El Gobierno turco aprovecha el tiempo tras el intento de golpe y se lanzó con toda su fuerza contra sus enemigos políticos. La comunidad kurda en Alemania advierte de un éxodo masivo desde Turquía.
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Ni los más poderosos se salvan de la mano del Gobierno: el fiscal de Estambul pidió cinco años de prisión para Selahattin Demirtas, un exabogado de derechos humanos que es líder del partido prokurdo HDP (Partido Democrático de los Pueblos). “Propaganda terrorista” es la acusación de las autoridades contra el político de 43 años, cercano al encarcelado líder del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), Abdullah Öcalan. El PKK es considerado una “organización terrorista” por Estados Unidos y la Unión Europea.
Ali Toprak es el presidente de la comunidad kurda en Alemania. En conversación con DW muestra su preocupación por lo que está sucediendo en Turquía. “Se está agudizando el conflicto entre las fuerzas de seguridad y el PKK”, sostiene. El PKK volvió a amenazar con atentados “si es que Abdullah Öcalan no es liberado”, añade. Esta nueva escalada de violencia tiene, de acuerdo con Toprak, también consecuencias para Alemania. “Si la situación no se relaja en los próximos meses y se llega a una guerra civil, entonces comenzará la huida masiva de kurdos desde Turquía hacia Europa”.
El conflicto kurdo
Tras el fallido golpe de Estado, la situación en la región kurda pasó a un segundo plano. Sin embargo, la rabia que genera este conflicto, que desde su estallido hace más de 30 años ha causado la muerte de más de 40 mil personas, crece sin cesar. Ni el PKK ni el Gobierno han retomado un tono conciliador tras el quiebre del cese de las hostilidades decretado el año pasado. Según Ali Toprak, los kurdos viven en un estado de excepción desde que obtuvieron unos resultados extraordinariamente buenos en las elecciones parlamentarias de 2015.
Las condiciones de vida en el este de Turquía las describe como catastróficas. “Ciudades y áreas de cultivo enteras han sido arrasadas y actualmente hay unos 500 mil kurdos desplazados dentro del país2. Las “acciones de limpieza” del Gobierno turco tras el intento de golpe se han intensificado, lo que ha agudizado los problemas. “Advertimos hace meses que Turquía generaría las condiciones para una nueva oleada de refugiados. Entonces nadie nos quiso oír. Ahora mismo no solo los kurdos están empacando, sino también muchos opositores y toda clase de demócratas”, afirma Toprak.
Números estables
Una estampida masiva como teme Toprak no se ha producido hasta ahora. A comienzos de agosto, el número de peticionarios de asilo desde Turquía es muy similar al del año pasado. A fines de julio, las cifras indicaban que entre 308 y 352 turcos solicitaron asilo mensualmente en Alemania. La mayoría de ellos provenía de las regiones kurdas. El mes de julio, el mismo del intento de golpe, fueron en total 275, según cifras de la Oficina Federal de Migración y los Refugiados (BAMF, por sus siglas en alemán). Cómo se desempeñarán los números a partir de ahora es algo que la BAMF no puede predecir.
La comunidad kurda está intranquila. Toprak sostiene que “no es que más de 500 mil kurdos se encuentren ante la frontera de Bulgaria. Son algunos cientos los que están llegando a través de Bulgaria a Alemania. Para mí esto es solo el comienzo”. El hecho de que el Gobierno turco será duro con los líderes políticos del movimiento kurdo lo prueban las acusaciones contra Selahattin Demirtas. Los cargos no son, por ello, inesperados. Ya en mayo el Gobierno había decidido suspender la inmunidad de más de un tercio de los diputados del Parlamento. El prokurdo HDO, como el segundo mayor partido de la oposición, se vio especialmente afectado por la medida.
Francia: la miseria de los refugiados kurdos
En la localidad de Grande-Synthe, cerca de Dunkerque, 2.000 refugiados kurdos aguardan una posibilidad para continuar su viaje a Gran Bretaña. El lodo y el frío agudizan su miseria. El Estado francés no interviene.
