UE: Divergencias al inicio de la cumbre sobre refugiados
17 de marzo de 2016
Los gobernantes de la Unión Europea (UE) se reunieron hoy en Bruselas para debatir un acuerdo con Turquía con el objetivo de frenar el flujo de refugiados desde ese país.
Imagen: Getty Images/AFP/T. Charlier
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Los jefes de Estado y Gobierno de la UE comenzaron hoy una cumbre de dos días en la que quieren alcanzar un acuerdo respetuoso con la ley comunitaria e internacional para devolver a Turquía refugiados e inmigrantes irregulares y aliviar así la presión migratoria a la que se enfrenta Europa.
Los Veintiocho intentarán aunar hoy sus posturas, que presentan varias divergencias, para negociar este viernes con el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, que participará en un desayuno de trabajo con los líderes. Varios participantes señalaron que aún queda mucho trabajo por hacer. La canciller alemana, Angela Merkel, dijo esperar "debates intensos", aunque fue cautamente optimista. "Creo que hay una posibilidad (...) de encontrar una posición común", dijo. En cambio, el primer ministro belga, Charles Michel. afirmó que "Turquía pide realmente mucho y me niego a aceptar negociaciones que a veces se parecen a una forma de extorsión".
El objetivo de esta cumbre es cerrar el preacuerdo que dejaron esbozado los países europeos en la cumbre el 7 de marzo y añadirle precisiones para garantizar que cumple plenamente con la legalidad.
Borrador de acuerdo
Según un borrador del acuerdo que Bruselas espera sellar con Ankara, los inmigrantes irregulares que lleguen a Grecia desde Turquía serán registrados y cualquier solicitud de asilo será procesada de acuerdo con el derecho europeo. Los que sean devueltos serán protegidos acorde a los estándares internacionales.
Entre otras cosas, se prevé que por cada refugiado sirio que acepte Turquía de regreso, la UE aceptará legalmente la llegada de otro a su territorio. En total, habrá 72.000 plazas disponibles para ello.
Grecia y Turquía
"Tenemos que tomar una decisión para solucionar esta mala situación y encontrar la forma de darles hospitalidad", declaró el primer ministro griego, Alexis Tsipras. Reclamó que se tomen decisiones que ayuden a Grecia a subsanar la situación en el campamento de refugiados de Idomeni, en la frontera con Macedonia, y solicitó acelerar los procesos de reasentamiento de los refugiados.
Ankara ha solicitado a la UE una ayuda adicional de otros 3.000 millones de euros para atender a los refugiados y acelerar la liberalización de visados, entre otras condiciones para un acuerdo.
La alta representante de la UE para la Política Exterior, Federica Mogherini, matizó que hablar de refugiados no significa solamente hablar y trabajar con Turquía, porque hay otras muchas rutas y muchos otros países con los que tratar sobre este asunto.
ER (efe, dpa)
El campo de refugiados de Moria
Los refugiados que llegan a Lesbos son enviados a Moria, para ser registados. Debido a las largas colas, las malas condicios higiénicas y la falta de recusos, algunos lo consideran el peor campo de refugiados del mundo.
Imagen: DW/D. Cupolo
Refugiados y refugiados
Al llegar a Lesbos, los refugiados son separados. Los sirios son enviados al campo de Kara Tepe, donde la mayoría dispone de un alojamiento sólido. Los de otras nacionalidades son llevados al campo de Moria, el primer centro para el registro de personas que dejaron sus países huyendo de la miseria. Allí, los refugiados duermen en carpas o a la intemperie, a la espera de poder viajar a Atenas.
Imagen: DW/D. Cupolo
Demasiada gente
El hacinamiento causa a menudo fricciones, como en esta cola para la comida. De acuerdo con un informe de la ONU, el campamento fue concebido para 410 personas. Sin embargo, hay allí entre 2000 y 4000 refugiados, dice Fred Morlet, que coordina el trabajo de los voluntarios en Lesbos. "Desde el principio faltaron recursos y ahora éste se ha convertido en el peor campo de refugiados del mundo".
Imagen: DW/D. Cupolo
Escasez de alimentos
Ramona Brongers, fundadora de la fundación Live for Lives, comenzó a trabajar con su ONG en Moria después de haber visto un llamado de auxilio en internet. "Preparamos 1.500 raciones al día, pero nunca basta para dar comida a todos", cuenta. Y agrega: "Ayudamos como podemos, pero los problemas son enormes y las organizaciones más grandes no asumen la responsabilidad".
Imagen: DW/D. Cupolo
"Dormir entre la basura"
Brongers relata que sus 36 voluntarios se vieron superados por las labores de aseo y recolección de desperdicios. "Mire a su alrededor, la gente duerme en la basura", dice Brongers. Acota que "es imposible mantener este lugar limpio; siempre estamos al borde de una epidemia". Hace poco se reportó un brote de sarna en el campo de Kara Tepe.
Imagen: DW/D. Cupolo
Falta de motivación
Morlet reprocha la actitud de los encargados del campamento. "Los funcionarios todas luces no está motivados y a veces no vienen a trabajar, lo que implica que los refugiados no son registrados, mientras sigue llegando más y más gente. Dos horas de dilación significan un desastre humanitario".
Imagen: DW/D. Cupolo
Caminante descalzo
"Caminé de Pakistán a Turquía sin zapatos", dice Fiaz Uddah (al centro), quien espera que llamen su número. "Dormimos así, en estas cajas de cartón. No tenemos mantas", dice por su parte su amigo Israr Ahmed. Y añade: "Hacemos esto porque no queremos que nuestros hijos vivan como nosotros".
Imagen: DW/D. Cupolo
¿Quién decide?
Arshid Rahimi, un afgano veinteañero de Ghazni, dice que su madre lo forzó a partir después de que su padre y su hermana fueran asesinados durante un ataque talibán contra una escuela cercana a su casa. "Mi vida se veía amenazada por los talibán, pero aquí la gente dice que he venido por razones económicas", señala, y pregunta: "¿Quién decide si soy un refugiado o no?"
Imagen: DW/D. Cupolo
"Se parece a Guantánamo"
Algunas familias pueden quedarse en las carpas de Moira, que son escasas, pero Morlet compara el campamento con una prisión. "Con cercos y alambrada de púas, se parece a Guantánamo", comenta. No obstante, predice que el número de refugiados no se reducirá. "Hay quienes dicen que el invierno los frenará, pero el mar es más calmado en invierno", apunta.
Imagen: DW/D. Cupolo
En manos de Dios
"Cuando estaba a bordo del bote en que vine hacia acá, en medio del océano, comprendí que estamos solos, en las manos de Dios", dice Pejman Usefi, un afgano que vivía en Irán. "Si Dios decide salvarte, entonces te salvarás. Así es como veo mi situación en este campamento".