Ucrania anuncia creación de Iglesia independiente de Moscú
15 de diciembre de 2018
Lo anunció el presidente ucraniano Petro Poroshenko. La nueva iglesia ortodoxa será independiente del Patriarcado de Moscú.
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El presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, anunció la creación de la Iglesia ortodoxa ucraniana independiente de Moscú, tras la decisión de los obispos reunidos en el concilio de unidad de las iglesias ortodoxas ucranianas en Kiev. Así se abre un nuevo frente de confrontación en las dificiles relaciones entre Ucrania y Rusia, hundidas en una grave crisis desde hace casi un lustro
"Este día pasará, o ya ha pasado a la historia, como el día de la creación de la Iglesia autocéfala ucraniana", dijo Poroshenko en un discurso retransmitido por la televisión local.
La nueva iglesia, independiente del Patriarcado de Moscú, estará encabezada por el metropolita Yepifany (Dumenko), de 39 años, apoyado por el actual cabeza de la Iglesia ortodoxa ucraniana, Filaret.
"Permítanme presentarles al recién electo jerarca (de la Iglesia ucraniana) el metropolita de Kiev Yepifany", dijo el presidente ucraniano desde una tribuna en la Plaza de Santa Sofía de la capital ucraniana.
Agregó que ambos viajarán a Estambul en enero para recoger el tomos (decreto) sobre la autocefalia de la Iglesia ucraniana de manos del patriarca de Constantinopla, Bartolomé, que ostenta una especie de autoridad simbólica sobre las diversas iglesias ortodoxas.
Hasta el momento, en Ucrania existían tres iglesias ortodoxas: una dependiente de Moscú; otra del Patriarcado de Kiev y una tercera, minoritaria, que se independizó de Rusia en 1920 y que se autoproclamó Iglesia Autocéfala Ortodoxa de Ucrania.
Poroshenko ha impulsado los planes de unificación eclesial en el marco de su campaña para las elecciones de 2019. La Iglesia ortodoxa rusa considera a Ucrania como parte de su territorio y lucha desde hace meses para impedir la pérdida de sus comunidades religiosas en el vecino país.
Moscú reacciona
Por su parte, el patriarca Kirill, cabeza de la Iglesia Ortodoxa Rusa, envió una carta al papa Francisco, a la Secretaría General de la ONU y a varios líderes mundiales en la que pide proteger a los clérigos de la Iglesia ucraniana leal a Moscú. "En los últimos tiempos, la injerencia de los líderes del Estado laico ucraniano en asuntos de la Iglesia ha tomado forma de una burda presión sobre los obispos y el clero de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana" dependiente de Moscú, reza la misiva del patriarca publicada en la web de la Iglesia rusa.
Según Kirill, la situación de los religiosos en Ucrania permite hablar del inicio de "una persecución a gran escala" del clero leal al Patriarcado de Moscú.
Las actuales tensiones estallaron después de que el Patriarcado Universal de Constantinopla anulara el "tomos" (decreto) que vinculaba la Iglesia ucraniana a la rusa desde 1686, decisión que fue rechazada tanto por la Iglesia rusa como por la ucraniana que es leal a Moscú.
En su misiva, Kirill pide a los líderes mundiales tomar cartas en el asunto para "proteger al clero y los fieles" de la Iglesia ucraniana leal a Moscú de un intento de utilizarlos en "pugnas preelectorales", en alusión a los comicios presidenciales del marzo de 2019 en los que, según los pronósticos, el actual presidente Poroshenko buscará la reelección.
DG (efe, dpa)
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32 años después: los últimos habitantes de Chernóbil
Después de más 30 años del desastre nuclear de Chernóbil, 30 kilómetros a su alrededor están considerados como "inhabitables". Algunos regresaron a sus pueblos. La fotógrafa Alina Rudya nos muestra cómo viven.
