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UE: La infructuosa rebelión de Polonia

9 de marzo de 2017

Polonia se rebeló contra el presidente del Consejo de la UE e intentó impedir su reelección. El tema desplazó del primer plano a la economía y las reformas. Pero, finalmente, Donald Tusk fue reelecto.

Beata Szydlo, primera ministra polaca.
Beata Szydlo, primera ministra polaca.Imagen: picture alliance/dpa/Belga/T. Roge

El presidente del Consejo de la Unión Europea quería permanecer en ese cargo dos años y medio más. La prolongación del período de Donald Tusk habría sido normalmente un mero trámite formal. Pero esta vez no fue así, porque el gobierno de Polonia se opuso. La primera ministra Beata Szydlo, de tendencia nacional-conservadora, rechazó su reelección, argumentando que Tusk se había inmiscuido en la política interna polaca. "No podemos permitir un peligroso precedente”, afirmó la gobernante de Varsovia en una carta que envió el 27 de febrero a sus homólogos de la UE.  No obstante, ahora los jefes de Estado y de Gobierno de la UE reeligieron al ex primer ministro Tusk como presidente del Consejo Europeo.

La noticia: Donald Tusk reelegido al frente del Consejo Europeo

Trasfondo:  La UE pone a Polonia bajo la lupa

Larga rencilla

El trasfondo de la arremetida contra Tusk, quien fuera jefe de gobierno de Polonia, parece ser una rencilla de más de un año entre Varsovia y la Comisión Europea. Bruselas reprocha al gobierno polaco usar su mayoría parlamentaria para echar por la borda principios del Estado de Derecho. En la mira está principalmente el recorte de poderes del Tribunal Constitucional. En diciembre, el presidente de la Comisión de la UE exhortó en general a resguardar el Estado de Derecho, también en Polonia. Pero hay más: el partido "Ley y Justicia” (PiS), de Jaroslaw Kaczyinski, acusa a Tusk de corresponsabilidad en la tragedia aérea en que murió el entonces presidente polaco, Lech Kaczyinski, en 2010, en Smolensk. La investigación oficial atribuyó la responsabilidad del accidente al mal tiempo y a los pilotos, pero el PiS sospecha una conspiración en la que también habría participado Tusk.

Donald Tusk, presidente reelecto del Consejo Europeo.Imagen: picture-alliance/dpa/T. Roge

El gobierno de Varsovia quería, sin embargo, que la presidencia de la Comisión de la UE siguiera estando en manos de un polaco y nominó un candidato propio, el europarlamentario Jacek Saryusz-Wolski. Pero no tenía posibilidad alguna. Según círculos gubernamentales alemanes, la reelección de Tusk ya era de antemano un hecho, porque los restantes socios de la UE no apoyaban la iniciativa polaca. Aseguraron también que no solo la canciller Angela Merkel aprueba la labor mediadora de Tusk en situaciones de crisis. Por lo demás, para la reelección del presidente de la Comisión se requería solo una mayoría cualificada de 20 países, que representen al menos el 65 por ciento de la población de la Unión Europea.

El futuro de la UE

La situación económica y los países balcánicos son otros de los temas que ocupan a los jefes de  gobierno de la UE. Sin embargo, no se esperaba que la atención se centrara en los asuntos más espinosos, como los problemas financieros de Grecia o la política de comercio del nuevo gobierno estadounidense de Donald Trump. Tampoco el "brexit” figura oficialmente en la agenda. La primera ministra británica, Theresa May, no tomará parte el viernes en la segunda jornada de la cumbre, en la que los restantes miembros se proponen reflexionar sobre el futuro de la UE, que dentro de dos semanas celebrará los 60 años de los Tratados de Roma.

Theresa May no estará el jueves presente en las conversaciones de bruselas.Imagen: picture-alliance/dpa/T. Roge

La mayoría de los Estados al parecer desea una integración menos rápida y está dispuesta a aceptar diferentes velocidades en distintos campos políticos. A favor de ello se mostraron Francia, España, Italia y Alemania el lunes, en un encuentro preparatorio, en París. "Debemos tener el valor  de dejar que algunos países vayan a la delantera, si no todos quieren avanzar”, dijo la canciller alemana, Angela Merkel. El presidente francés, Francois Hollande, lo formuló de manera más drástica. "Si no lo hacemos, Europa explotará”, dijo el mandatario galo el lunes en una entrevista. Algunos países han manifestado reparos con respecto a esta idea. Naturalmente, entre ellos se cuenta también Polonia, como hicieron notar con cierta ironía algunos diplomáticos en Bruselas.

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