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Ucrania: Gobierno tiembla por lucha de poder

Roman Goncharenko (DZC/EL)4 de febrero de 2016

El ministro de Economía presentó su renuncia y lanzó acusaciones de corrupción contra un cercano al presidente. El conflicto escala y Occidente mira con preocupación.

Aiwaras Abromavicius.
Imagen: Reuters/V. Ogirenko

Es obvio que Petro Poroschenko está preocupado. Al menos eso se desprende de la invitación urgente enviada por el mandatario ucraniano a los embajadores de los países del G7 para que asistieran a una reunión para debatir sobre la actual situación del Gobierno de Kiev, según contó a la prensa Jan Tombinski, representante de la Unión Europea en Ucrania, antes del encuentro. En la reunión, “el presidente y el primer ministro nos aseguraron que trabajarán juntos y en equipo para la introducción de reformas en el país”, dijo tras la cita el embajador de Japón, país que junto a Estados Unidos, Francia, Alemania, Reino Unido, Italia y Canadá integra el G7.

El fondo de todo esto es la inesperada renuncia del ministro de Economía, Aivaras Abromavicius (en la foto), el pasado miércoles. El político dijo que se iba por la presión que sufría él y su departamento por parte de algunos miembros del partido del presidente. “Ni yo ni mi equipo tenemos ganas de ser la tapadera para la corrupción descarada”, dijo el ahora exministro, quien incluso entregó nombres concretos: Igor Kononenko, vicepresidente del partido de Poroshenko, hombre de negocios y estrecho colaborador del mandatario. Abromavicius lo acusa de, entre otras cosas, querer poner a sus cercanos en lucrativas empresas estatales de la industria química y metalúrgica. Kononenko negó las acusaciones. El caso ahora está en manos de la Oficina Anticorrupción fundada el año pasado.

Alabanzas al ministro

Funcionarios de la Oficina Anticorrupción en Kiev.Imagen: DW/O. Klimtschuk

Ya el miércoles el presidente Poroshenko había pedido al ministro que se quedara en el gobierno. Pero convencer a Abromavicius no era una tarea fácil. Ya se había llevado todas sus cosas de su oficina, dice la prensa ucraniana. Ahora formalmente debe votar el Parlamento sobre la renuncia del ministro, que se fue junto a buena parte de su equipo, que también presentó su dimisión.

Cuán serio es el escenario lo demuestra la inusualmente rápida reacción de los embajadores occidentales, entre ellos también Alemania. Pocas horas tras la renuncia, presentaron un breve comunicado donde lamentaban la salida del ministro, cuyas reformas “habían mostrado importantes resultados para Ucrania”. Alabaron sus logros en la estabilización de la economía, duramente golpeaba por la crisis, su trabajo para lograr una mayor transparencia y sus esfuerzos contra la corrupción. Los embajadores, asimismo, hicieron un llamado a los líderes del país a superar las diferencias por el bien de Ucrania.

¿Peligra la ayuda?

Abromavicius es uno de los ministros más importantes del gobierno del premier Arseni Yatseniuk. El lituano, de 40 años y nacionalizado ucraniano, pertenece al grupo de tres titulares nacidos en otros países que desde hace más de un año están en altos cargos. A él se debe, entre otras cosas, la creación de las condiciones necesarias para la llegada de los créditos millonarios otorgados por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Ucrania necesita ese dinero para evitar la constante amenaza de la insolvencia.

Ahora los expertos ven esas ayudas financieras en peligro. “Los socios occidentales podrían poner un ultimátum político a Poroshenko”, dice Hlib Wyschlinski, director general del Centro de Estrategia Económica de Kiev. Si no se hacen las reformas necesarias, entonces el dinero dejará de llegar. “Y Ucrania no tiene otras fuentes financieras”, asegura Wyschlinski. El político alemán afincado en Kiev Andreas Umland piensa parecido. Para él, los recientes acontecimientos podrían llevar al gobierno a una crisis de grandes dimensiones.

Pedidos de renuncia de Yatseniuk

La compleja situación es también reconocida por los políticos ucranianos. El presidente del Parlamento, Volodimir Groysman, advirtió de una “grave crisis política” que acaba de comenzar. El primer ministro Arseni Yatseniuk dijo que si bien respeta a quienes han presentado sus renuncias, irse en estos momentos es “como escapar del campo de batalla”. Criticó los ataques verbales contra su gobierno, habló de una lucha de poder y de una “realidad política sucia”.

El cuestionado premier Arseni Yatseniuk.Imagen: picture-alliance/AP Photo/E. Lukatsky

El puesto de Yatseniuk se tambalea más fuerte que nunca. Los índices de popularidad de su partido son desde hace meses bajísimos, de solo un dígito. Especialmente desde el partido de Poroshenko suele haber acusaciones de corrupción y pedidos de renuncia. Observadores políticos como Serhij Rudenko ven la salida de Abromavicius en el contexto de una lucha de poder cada vez más fuerte entre el presidente y el primer ministro. Sin la fracción de Yatseniuk el Gobierno no tendría mayoría parlamentaria y Ucrania tendría que ir nuevamente a las urnas. Muchos expertos piensan que lo único que ha evitado la desintegración del Gobierno y de su coalición es la presión internacional.

Kononenko, el hombre apuntado por el renunciado ministro de Economía, dejó su oficina como jefe de la fracción parlamentaria del partido de Poroshenko hasta que termine la investigación que se levantó en su contra. Si esto ayudará a resolver la crisis es cuestionable. El gobierno quiere hacer un balance de su trabajo el próximo 16 de febrero ante en Parlamento. Se espera que haya turbulencias, nuevas renuncias e incluso un voto de desconfianza por parte de los congresistas.

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