Se avecina un primer Consejo entre Bruselas y La Habana. En el marco del flamante acuerdo se prevé más inversión, más diálogo. Esta política de tender puentes, no cerrar puertas, dará frutos, dice especialista a DW.
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"Cuba y la Unión Europea están en el mejor momento de su historia común. Todos los eventos políticos que se preparan, en el marco del acuerdo, no hacen sino confirmar este avance”, explica a DW Eduardo Perera, titular de la cátedra Jean Monnet en la Universidad de La Habana.
El diálogo estructurado que tendrá lugar durante el próximo primer encuentro ministerial conjunto en Bruselas (febrero, 2018) es "el mayor avance y permite que en el futuro este diálogo puedan tener garantías de avanzar y evolucionar hacia niveles superiores”, afirma.
Según información oficial, en ese encuentro se tratará de detectar mayores campos de cooperación e inversión. Uno de ellos será el campo de las energías renovables para el cual están previstos 18 millones de euros de fondos de la cooperación europea; también se contemplan 21 millones para la agricultura sostenible y un incremento de los intercambios culturales (10 millones de euros).
¿Vino viejo en odre nuevo?
No es que la cooperación entre estos dos socios sea un tema nuevo: entre 2008 y 2013, por ejemplo, 95 millones de fondos europeos se dedicaron en la isla a proyectos de recuperación de ecosistemas frágiles, a apoyar cooperativas, a apoyar cadenas agroalimentarias, a capacitación de mujeres. También a reconstruir el centro histórico de La Habana. El acuerdo, entonces, ¿vino viejo en odre nuevo?
"No”, responde Perera. "Éste que había sido previsto para institucionalizar lo que existía hasta el momento de su firma, sorprendió a todo el mundo porque abrió el espectro. Incluyó áreas en las que la UE y Cuba nunca habían tenido un diálogo sostenido antes. Armas pequeñas y ligeras, el desarme, energía, medio ambiente, renovables, cambio climático”, añade.
¿A quién favorece?
Al respecto, con el objetivo de identificar campos de inversión, se prepara también una pronta visita de una delegación del Banco Europeo de Inversiones a Cuba (enero, 2018). Cabe resaltar que la UE y sus Estados miembro son el primer inversionista y socio comercial de la isla; en el sector del turismo, ocupan el segundo lugar.
Así las cosas, ¿un incremento del intercambio económico con Cuba favorecería prioritariamente a las empresas europeas y no al pueblo cubano, como dicen algunas voces críticas de este acuerdo de cooperación?
"Ese pensamiento es muy radical. Sería absurdo esperar que ningún país salga de una determinada situación económica como resultado de un acuerdo de cooperación. No obstante, sí habrá toda una serie de cosas que se podrán resolver a partir de la cooperación de la UE en el futuro. Cuba necesita cooperación como aliciente, no para resolver sus problemas económicos”, sigue Perera.
No obstante, en este preciso momento en que los avances habidos en la relación entre La Habana y Washington han retrocedido, en un año de Donald Trump, a niveles de hace 20 años, que la UE tienda puentes es para el analista cubano una gran virtud de la política europea actual.
"Y el cubano de a pie lo siente”, puntualiza. El incremento de la participación cubana en proyectos Erasmus (31 en este momento) y en proyectos Horizonte 2020 (4), la construcción de un museo con alta tecnología, la participación en la reconstrucción del centro histórico de La Habana o la ayuda humanitaria a las víctimas del huracán Irma, "son cosas que benefician al ciudadano cubano y que van a hacer que la UE pueda influir mucho más sobre Cuba en general y sobre las autoridades y la sociedad civil que con la política anterior”. Ésta condicionaba políticamente la cooperación con La Habana.
¿Presión para cambios?
No obstante, los temas sensibles lo siguen siendo: aunque el apoyo de la Eurocámara al acuerdo con Cuba fue mayoritario, una resolución paralela subraya la necesidad de que la UE haga presión por avances democráticos en la isla.
"De diferencias profundas” hablaba la Alta Representante de la Política Exterior de la UE en su reciente visita a la isla. No obstante, se prepara el diálogo político y sobre derechos humanos, en el cual –según la información de la Comisión Europea- no se excluye ningún tema.
"Con esta política tender puentes en vez de cerrar puertas, la UE va ganando espacios en Cuba, con inteligencia”, sigue Perera y concluye: "Aunque las diferencias se conocen, mientras haya diálogo hay posibilidad de resolverlas”.
Los problemas de La Habana, "Ciudad Maravilla"
La capital cubana se enfrenta a una serie compleja de asignaturas pendientes en lo que respecta a su rescate urbanístico.
Imagen: DW/A. Valle
Los problemas de la Ciudad Maravilla
Este 2016 La Habana recibió el título de “Ciudad Maravilla”, elegida por miles de personas entre las siete ciudades a visitar, en el tercer concurso anual que convoca la fundación suiza New7Wonders. ¿Razones?: Su “atractivo mítico, lo cálido y acogedor de su ambiente, y el carisma y jovialidad de sus habitantes”. Pero, ¿qué problemas ven los urbanistas y arquitectos en esa Ciudad Maravilla?
