El LEIPZIGER VOLKSZEITUNG, de Alemania, escribe: "Sólo la autoproclamada Juana de Arco ucraniana puede dar una mayoría parlamentaria al Bloque Naranja. Con ello se perfila ya una reedición de la coalición del 2004, que se conformó luego de la anulación de las elecciones fraudulentas. Con una diferencia esencial: esta vez, Timoshenko tiene la sartén por el mango. Ahora puede dictar las condiciones para la formación de la coalición, de las cuales la más importante es: yo seré la jefa del gabinete. La reforma parlamentaria que entró en vigor también con las elecciones le da al jefe de Gobierno además más poderes."

La Revolución no ha sido en vano

LE FIGARO, de París, escribe: "Las elecciones legislativas del pasado domingo en Ucrania muestran que la revolución naranja no ha sido dirigida en vano. Claro es que las urnas se han hecho eco de la desilusión que se extiende en el país desde que se liberó de la tutela poscomunista. Pero no hay nada anormal en ello. Al contrario, es apoyándose sobre sus propias fuerzas, que consiguieron el sufragio universal, como Ucrania puede continuar buscando su vía entre Rusia y la Unión Europea. Lo que ocurre en este mismo momento en Bielorrusia - país vecino de Ucrania, situado como ella en los confines de nuestra Europa y del mundo ruso- es un flagrante contraejemplo.

En la capital bielorrusa, la libertad es ridiculizada por un régimen dictatorial que rechaza la mínima apertura. La batalla de la oposición no ha hecho más que empezar. Por poco que Europa apoye enérgicamente a los opositores, la represión está haciendo nacer en Bielorrusia un movimiento democrático que el régimen quiere cortar de raíz. En Ucrania, la revolución naranja ya se ha producido y en ella se ha instalado la democracia."

Rusia es el problema

LA VANGUARDIA, de Barcelona, escribe: "La represión contra la oposición democrática en Bielorrusia tras las amañadas elecciones presidenciales del 19 de marzo ha hecho que la Unión Europea anuncie por primera vez sanciones contra el régimen de Alexander Lukashenko. Gracias a la determinación de sus vecinos Lituania y Polonia, nuevos miembros de la UE, se ha evitado la perenne tentación europea de contemporizar con un dictador firmemente apoyado por el Kremlin.

Casi veinte años después del anuncio del proceso de perestroika o restructuración por el entonces Secretario General del Partido Comunista Soviético Mijail Gorbachov, y tres lustros después de la disolución de la URSS, Rusia no es aún una democracia constitucional sino que sufre “resaca imperial”, en palabras de Geoffrey Hosking, profesor de historia rusa del londinense University College. Los ingleses saben un rato de resacas imperiales."

Ucrania: la derrota de Yúshenko tiene una madre

El KURIER, de Viena, editorializa: "La derrota de Yúshenko tiene muchos padres y una madre: Julia Timoshenko. Timoshenko es la verdadera sorpresa de la elección. Con su bloque electoral alcanzó casi los mismos votos que el 'Partido de las Regiones' del ex primer ministro Yanukóvich, que representa el viejo régimen poscomunista. Timoshenko tienen buenas posibilidades de transformarse nuevamente en primera ministra.

Para Yúshenko, cuyo partido 'Nuestra Ucrania' ocupó el tercer lugar, ello suena como una peligrosa amenaza. No obstante, no tiene otra opción que apoyar a su rival. Ya ambas partes hablan de la necesidad de revitalizar la unión naranja. Pero detrás de ello no hay otra cosa que un cálculo de poder: su Yúshenko tienen a hombres de sus filas en el Gobierno, puede por lo menos tener la esperanza de que las cosas no se le escapen del todo de las manos. Y Julia Timoshenko necesita de alguien que le ayude a lograr las mayorías necesarias."