No hace muchos años, la peor fase de la crisis financiera parecía superada y una de las cuestiones políticas más relevantes en Bruselas era si el partido ganador de las elecciones europeas debería proponer el presidente de la Comisión. En la actualidad, estos temas parecen ser absurdamente irrelevantes. Entretanto se siguen sucediendo con regularidad hechos realmente inquietantes que hacen mella en el corazón de la UE.

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Ya casi nos hemos acostumbrado a la idea de la próxima retirada de Gran Bretaña. La decisión del "Brexit”, con todas sus consecuencias, es motivo suficiente para cuestionar profundamente el futuro de la UE. Además, Hungría y Polonia le dan la espalda al obvio consenso sobre el Estado de Derecho adoptado en el pasado. España se halla en medio de la peor crisis institucional desde hace décadas por el separatismo catalán. La migración incontrolada hacia Europa ha sido una dura prueba para el continente y alimenta ideologías de un calibre hasta hace poco impensable. Por todas partes ganan terreno los partidos que o pretenden hacer retroceder a la UE o acabar con ella del todo.

Nada parece ser lógico

Fuera de Europa la situación tampoco pinta bien: Trump, Erdogan o Putin, los socios tradicionales se han convertido en poco fiables e incluso algunos en adversarios. Y regresamos a Europa. La muerte de una periodista de investigación se podría haber esperado que sucediera en Rusia, ¿pero en un apacible país de la UE, en Malta? ¡Hasta dónde hemos llegado!

Todo sucede al mismo tiempo. Ya nada parece ser lógico, como lo fue hace algunos años. ¿Más integración europea como idea fundamental? Ya no es así.

La cuestión es: ¿Cómo lidia Europa con estas situaciones confusas? Angela Merkel, quien hasta ahora ha sido la líder indiscutible, se ha debilitado desde las elecciones generales. No podrá desempeñar más su papel de manera impecable como antes.

Macron ha perdido encanto

Emmanuel Macron se ofrece a sí mismo como el renovador y salvador de la idea europea. Pero el niño prodigio pierde con rapidez encanto y no solo en Francia. Si sus propuestas de reformas económicas se llevaran a cabo, sería en perjuicio de Alemania. Aún hay más: Macron entretanto advierte de no pactar más tratados de libre comercio con países terceros, porque aparentemente los ciudadanos están hartos de la globalización y hay que protegerlos. Retirarse de un mundo desagradable: ¿Es así la idea de Europa?

Es verdad, en la época actual dominan la nación, la identidad y las demarcaciones. Por eso, el intento del presidente de la Comisión, Jean-Claude Junckers, de ampliar el espacio Schengen y el euro a todos los estados miembros de la UE, no solo está fuera de lugar, sino es también contraproducente.

Lo que la UE necesita en estos momentos no son las grandes visiones, sino soluciones claras a los problemas: acabar con la migración ilegal, debatir el controvertido tema de la expansión digital y la cooperación de defensa europea. Son los temas tratados en esta cumbre. No es posible hacer más, pero tampoco menos. 

Christoph Hasselbach (RMR/ER)