Tras la cancelación en Hamburgo del mitin donde tenía pautado intervenir, el ministro de Exteriores de Turquía, Mevlüt Cavusoglu, denunció lo que a sus ojos es un sabotaje sistemático en Alemania y otros países de la UE.
Publicidad
Todo apunta a que el ministro de Exteriores de Turquía, Mevlüt Cavusoglu, no podrá presentarse en la ciudad alemana de Hamburgo este martes (7.3.2017). Las autoridades locales informaron que el recinto donde tenía planeado intervenir no cumplía con la normativa antiincendios. Otro motivo de seguridad fue argüido por el Ayuntamiento de Gaggenau, Estado federado de Baden-Wurtemberg, para cancelar un evento donde pensaba participar el ministro de Justicia turco, Bekir Bozdag, el jueves pasado (2.3.2017). Pero Cavusoglu ya es el tercer funcionario turco de alto rango que ve suspendido su mitin en territorio germano en menos de una semana.
Tras la anulación del encuentro que Bozdag buscaba sostener con sus compatriotas, le tocó al ministro de Economía turco, Nihat Zeybekci, pasar por la misma experiencia; con la diferencia de que, inesperadamente, Zeybekci consiguió una ágora en Leverkusen y otra en Colonia para articular el discurso que tenía preparado. Los tres emisarios de Ankara tenían como objetivo hacer campaña a favor de la reforma constitucional promovida en Turquía por el presidente Recep Tayyip Erdogan y convencer a los turcos y turco-alemanes de Alemania sobre las ventajas de que el país de sus ancestros se transforme en una república presidencialista.
Tres portazos en la cara
El caso del ministro de Exteriores de Turquía, Mevlüt Cavusoglu, da pie a suspicacias porque, tras la inspección de rigor, la policía de Hamburgo no había encontrado motivos de seguridad para la prohibición de su evento. Fueron las autoridades del distrito central de Hamburgo las que, después de otra revisión, le retiraron la licencia al recinto por no contar con el sistema contra incendios requerido. Así lo informan las ediciones digitales del diario Die Welt y del semanario Der Spiegel. Dadas estas circunstancias, Cavusoglu ha optado por levantar la voz como lo hizo antes de él el propio Erdogan.
Según la agencia de noticias turca Anadolu, Cavusoglu sostuvo este lunes (6.3.2017) que presionar a dueños de salas de conferencias y hoteles para que se abstengan de prestar sus espacios a una persona o a un grupo es "una forma de represión sistemática”. Acotando que esa práctica no era aceptable, el ministro turco subrayó que la misma no se limitaba a Alemania. El Gobierno de los Países Bajos no ha ocultado su interés en evitar que Cavusoglu haga campaña política entre los turcos de ese Estado comunitario. Cavusoglu dijo al respecto que los diplomáticos de La Haya deberían haber conversado directamente con él para comunicarle sus miedos.
Alemania, Austria y los Países Bajos
No es difícil intuir que, de cara a elecciones inminentes, el status quo neerlandés le teme a un repunte de los populistas de derecha en las encuestas, espoleado por uno o dos discursos proselitistas del ministro turco de Exteriores. "Si me lo dices como corresponde, te puedo ser de ayuda; pero si primero le dices a la prensa ‘no, él no puede venir' y después hablas conmigo, entonces el problema nos estalla a los dos en la cara”, argumentó Cavusoglu, añadiendo que el actual Gobierno neerlandés se había convertido en "rehén” del ultraderechista Geert Wilders, quien ha pedido explícitamente que a todos los ministros turcos se les prohíba entrar al país.
A Wilders se unió este domingo (5.3.2017) el canciller austríaco, Christian Kern, haciendo un llamado para que a los políticos turcos se les prohíba hacer campaña electoral en todos los países de la Unión Europea. "Sería sensato que hubiera una medida común europea para evitar ese tipo de actos”, dijo Kern, reiterando su petición de interrumpir las negociaciones para el ingreso de Turquía al bloque comuntario. "Debemos replantearnos las relaciones con Turquía sin la perspectiva de un ingreso a la UE”, señaló el jefe del Gobierno austríaco.
ERC ( EFE / dpa )
La nueva Turquía
El 7 de agosto se organizaron concentraciones multitudinarias en ochenta ciudades turcas para condenar el fallido golpe contra el Gobierno; un punto y aparte en el proceso de exacerbación del culto en torno a Erdogan.
Imagen: DW/D. Cupolo
¡A la calle!
