infantil está prohibido. Visitamos un taller de costura.
Imagen: DW/J. Hahn
El trabajo se acumula
Khalil tiene 13 años y es de Damasco. Trabaja cinco días a la semana en esta sastrería, en el sótano de un edificio residencial en el barrio obrero de Bağcılar, Estambul. Hay cuartos de costura como este en casi todas las calles de la zona. Y, casi siempre, niños como Khalil trabajan en ellos.
Imagen: DW/J. Hahn
Pequeño compañero de trabajo
Las máquinas de coser suenan casi sin parar. Cuatro de los aproximadamente 15 trabajadores de esta sastrería son niños, todos vienen de Siria. La industria textil turca es uno de los sectores en los que el trabajo ilegal es muy común y en el que trabajan muchos menores de edad como mano de obra barata, sin papeles y sin seguridad social.
Imagen: DW/J. Hahn
Anhelo por la escuela
"No pienso en el futuro", dice Khalil, mientras clasifica telas de algodón. Una mujer joven cose bragas con ellas. Clasificar, cortar, coser -los dos hacen un buen equipo. En casa, en Siria, Khalil llegó a hacer el tercer grado en la escuela. Luego vino la guerra, la huida. Desde entonces, no ha vuelto a pisar un aula.
Imagen: DW/J. Hahn
¿Explotación o ayuda?
El trabajo infantil está prohibido en Turquía. Quien emplee a niños menores de 15 años, enfrenta multas. El dueño de esta sastrería lo sabe y por eso quiere permanecer anónimo. "Les doy a los niños trabajo para que no tengan que mendigar. Sé que está prohibido, pero por otro lado también ayudo a las familias que de otra forma no llegarían a fin de mes", dice.
Imagen: DW/J. Hahn
"Espero poder irme a casa"
Musa también tiene 13 años. Como muchos en esta sastrería, viene de la provincia mayoritariamente kurda de Afrin, en el norte de Siria. ¿Qué hace cuando no trabaja? "Jugar fútbol", dice. "Espero que pronto haya paz en Siria y podamos regresar a casa. Luego, quiero estudiar allí y convertirme en médico".
Imagen: DW/J. Hahn
Lo importante es que sea barato
Miles de bragas de mujer se cosen y se empacan aquí todos los días, en diferentes colores, diseños y tamaños. Se venden en bazares por una par de liras turcas la pieza. El objetivo: ser más barato que la competencia de China. Los niños aquí tienen un salario por hora que ni siquiera llega a los 50 céntimos de euro. Los adultos ganan aproximadamente el doble.
Imagen: DW/J. Hahn
Doce horas de trabajo al día
Aras tiene 11 años y trabaja aquí desde hace cuatro meses. Su madre está embarazada, su padre tiene un trabajo en una fábrica textil. El día de Aras comienza a las 8 de la mañana y termina a menudo a las 8 de la noche. Ella puede hacer dos pausas. Aras gana 700 liras al mes, lo que equivale a alrededor de 153 euros.
Imagen: DW/J. Hahn
Aprender es un lujo
Aras no puede ir a una escuela pública porque trabaja de lunes a viernes. Para que por lo menos aprenda algo, va el fin de semana a clases en una organización de ayuda siria. El currículo incluye matemáticas, árabe, turco. Las mismas maestras huyeron de la guerra en Siria.
Imagen: DW/J. Hahn
Tiempo fuera del aula
Más de 70 niños entre 4 y 18 años vienen todos los días a la pequeña escuela siria. A veces, las maestras van a casa de las familias y convencen a los padres para que envíen a los niños a clase al menos algunos días para que tengan la oportunidad de un futuro y puedan ser lo que son: niños.