La UE y Turquía alcanzaron un principio de acuerdo para frenar el flujo de inmigrantes y refugiados hacia Europa. Turquía exige otros 3.000 millones de euros y la liberalización de visados para sus ciudadanos.
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Fueron más de doce horas de debate, en una cumbre extraordinaria celebrada en Bruselas. Los Veintiocho se centraron en el nuevo plan que a última hora puso sobre la mesa el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, para motivar la cooperación con la UE. Pasaron prácticamente por alto cuestiones como la confiscación del diario turco Zaman y no dudaron en aceptar la deportación de sirios, pese a venir de un país en conflicto y a su derecho de solicitar asilo para recibir protección internacional.
Pero las medidas que se negociaron aún tendrán que terminar de definirse en la próxima cumbre de la Unión Europea (UE), los días 17 y 18 de marzo: Ankara se compromete a aceptar la devolución de "todos los inmigrantes irregulares que crucen desde Turquía a las islas griegas siempre que la UE se haga cargo de los costes" de repatriación, según la declaración conjunta de los mandatarios europeos. Por cada sirio que readmita Turquía desde las islas griegas, otro sirio será reubicado desde Turquía a los Estados miembros de los UE.
"Concesiones" turcas por europeas
A cambio de las "concesiones" turcas, la UE acepta adelantar a más tardar a finales de junio la liberalización de visados, así como el desembolso de los 3.000 millones de euro acordados inicialmente para los refugiados para 2016 y 2017 a antes de finales de marzo. Los Veintiocho también prometen tomar una decisión sobre "financiación adicional", después de que Ankara pidiera hoy otros 3.000 millones para la fase posterior, en 2018, dijo tras la reunión el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.
Asimismo, los socios europeos aceptan "seguir considerando" la posibilidad de establecer zonas humanitarias seguras en Siria y aseguran que prepararán "lo antes posible" la apertura de cinco capítulos nuevos en el proceso de adhesión de Turquía a la UE. Además, la UE analiza agilizar un plan de liberalización de visados para ciudadanos turcos.
Las nuevas propuestas turcas tomaron por sorpresa a algunas delegaciones, como a la sueca, que dijo no tener el mandato para tomar una decisión sin consultar con su parlamento nacional. Ello, sumado a la oposición de Hungría y de los demás miembros del grupo de Visegrado −República Checa, Eslovaquia, Polonia y Hungría− sirvió para impedir cerrar capítulo en esta cita.
Cauta declaración final
"Esperamos que hacia fin de junio los ciudadanos turcos puedan viajar a la zona Schengen sin visa", precisó el primer ministro turco Ahmed Davutoglu. A su turno, la canciller alemana, Ángela Merkel, admitió que "aún hay mucho trabajo que hacer antes del 18 de marzo" e insistió en que el plan turco fue redactado " exclusivamente por Turquía". Sin embargo, fuentes europeas admitieron que las nuevas ideas turcas fueron cocinadas entre Davutoglu, la propia Merkel, y el primer ministro holandés, Mark Rutte, cuyo país ocupa la presidencia de turno del Consejo de la UE.
En la declaración difundida tras el encuentro, la UE evitó considerar como "cerrada" la ruta migratoria de los Balcanes. En lugar de ello el texto difundido en la madrugada del martes declara que "los flujos irregulares de migrantes a través de la ruta de los Balcanes Occidentales debe terminar".
RML (efe, dpa)
El año de los refugiados
Nunca antes hubo tantos refugiados como en 2015. Muchos han llegado a Alemania. "Es un desafío histórico", señaló la canciller Angela Merkel. Una mirada retrospectiva a un año estremecedor.
Imagen: Reuters/O. Teofilovski
Grecia: una puerta hacia la UE
Estos jóvenes procedentes de Siria superaron una peligrosa etapa de su viaje. Llegaron a Grecia y, por ende, a la Unión Europea. Pero con ello no alcanzaron todavía su meta. Quieren seguir rumbo al norte, hacia otros países de la UE. La mayor parte huyó en 2015 a Alemania y Suecia.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Peligro en el Mediterráneo
El camino que han recorrido encierra peligros mortales. Reiteradamente zozobraron embarcaciones no aptas para la travesía. Estos niños sirios y su padre tuvieron suerte. Fueron rescatados en el Mediterráneo por pescadores griegos de la isla Lesbos.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
La imagen que conmovió al mundo
Aylan Kurdi, de tres años de edad, no sobrevivió. A comienzos de septiembre se ahogó con su hermano y su madre en el Egeo, cuando intentaban llegar a la isla de Kos. La foto de este niño sirio muerto dio la vuelta al mundo, conmoviendo a miles de personas.
