La delegación de la Unión Europea (UE) en Birmania (Myanmar) instó este lunes (27.01.2020) a las autoridades del país a cumplir con las medidas cautelares prescritas por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para proteger a la minoría musulmana rohinyá de posibles actos genocidas.

"La UE acoge positivamente estos importantes primeros pasos para reconocer la escala y gravedad de la violencia que tuvo lugar, las violaciones graves de derechos humanos y el uso desproporcionado de la fuerza por parte del Ejército y las fuerzas de seguridad birmanas", dijo la delegación europea en un comunicado.

"Esperamos que Birmania use estas medidas para impulsar el progreso de la transición democrática hacia una sociedad donde el derecho de todos está plenamente reconocido y protegido", agregó la UE.

La delegación europea aplaudió la simpatía expresada por el presidente birmano, Win Myint, hacia todas las víctimas, al tiempo que le pidió "acciones concretas" y ofreció su ayuda al país para solucionar el complejo conflicto en el estado Rakáin (antiguo Arakán), de donde proceden los rohinyás.

El pasado jueves, la CIJ decidió por unanimidad obligar a Birmania a tomar "todas las medidas a su alcance" para prevenir crímenes contra los rohinyás en su territorio, como el asesinato de sus miembros.

Gambia presentó denuncia contra Birmania

La CIJ aprobó la mayor parte de las medidas cautelares solicitadas por el país denunciante, Gambia, que presentó una denuncia contra Birmania por presunto genocidio basándose en un informe de una misión de investigación de la ONU hecho público en 2018.

Según ese documento, existieron elementos en la actuación del Ejército birmano, especialmente desde agosto de 2017 en Rakáin, que podrían definirse como "genocidio".

Las proclamadas "operaciones de limpieza" de las fuerzas armadas birmanas fueron una respuesta a los ataques del Ejército de Salvación Rohinyá de Arakán (ARSA) contra puestos policiales y militares.

La campaña militar causó el asesinato de unas 10.000 personas, según los investigadores de la ONU, y el éxodo de unos 725.000 rohinyás a la vecina Bangladesh, donde permanecen en el complejo de campos de refugiados más grande del mundo. (efe)

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