Imagen: DW/A. Valle
Primer problema: Grave situación del Fondo Habitacional
El último censo de la población y la vivienda reveló que apenas el 61% de ese fondo se encuentra en buen estado, y el resto estaba en regular o mala condición. A finales de 2015, La Habana tenía 33.900 familias (133.900 personas) que estaban albergadas o vivían en locales en estado crítico, o no tenían dónde vivir.
Imagen: DW/A. Valle
Segundo problema: Altos niveles de insalubridad
En La Habana, con 2,2 millones de habitantes y deficientes servicios básicos de abastecimiento de agua potable y recogida de desechos líquidos y sólidos, se multiplican los basureros, crece el número de salideros de aguas albañales y empeoran las condiciones sanitarias en las viviendas, ocasionando así sucesivas epidemias de dengue, cólera, rabia o leptospirosis.
Imagen: DW/A. Valle
Tercer problema: Pérdida de la tipicidad de los barrios
Desde su fundación, los barrios en La Habana eran arquitectónica y urbanísticamente
diferenciables. El deterioro por la cercanía al mar, paso de ciclones y extensas temporadas lluviosas, la falta de reparación y del control técnico en las nuevas edificaciones, provocan numerosos derrumbamientos que desfiguran los rostros múltiples de la ciudad.
Imagen: DW/A. Valle
Cuarto problema: Desaparición de los espacios verdes
Salvo en sitios específicos de algunos barrios, La Habana es una ciudad sin árboles.
Originalmente se alternaban espacios arbolados, ríos, parques verdes y estilos arquitectónicos distintos, pero la desatención y la necesidad de cubrir arbitrariamente el crecimiento de la población, han hecho desaparecer más del 60% del verde original habanero.
Imagen: DW/A. Valle
Quinto problema: Superpoblación
"El reto del futuro va a ser resolver el gigantesco problema de una ciudad con un tamaño físico para 1.400.000 habitantes, en la cual ahora viven 2.100.000", dijo hace unos años Nicolás Quintana, considerado el Patriarca de la Arquitectura y el
Urbanismo en Cuba. Hoy son 2,2 millones, y cerca de un millón de población flotante.
Imagen: DW/A. Valle
Sexto problema: Contaminación ambiental
Aunque no se llegue a la altura de otras capitales latinoamericanas, especialistas de la Academia de Ciencias alertan de los preocupantes niveles de la contaminación del aire. Las industrias y asentamientos urbanísticos, las tecnologías atrasadas del transporte y la producción, y la baja calidad del saneamiento básico contaminan cada vez más las aguas de ríos y bahías.
Imagen: DW/A. Valle
Séptimo problema: Rescate de la historia
El VII Congreso de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, en 2014, alertaba sobre la necesidad de rescatar los sitios históricos de la ciudad que se perdían por el deterioro, los derrumbes y la falta de conciencia histórica. En la foto, la esquina de Prado y Neptuno, inmortalizada en el famoso Cha-Cha-Chá "La Engañadora" de Enrique Jorrín.
Imagen: DW/A. Valle
Octavo problema: Infraestructura vial deteriorada
El deterioro de calles, avenidas y carreteras es cada vez más alarmante. Las únicas grandes reparaciones de algunas de las vías principales de la ciudad fueron en 1998 y 2012, con las respectivas visitas de los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI. Por ello los habaneros se refieren a esas calles reparadas como "La Ruta de los Papas".
Imagen: DW/A. Valle
Noveno problema: Turismo versus "habanidad"
En 2002 el arquitecto Mario Coyula advertía que la permisibilidad oficial a empresas turísticas extranjeras o nacionales propiciara la pérdida de "lo habanero" y afectara las costumbres e historia del pueblo. En la foto, el edificio en la Plaza Vieja de los propietarios negados a ceder sus casas al proyecto de reconstrucción turística de La Habana Vieja.
Imagen: DW/A. Valle
Décimo problema: Canalización hidráulica antigua
Cuba y Kuwait firmaron en 2015 tres convenios para el financiamiento con 21 millones de dólares del Proyecto de Rehabilitación de las Redes de Acueducto y Alcantarillado de La Habana. Actualmente se pierde más del 30% de toda el agua que se destina a la ciudad, debido aldeterioro de esas redes (Acueducto de Albear) construidas en 1893.
Imagen: DW/A. Valle
No hundirse en sus ruinas
El "Plan Maestro para La Habana del Siglo XXI", idea del arquitecto y urbanista Julio César Pérez Hernández propone encauzar proyectos y propuestas para cada barrio, zona o lugar, como vía segura de lograr una urbe contemporánea que honre su condición histórica, exprese su devenir y arribe a un futuro glorioso donde hoy la ciudad empobrecida no se hunda nunca más en sus ruinas.