Imagen: DW/B. Riegert
Refugiados varados en Francia
Unos 2.000 hombres, mujeres y niños viven en el campamento improvisado en la localidad francesa de Grande-Synthe, cerca de Dunkerque. Allí los refugiados kurdos han construido pequeñas tiendas de campaña. Aquí documentamos sus extremas condiciones de vida.
Imagen: DW/B. Riegert
Esperando
Lizman es originario de la región del Kurdistán iraquí. “En casa hay guerra”, dice. Su meta es llegar a Inglaterra. En el campamento ha instalado un pequeño café en una barraca de madera. Este es el punto de encuentro de los jóvenes.
Imagen: DW/B. Riegert
Meta: Gran Bretaña
El iraquí Asis ha pedido prestado un martillo para repara su tienda de campaña y evitar que entren el lodo y el frío. El joven kurdo quiere atravesar el Canal de la Mancha. Para ello, tendría que pagar a un “coyote” hasta 5.000 euros. “Del otro lado todo tiene que ser mejor”, espera Asis.
Imagen: DW/B. Riegert
Una chispa de esperanza
No se sabe cuántos niños viven en el campamento en medio de la basura y el lodo. Voluntarios han recolectado peluches, y de vez en cuando los reparten en la “tienda de campaña de los niños”.
Imagen: DW/B. Riegert
Hundimiento
Esta muñeca se le cayó a un niño en el lodo. Muchas esperanzas se hunden en el campamento. En las noches el frío es inclemente y no hay luz eléctrica. Solo hay unos cuantos inodoros químicos portátiles y un par de duchas.
Imagen: DW/B. Riegert
Voluntarios de Inglaterra
Chris Bailey fue soldado en Irak. Ahora ayuda a los migrantes que quieren llegar a Inglaterra. “Las condiciones aquí son peores que algunas cosas que vi en la guerra”, dice el veterano. En el campamento, reparte cobijas y botas de hule.
Imagen: DW/B. Riegert
Bienvenidos a Francia
Denise (izq.) y Maryse ofrecen té a los migrantes y platican con ellos. Las señoras viven en una bonita casa particular enfrente del campamento: dos mundos separados por una calle. “Las autoridades no se ocupan” de los refugiados, dice Denise. Muchos de sus vecinos quieren que los migrantes desaparezcan.
Imagen: DW/B. Riegert
¿Dónde están los políticos?
Los voluntarios han bautizado los caminos lodosos con nombres de políticos europeos. La avenida “François Hollande” se llama así porque el Gobierno francés no ha mostrado ningún interés por el campamento improvisado. La Policía tampoco interviene, pese a que algunos habitantes del campamento informan de enfrentamientos violentos entre grupos de migrantes, sobre todo en las noches.
Imagen: DW/B. Riegert
Ayuda alemana
A la ciudad alemana de Múnich ya no arriban tantos refugiados. “Aquí nos necestian”, dice Sinan von Stietencorn, de la cocina popular “Volxküche München”. Junto con amigos ha viajado de Baviera al Canal de la Mancha para repartir comida a los migrantes.
Imagen: DW/B. Riegert
Auxilio
La organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) vacuna a los refugiados contra sarampión y gripe. La humedad, el frío y la falta de higiene afectan sobre todo a los niños. MSF construye un nuevo campamento en Grande-Synthe, puesto que el Estado pareciera no sentirse responsable. Se trata del primer campamento de la organización humanitaria en ese país de la UE.
Imagen: DW/B. Riegert
Una cueva en el infierno
Asim cuenta que huyó del Estado Islámico en Irak. En el campamento ha luchado por un lugar limpio. En su pequeña cueva incluso ofreció un té a nuestra reportera de Deutsche Welle Catherine Martens. “Todos quieren continuar su viaje”, dice Asim.
Imagen: DW/B. Riegert
Tan lejos del sueño
El puerto de Dunkerque se encuentra a diez kilómetros del campamento improvisado. No obstante, las posibilidades de los migrantes kurdos de llegar a Inglaterra son mínimas. Casi ninguno quiere solicitar asilo en Francia. ¿Pagarán a algún “coyote”? ¿Regresarán a Bélgica o Alemania? ¿O simplemente seguirán aguardando?