Erradicar la corrupción y la impunidad es la primera tarea que se ha impuesto el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Para ello, la Unión Europea ofrece apoyo al nuevo gobierno de un país que es socio estratégico de los europeos desde hace dos décadas. 

"El período electoral estuvo marcado por la violencia. Los asesinatos de candidatos y periodistas requieren investigaciones ágiles y transparentes. México puede contar con todo el apoyo de la UE para estos temas y para seguir promoviendo los derechos humanos y el Estado de derecho”, dice el comunicado de Bruselas. Cabe recordar que en repetidas ocasiones la UE ha condenado los actos violentos en el país y ha abogado por su investigación. ¿Es todo lo está en su mano hacer?

La voluntad política

"La idea de que la UE y los países europeos pueden amenazar a un país tan importante como México para lograr cambios en sus políticas domésticas no es muy realista; pensar que la UE puede actuar como palanca política es casi inocente”, dice a DW Ivan Briscoe, analista del think tank International Crisis Group, con sede en Bruselas.

"Pero ahora que al parecer existe la voluntad política de lograr un cambio radical, debe hacer lo que ya hizo: ofrecer su ayuda y su asistencia para las nuevas políticas de AMLO en cuanto a seguridad y justicia”, añade.

Desde las organizaciones de la sociedad civil se subrayan las horrorosas cifras que han llevado a la insostenibilidad de la situación: 37.000 desaparecidos, 240.000 muertos, 99% de impunidad. "La instalación de un `mecanismo internacional para combatir la impunidad´ podrá dar impulsos decisivos para que mejore la situación de los derechos humanos de manera concreta”, exige Susanne Breuer, especialista de Misereor, agencia católica alemana de cooperación al desarrollo.

Empezar por casos emblemáticos

¿Cómo podría verse este mecanismo? Aunque nadie vislumbra aún detalles, Briscoe identifica posibilidades de cooperación europea en búsqueda de desaparecidos, fortalecimiento de la Fiscalía y la investigación forense y policíaca. Los avances logrados en la vecina Guatemala, con apoyo europeo, son prueba de que es posible. "Eso sí, México es un desafío mucho más grande, con mayor diversidad en tipos de criminalidad y corrupción. Se requiere de la UE nuevas formas de apoyar no sólo a nivel federal sino también en los Estados más afligidos por la violencia”, sigue Briscoe y pone a Veracruz como ejemplo.

"Existe ahí un altísimo nivel de corrupción y miles de desaparecidos en fosas clandestinas. Y aunque ha habido intentos de renovar el sistema judicial, los casos son tantos que no existen los recursos para seguir las investigaciones”, dice Briscoe.

¿Un caso emblemático que sería la luz de esperanza? "No cabe duda que el caso más simbólico, cuya investigación abriría la posibilidad de cambiar la percepción de México, es el de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. También es un caso muy importante porque está en Guerrero, uno de los Estados más violentos”, responde Briscoe. "Resolviendo un caso como éste -donde hay participación de sectores políticos, de fuerzas de seguridad y grupos criminales trabajando juntos en un enorme crimen de lesa humanidad-, se podrá explorar las oscuras relaciones que están atrás de los altos niveles de criminalidad en los últimos años”, añade.  

Inmensas tareas

"El nuevo presidente está ante la inmensa tarea luchar contra la pobreza, abolir la corrupción y luchar contra el narcotráfico”, dice por su parte Josep-Maria Terricabras, eurodiputado especialista en México.  Identifica la creación de en fiscalía especial y una comisión de la verdad como mecanismos que podrían ser recogidos en el marco del acuerdo entre México y la UE.

Cabe recordar que –temiendo tendencias nacionalistas- cerrar la modernización de este acuerdo antes del cambio de gobierno fue un objetivo al que se dedicaron a toda máquina tanto los europeos como el gobierno mexicano.

"AMLO no es un dogmático del comercio libre”, explica Briscoe. "La razón es que el país, abierto al comercio libre sobre todo con Estados Unidos, se ha convertido en un centro enorme de ensamblaje para la exportación. Pero la redistribución de esa riqueza generada ha sido muy poco equitativa. La muestra perfecta de la inequidad es sueldo mínimo que en términos reales es más bajo que en los años 90. Los bajos costos laborales en México han sido parte integral del modelo de inserción en el mercado internacional”, añade. Esta situación, enquistada, contribuiría también a la corrupción, la criminalidad y la inseguridad.

"Las empresas europeas están conscientes de la problemática y aunque aprovechan la situación para su propia producción, tienen la suficiente lucidez para entender que este modelo está caduco y hay que reorientarlo, lo que no implica que México cierre sus fronteras y adopte una economía autárquica”, afirma Briscoe, que ve positivo que el nuevo gobierno quiera combatir la injusticia y la inequidad.

En este sentido, a la vez que la UE felicita al nuevo gobierno, le recuerda que su relación está basada en "valores compartidos, economías abiertas y un orden global multilateral basado en reglas”. Y, por supuesto, ofrece su cooperación para combatir la impunidad.