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UE-Cuba: el inicio de un diálogo anunciado

Mirra Banchón7 de febrero de 2014

Acompañar reformas y dar un marco al diálogo busca el acuerdo de cooperación que la UE comenzaría a negociar con Cuba. “A la vez es un reconocimiento de que la política de sanciones no sirvió de nada”, opina especialista

El ministro holandés de Asuntos Exteriores, Frans Timmermans (izq.) y su homólogo cubano, Bruno Rodríguez.
El ministro holandés de Asuntos Exteriores, Frans Timmermans (izq.) y su homólogo cubano, Bruno Rodríguez.Imagen: Yamil Lage/AFP/Getty Images

En busca de un diálogo político estructurado con Cuba, el consejo de ministros de Exteriores de la Unión Europea aprobará, muy probablemente, el mandato para iniciar la negociación de un acuerdo de cooperación y diálogo político. Este tipo de acuerdos que la UE tiene con muchos países es un marco básico de relaciones formales. Se trata de acompañar el proceso de cambio en Cuba, así lo explican fuentes oficiales.

El acuerdo pondría un pie en el diálogo político que incluye derechos humanos y otro en la cooperación técnica en cuanto a cambio climático, agricultura y economía. Sobre los detalles del acuerdo –que apenas se empezará a negociar- no se sabe nada hasta el momento.

Sin plazos aún para que se suscriba ciertamente, la compleja relación que la unión ha tenido con la isla caribeña plantean interrogantes. Sobre todo en cuanto a la “posición común” adoptada en 1996 y que condicionaba todo diálogo con la Habana a avances en derechos humanos, defendiendo el contacto directo con los disidentes.

Interrumpidas las relaciones en 2005, tras la “primavera negra” por el encarcelamiento de disidentes, éstas fueron retomadas, sobre todo en el campo de la cooperación en 2008. A finales de 2012, el Consejo Europeo encargó a la alta representante de Relaciones Exteriores de la UE, Catherine Ashton, que explorase nuevas posibilidades de relacionarse con Cuba. Pero no dejó sin efecto la posición común. Es decir, un marco oficial de diálogo y la posición común pueden coexistir. Hasta más ver.

Cumbre de la CELAC, La Habana, enero 29 de 2014Imagen: picture alliance/landov

“Éste es sólo un primer paso”, explica a DW la politóloga alemana Susanne Gratius, investigadora asociada del think tank europeo Fride y profesora contratada en la Universidad Autónoma de Madrid, “no significa ni que se abandona la posición común –que no debe ser entendida como un catálogo de sanciones. Ni que el acuerdo, efectivamente, se va a firmar. Ya hemos estado dos veces anteriores en el mismo momento”.

Cabe resaltar que, aún en los momentos de mayor tensión, la UE no ha dejado de cooperar con Cuba, y que con acuerdo o sin él la isla caribeña es uno de los pocos países latinoamericanos de renta media que seguirán presentes en la cooperación bilateral europea para el período presupuestal que comienza (2014-2020)

¿Por qué un acuerdo ahora?

“Hay una distensión hacia Cuba a nivel mundial. Estamos en otra etapa y se trata más bien de fomentar el proceso de apertura económica, no política. En este sentido, Cuba está más débil sin la carismática figura de Fidel Castro. Su gobierno, más burocrático y militar, tiene muchos problemas de legitimación y a la gente lo que le interesa es la apertura hacia un sistema más capitalista”, explica Gratius.

Además, sigue la especialista, como se vio en la recién pasada cumbre en La Habana, “América Latina tiene relaciones normales con La Habana; en la OEA no hay clausula especial. La Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe ha dicho “aceptamos a Cuba”, el único que no la acepta es Estados Unidos”.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que 20 de los 28 países europeos tienen acuerdos bilaterales con el Estado caribeño. “Todos tienen unas relaciones normales, el único punto es que nunca se han formalizado con Bruselas”, sigue Gratius resaltando que no se trata de un acuerdo de libre comercio, sino uno de cooperación en un marco económico bastante modesto.

¿Política simbólica?

Con todo, la “posición común” –impulsada y defendida por muchos años por España- sigue vigente. Y el futuro acuerdo no prevé condicionamientos: ni cantidades de prisioneros liberados, ni convocatoria a elecciones libres, ni liberalización de exportaciones o importaciones.

Se trata de acompañar el proceso de reformas iniciado por La Habana y de lograr un marco estable para el diálogo y “el debate en la isla, no sólo con la isla”, explica un alto funcionario de la UE. Eliminar la posición común será un asunto unánime del Consejo Europeo, es decir de los jefes de Estado y de Gobierno. “Entretanto”, recuerda la analista, “hay una desespañolización de la política europea hacia Cuba. Por otro lado, en este momento a España, con todas las heridas que tiene abiertas, lo que más le interesa son sus intereses económicos y comerciales. Y el tema de Cuba ya no es controversia”.

La Habana, enero 27 de 2014Imagen: Reuters

En resumen, con el nuevo acuerdo –que no es ni de libre comercio, ni de asociación, ni de inversiones- se busca, según la definición oficial continuar con la política pero renovar los instrumentos. Es “un símbolo de que la UE acepta a Cuba”, concluye Gratius, “y a la vez un reconocimiento de que la política de imponer sanciones no sirvió de nada”.

Autora: Mirra Banchón
Editor: Enrique López

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