La violencia contra las mujeres va en aumento desde el fallido intento de golpe de Estado en Turquía. Muchas de las organizaciones de ayuda a las mujeres maltratadas han sido demanteladas.
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Desde marzo de 2015 Handan Askin está en tratamiento. Su marido la dejó paralizada de la cintura hacia abajo con una ráfaga de balas porque quería divorciarse de él. Askin escapó de la muerte, pero su marido no es acusado de intento de asesinato, sino de lesiones personales. Sus hijos de 9 y 11años son cuidados por su hermana.
Cuatro de cada diez mujeres son víctimas de violencia
Handan Askin es una de las muchas víctimas de la violencia contra las mujeres en Turquía. Según el Instituto Turco de Estadística, cuatro de cada diez mujeres sufren violencia física por parte de sus maridos o parejas. Solo en 2015, 303 mujeres fueron asesinadas por sus esposos o amantes, según dicha agencia. La ONG "Vamos a parar los feminicidios", que apoya a Askin, propone la creación de una agencia estatal que vele por la integridad de las mujeres y abra refugios en cada provincia.
En Turquía hay solo 130 hogares de paso con capacidad para acoger hasta a 4.000 mujeres. Y eso que la apertura de hogares de refugio para mujeres es una de medidas previstas por la Convención de Estambul y el Convenio del Consejo Europeo para la prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica", un tratado internacional que también Turquía firmó como miembro del Consejo de Europa.
Según Asli Elif Sakalli, de la organización de mujeres Mor Cati ("El Tejado Púrpura"), "el número de mujeres que buscan protección está creciendo tanto después del intento de golpe de Estado que los hogares de paso ya están llenos”.
El Gobierno no cumple leyes de protección de las mujeres
Solo en la casa Mor Cati, de Estambul, solicitaron protección 493 mujeres, durante los primeros seis meses de 2016. Dicho hogar solo pudo acoger a 42 niños y 44 mujeres de las 695 que solicitaron refugio en 2015. "El Gobierno no ha hecho nada para aliviar la situación desde 2012, año en que firmó la Convención de Estambul”, dice Asli Elif Sakalli, y agrega que "a las autoridades les falta la voluntad política de hacer cumplir la ley”.
Gülsüm Kav, de la plataforma "Vamos a detener los asesinatos de mujeres", después del intento de golpe del 15 de julio, la violencia contra las mujeres ha aumentado de forma dramática. Según Kav, se debe "en primer lugar, a que toda la sociedad turca se encuentra en un estado de tensión que se descarga en graves violaciones de los derechos humanos, y las mujeres y niños son los miembros más inermes de la sociedad”.
Hülya Schenk
Ley Natalia Ponce de León
El caso que conmocionó a Colombia el 24 de marzo de 2014 se convirtió en ley. Desde 2010, más de 100 personas, la mayoría mujeres, sufrieron anualmente ataques con ácido en el país sudamericano.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Dueñas Castañeda
De empresaria a activista
Natalia Ponce de León creció rodeada del cariño de su familia y amigos y llegó a convertirse en una exitosa empresaria. Nada hacía presagiar que a los 33 años, en marzo de 2014, sería víctima de un brutal ataque con ácido sulfúrico que le provocó quemaduras en un tercio del cuerpo. Desde entonces se propuso terminar con estos crímenes.
Imagen: privat
Milagros de un artista
Hasta ahora, Natalia ha sido sometida a 20 operaciones en el Hospital Simón Bolívar de Bogotá. “Mi cuerpo ha respondido muy bien a los miles de tratamientos. El cirujano, Dr. Gaviria, es un artista que ha hecho milagros y el hospital es mi segundo hogar. En gran parte le debo la vida a todo el hermoso grupo que me ha acompañado en este largo proceso”, dice en entrevista con DW.
Imagen: privat
“Soy indestructible”
“No ha sido fácil soportar tanto dolor físico y espiritual. Todo esto me ha enseñado una sola cosa: amar la vida por encima de todo. Soy una una mujer bella y resiliente. Si me caigo mil veces, vuelvo y me levanto. Soy indestructible”, reflexiona. La foto es portada del libro “El renacimiento de Natalia Ponce de León”, de la periodista Martha Soto.
Imagen: Claudia Rubio
¡Basta ya!
“El aberrante suceso que he tenido que vivir en carne propia es considerado uno de los ataques con ácido más fuertes en la historia de Colombia. Muchos pensaron que no sobreviviría a semejante tortura, pero acá estoy, más viva que nunca”. En junio pasado, Natalia prestó declaración en el juicio por intento de homicidio contra su agresor, quien actualmente se encuentra preso.
Imagen: Claudia Rubio/El Tiempo Bogota Colombia
La vida renace
A través de la fundación que lleva su nombre, Natalia apoya a las víctimas y trabaja por terminar con los ataques con químicos. Su labor fue decisiva para que la sociedad y las autoridades tomaran conciencia de la necesidad de endurecer las penas contra los agresores. Colombia es uno de los cinco países del mundo que registra mayor número de casos.
Imagen: privat
Mano dura contra los ataques con ácido
“El que persevera, triunfa”, dice Natalia, quien no descansó hasta que, en enero pasado, el gobierno colombiano sacó una nueva ley que establece penas de entre 30 y 50 años por el delito de ataque con ácido. En la promulgación de la llamada “Ley Natalia Ponce de León”, junto al presidente Juan Manuel Santos, Natalia se sacó por primera vez en público la máscara de policarbonato que usa.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Dueñas Castañeda
Desafíos y respuesta ante los ataques
El ejemplo de Natalia da esperanza de recuperación y justicia. Pero su batalla no termina: “Hay desafíos pendientes, como disminuir los tiempos de respuesta en el tratamiento de las víctimas y compartir conocimientos y experiencia médica más allá de Bogotá. No tratar a los sobrevivientes en forma inmediata puede conllevar serias secuelas físicas y psicológicas”.