Imagen: DW/A. Rudya
El optimismo contagioso de Baba Gania
Baba Gania (izqda.) tiene 86 años. Ella sobrevivió, pero su esposo murió hace una década. Durante 25 años ha estado cuidando de su hermana Sonya (drcha.), discapacitada mental. "No le tengo miedo a la radioactividad. Hiervo los champiñones hasta que la radioactividad haya desaparecido", dice con orgullo. La fotógrafa Alina Rudya opina que Baba "es la persona más cariñosa y amable" que conoce.
Imagen: DW/A. Rudya
Casas abandonadas con rapidez
Gania y su hermana viven en Kupuvate, un pueblo en una zona de exclusión a 30 kilómetros de la planta nuclear de Chernóbil. Tras el accidente en abril de 1986, cientos de miles de residentes en el área fueron evacuados rápidamente. La mayoría de las casas de Kupuvate están abandonadas. Gania está usando una casa de la vecindad para guardar el ataúd de su hermana y el suyo.
Imagen: DW/A. Rudya
La muerte regresa
"El cementerio de Kupuvate se parece a cualquier otro cementerio de los pueblos en Ucrania", informa la fotógrafa Alina Rudya. "Mucha gente que fue enterrada aquí fue evacuada y pasó su vida fuera de la zona radioactiva, pero regresa después de su muerte".
Imagen: DW/A. Rudya
El último deseo de Baba Marusia
Los que regresan buscan los restos de su familia, como Baba Marusia, quien llegó para limpiar la tumba de su madre. Vive en Kyiv con su hija y comparte un apartamento de una habitación con su yerno y dos nietos. "Estoy feliz de haberme quedado. Es mi patria. Es aquí donde quiero ser enterrada" y añade: "Pero cerca de mi madre y no de mi esposo".
Imagen: DW/A. Rudya
Los que regresaron para quedarse
Galyna Ivanivna es otra de las pocas habitantes de la zona, conocidas como "samosely", colonos, en ucraniano. "Mi vida pasó en un abrir y cerrar de ojos. Tengo 82 años y es como si nunca hubiera vivido. Cuando era más joven, quería viajar por el mundo. Recuerdo soñando con tener un billete gratis para todo el mundo. Pero nunca pude ir más lejos de Kyiv".
Imagen: DW/A. Rudya
La vida en un mundo pequeño
Ivan Ivanovych y su mujer decidieron, como otros pocos, en los años 80 regresar a la zona nuclear contaminada. Ivan se ha convertido, de alguna manera, en una estrella entre los turistas que visitan la zona. Su esposa murió hace algunos años, "cada vez que lo visito, me dice que sucedió el año pasado", dice la fotógrafa. Tiene muchas historias que contar, son "historias llenas de fantasía".
Imagen: DW/A. Rudya
Testigos del pasado
La fotógrafa ucraniana Alina Rudya también visitó el pueblo de Opachichi, una semana antes del 32 aniversario del desastre de Chernóbil. Según ella, una señora mayor vive aún ahí, mientras que el resto de los colonos ya ha fallecido. Casas abiertas con viejas fotos, cartas y muebles son los testigos silenciosos del pueblo.
Imagen: DW/A. Rudya
Diciendo adiós lentamente
Marusia está mirando a su esposo Ivan, quien hace poco tuvo un ictus y es demente. "A veces se levanta por la noche y va a buscar su tractor. Trabajó 42 años con uno". Ella es consciente de que está muriendo lentamente: "No quiero ser un estorbo para mis hijos y nietos".
Imagen: DW/A. Rudya
Preparándose para cuando venga la muerte
Antes de que Ivan cayera enfermo, contruyó dos ataúdes porque quería estar preparado para la muerte de su esposa y la suya. Están en una cabaña al lado de su casa. "El de abajo es para mí y el de arriba, para mi viejo marido", explica Marusia.
Imagen: DW/A. Rudya
Los últimos colonos
Solo unas pocas personas viven en la zona de exclusión. La fotógrafa nació cerca de Chernóbil, ha regresado varias veces y planea publicar sus imágenes en un libro. "Visitar los pueblos abandonados es cada vez más triste. Cada vez que vengo, alguien fallece y es que casi la mayoría de los colonos tienen más de 70 años de edad".