Imagen: Reuters/Stringer
Contrastes a la vista
Kos, a menos de cinco kilómetros de Turquía, es la meta de muchos refugiados. Llegan a las playas donde solo solía haber turistas. Este grupo de refugiados paquistaníes logró arribar con un bote inflable.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Caos total
Muchos refugiados quedan varados en Kos, porque solo pueden continuar viaje a tierra continental tras haberse registrado. En el verano, la tensión escaló cuando las autoridades hicieron esperar a los refugiados en un estadio para hacer ese trámite, a pleno sol y sin agua.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Un transbordador para refugiados
Debido a la insostenible situación imperante en la isla se produjeron disturbios. Para reducir la tensión, las autoridades griegas arrendaron un barco en el que se habilitaron posibilidades de alojamiento para 2.500 refugiados y una oficina de registro.
Imagen: Reuters/A. Konstantinidis
El dilema de Europa
Por la misma época, más al norte, en la frontera greco-macedonia, policías fronterizos impiden el paso a la gente. En el tumulto hay niños que lloran, separados de sus padres. "Pura desesperación" se llama la foto tomada por Georgi Licovski. La Unicef la distinguió como la foto del año, ya que plasma "el dilema de Europa y su responsabilidad".
Imagen: picture-alliance/dpa/G. Licovski
Un símbolo negativo
A fines del verano, Budapest se convirtió en un símbolo del fracaso de las autoridades y de la xenofobia. Miles de refugiados acampaban en los alrededores de una estación ferroviaria de capital húngara. El gobierno les prohibió continuar su viaje. En consecuencia, muchos siguieron su camino a pie, rumbo a Alemania.
Imagen: picture-alliance/dpa/B. Roessler
Se abre el paso
El 5 de septiembre se despejó el camino para los refugiados. La canciller alemana, Angela Merkel, tomó con su par austríaco, Werner Feymann, la decisión de permitir a la gente continuar el viaje. Varios trenes especiales y buses se dirigieron por esos días a Viena y Múnich.
Imagen: picture alliance/landov/A. Zavallis
Bienvenidos, refugiados
El primer fin de semana llegaron a Múnich cerca de 20.000 refugiados. En la estación central de la ciudad se reunieron innumerables voluntarios para atender a los refugiados y proporcionarles alimentos y vestimenta.
Imagen: Getty Images/AFP/P. Stollarz
"Lo lograremos"
Mientras Merkel era aclamada por los refugiados y los partidarios de darles asilo, en otros sectores de Alemania surgía el descontento. En una conferencia de prensa, Merkel respondió a las críticas con estas palabras: "Si tenemos que disculparnos por mostrar un rostro gentil en una situación de emergencia, este no es mi país". Otra frase se convirtió en su mantra: "Lo lograremos".
Imagen: Reuters/F. Bensch
Historias en el equipaje
A fines de septiembre, la policía publicó una imagen conmovedora. Una niña refugiada hizo este dibujo y se lo regaló a un policía de Passau. Muestra el horror que vivieron muchos refugiados y su gran alegría de estar por fin a salvo.
Imagen: picture-alliance/dpa/Bundespolizei
El drama continúa
A fines de octubre habían llegado a Alemania más de 750.000 refugiados. Pero el flujo no cesaba. Los países de la denominada "ruta de los Balcanes" se veían superados y cerraron sus fronteras. Solo se siguió permitiendo el paso a sirios, afganos e iraquíes. Como una forma de protesta, algunos refugiados de otros países se cosieron los labios.
Imagen: picture-alliance/dpa/G. Licovski
Sin final a la vista
"¡Ayúdanos, Alemania!", dicen los carteles de los manifestantes en la frontera con Macedonia. En Europa se acerca el invierno y miles de personas, incluyendo niños, se encuentran atrapadas en tierra de nadie. Entretanto, incluso Suecia, considerado un país abierto a los refugiados, estableció transitoriamente controles fronterizos. La UE cuenta para 2016 con otros tres millones de refugiados.