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Turquía y el vago apoyo de la OTAN

Bernd Riegert (ERC/ERS)28 de julio de 2015

Turquía no le ha pedido más apoyo a la OTAN para luchar contra el autoproclamado Estado Islámico; pero el presidente de ese país sugirió que se acerca el momento en que necesitará el respaldo de la alianza atlántica.

El secretario general de la alianza atlántica, Jens Stoltenberg.
El secretario general de la alianza atlántica, Jens Stoltenberg.Imagen: Reuters/F. Lenoir

Este martes (28.7.2015) en Bruselas, el embajador de Turquía ante la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Mehmet Fatih Ceylan, le explicó a sus homólogos hasta qué punto la seguridad de su país se está viendo amenazada por las arremetidas del autoproclamado Estado Islámico (EI), por la guerra civil en Siria y por la actuación en el norte de Irak del brazo armado del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), catalogado como organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea a petición de Ankara.

Recep Tayyip Erdoğan, presidente turco.Imagen: Getty Images/A. Altan

Solidaridad con un país fuerte

El secretario general de la alianza atlántica, Jens Stoltenberg, se limitó a asegurar que Turquía contaba con la solidaridad de sus socios porque Ceylan no pidió en ningún momento apoyo de carácter militar. “Turquía no ha solicitado una mayor presencia de la OTAN en su territorio. Por su tamaño, la turca es la segunda fuerza de combate de esta coalición”, señaló Stoltenberg, subrayando que, como institución, la organización bajo su mando no estaba involucrada de ninguna manera en la lucha contra Estado Islámico.

Aunque el político noruego aplaudió los esfuerzos redoblados del Gobierno de Recep Tayyip Erdoğan para hacerle frente al EI, también insistió en que los bombardeos aéreos y la zona de seguridad establecida en el marco de esa lucha son “asuntos bilaterales” de Turquía y Estados Unidos. Pero, mientras los embajadores de los Estados miembros de la OTAN se reunían en Bruselas, atendiendo al llamado de Ceylan, Erdoğan declaró en Ankara que se acercaba el momento en que necesitaría el respaldo de la alianza atlántica.

Erdoğan, blanco de críticas

Este asunto incomoda a los diplomáticos de esa coalición. Stoltenberg declaró que la OTAN condenaba “todos los atentados terroristas” perpetrados contra intereses turcos, aludiendo tácitamente tanto al ataque de EI en Suruç como a los asesinatos de agentes policiales orquestados por el PKK. Pero en la OTAN abundan las críticas contra el intento de Ankara de mezclar la lucha internacional contra EI con el forcejeo doméstico entre el Gobierno de Erdoğan y los kurdos del PKK; sobre todo considerando que el EI y el PKK son enemigos.

Diplomáticos de la OTAN traen a colación que en Siria hay milicias kurdas cercanas al PKK combatiendo contra el EI, que las fuerzas estadounidenses están buscando la manera de cooperar con ellas, y que a Turquía se le reprocha el haber apoyado con su pasividad previa los desmanes cometidos por EI en Siria. De momento, Stoltenberg se mantiene al margen de esa polémica, haciendo declaraciones vagas y prometiendo “monitorear los sucesos en el sudeste de Turquía”.

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