Durante la intentona golpista del 15 de julio, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, instó a sus simpatizantes a impedir que los militares derrocaran al partido gobernante, el AKP. El mandatario ha atribuido su permanencia en el poder a quienes salieron a apoyarlo en las calles, y, a lo largo de las últimas tres semanas, ha convocado a vigilias nocturnas para defender la democracia.
Imagen: DW/D. Cupolo
Un aire de reivindicación
El 7 de agosto se organizaron las últimas concentraciones: dos millones de personas se manifestaron en Estambul y 10.000 en Ankara. En otras 78 ciudades, los seguidores del AKP –el primer partido de tendencia islamista en sobrevivir a un golpe– celebraron lo que a sus ojos es un triunfo sobre los cíclicos proyectos de derrocamiento y sobre una Constitución secular.
Imagen: DW/D. Cupolo
Optimismo de cara al futuro
En el discurso que ofreció en Estambul, el presidente prometió “reconstruir a Turquía desde cero”. Lale Alici (que no aparece en la imagen), una agente de bienes raíces asentada en Ankara, ha asistido a todas las concentraciones pro-Erdogan. A su juicio, “el desarrollo de Turquía se acelerará cuando culmine la purga oficial porque los infiltrados ya no serán una carga para el país”.
Imagen: DW/D. Cupolo
“Seremos una potencia”
Atalay no aparece en la foto y no quiso dar su nombre completo a pesar de que su declaración no lo compromete a los ojos del Estado. Al contrario: “Erdogan le está diciendo al resto del mundo que estamos aquí y que seremos una potencia. Y aunque no le guste, tendrá que aceptarlo. El mundo va más allá del G7”, dijo el diseñador de interiores.
Imagen: DW/D. Cupolo
La exclusión del HDP
Aunque la concentración de Estambul fue descrita como un acto en defensa de la democracia, la participación del pro-kurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP) fue prohibida. “Como kurdo, yo no puedo asistir a esas manifestaciones porque no me siento seguro”, señaló Havva Ozcan (quien no aparece en la foto), codirector de Tuhad-Fed, una organización que defiende los derechos de los presos.
Imagen: DW/D. Cupolo
“Socialismo temporal”
Según Ozcan, las concentraciones pro-Erdogan recibieron respaldo integral del Gobierno, mientras que otras manifestaciones han sido prohibidas. Los seguidores del AKP tuvieron acceso gratuito a agua y alimentos. De hecho, para estimular las movilizaciones, también el sistema de transporte público ha sido gratuito en Ankara y Estambul. “Esta es una suerte de socialismo temporal”, sostiene Ozcan.
Imagen: DW/D. Cupolo
El auge de las redes sociales
Las redes sociales, bloqueadas durante las emergencias nacionales, han tenido un auge desde el golpe. La alocución de Erdogan via FaceTime fue memorable –y le fue políticamente útil–, pero ahora circulan hasta videos de Periscope que muestran episodios de violencia policial. Para la oposición, el Gobierno apenas tolera la actividad en las redes sociales porque le conviene en este instante.
Imagen: DW/D. Cupolo
Lo que está en juego...
La actividad comercial se ha reducido. Algunos bares en el centro de Ankara han tenido menos clientes desde que empezaron las concentraciones pro-Erdogan. “Los negocios han sufrido, desde luego. Pero lo que está en juego va más allá del dinero”, admite Can, propietario de una taberna en Kizilay. “Estas manifestaciones son un indicio de que pronto vendrán cosas peores”.
Imagen: DW/D. Cupolo
“Un entrenamiento”
Algunos perciben las concentraciones como una manera de consolidar la base de apoyo del AKP. Mohammed, un refugiado sirio que fue testigo del último golpe en Egipto y ahora vive en Turquía, dijo creer que las manifestaciones pro-Erdogan eran “un entrenamiento” para sus seguidores y que el presidente no tardaría en pedirles que se organicen contra grupos que su Gobierno desaprueba.
Imagen: DW/D. Cupolo
Rebautizando espacios públicos
Desde la plaza Kizilay de Ankara (la foto la muestra después del golpe fallido) hasta el puente sobre el Bósforo en Estambul, lugares prominentes a todo lo largo y ancho de Turquía están siendo rebautizados para honrar a quienes perdieron la vida durante la intentona. Ahora, quienes crucen del lado europeo de Estambul hacia el lado asiático lo harán transitado el puente “Mártires del 15 de julio”.