La canciller alemana, Angela Merkel, volvió a insistir hoy en la necesidad de reformar los tratados europeos y defendió el acuerdo franco-germano para introducir sanciones más duras a quienes incumplan el Pacto de Estabilidad Europeo."Un acuerdo franco-germano no es todo en Europa, pero también es verdad que, sin él, de muchas cosas no saldrá nada", dijo ante el Parlamento alemán, el Bundestag, en un discurso previo a la cumbre de la Unión Europea del 28 y 29 de octubre en Bruselas.

Un eje franco-germano

Alemania y Francia están decididas a endurecer las normas de estabilidad dentro de la zona euro como medida para evitar crisis económicas similares en el futuro. Para ello, los tratados europeos tienen que modificarse, algo que según reconoció Merkel "no será fácil".

Alemania, así lo aseguró la canciller ante el Parlamento, quiere contar a más tardar en verano de 2013 con “un marco para paliar las crisis que sea nuevo, robusto y legalmente firme”. El antecedente de esto: en 2013 expira el marco creado provisoriamente para salvar a Atenas y ni Berlín ni París –Estados sobre los que pesa el 50 por ciento de este fondo- quieren prolongarlo, sin más. Ambos mandatarios prevén una inclusión de bancos y acreedores privados, algo que atenta contra las normas del Tratado que prohíbe en una cláusula los rescates financieros de un país por otro. Esto, así los planes, podría ser modificado dejándola sin efecto en el último de los casos, cuando la estabilidad de la euro zona está en peligro.

Sin derecho a veto

Además, Merkel y Sarkozy proponen que, como sanción a los países que incumplan las normas del Pacto de Estabilidad se les retire el derecho a veto. Este mecanismo está previsto en el Tratado de Lisboa sólo para países que vulneren "de forma grave y continuada" valores básicos como la democracia, los derechos humanos o el Estado de derecho. Así, durante en entrevista a la televisora luxemburguesa RTL, Jean Claude Juncker, jefe del eurogrupo y el jefe de Estado europeo de mayor antigüedad en este momento, se opuso tajantemente al plan franco-germano.

Luxemburgo se opone

"Estoy radicalmente en contra", había declarado Juncker en una entrevista concedida al diario alemán Die Welt. Aunque básicamente no se opone a reformas que atañan a los 16 países de la zona euro, el mandatario luxemburgués criticó el modo en que la canciller alemana y el presidente francés acordaron hace una semana la propuesta sin incluirlo en las conversaciones. "Las formas son simplemente inaceptables", declaró el jefe del eurogrupo quien por otro lado sí admite la posibilidad de introducir una "ligera revisión" del tratado para poder incluir a bancos e inversores privados en un "esquema de rescate" para el caso en que alguno de los 16 países del euro se encontrara en situación de insolvencia.

Pacto de Estabilidad a reformar

Preparando la cumbre, la Comisión Europea y los ministros de Finanzas de UE habían acordado una propuesta de medidas para endurecer el Pacto de Estabilidad; los jefes de Estado y de gobierno analizarán el documento que propone, a grandes rasgos, una vigilancia preventiva para evitar que el déficit de un Estado llegue a superar el tres por ciento del producto interno bruto, previsto como máximo en el Tratado de Maastricht. La novedad es que en casos graves podría exigirse el pago de un depósito en Bruselas o una multa. Las decisiones se tomarán por los ministros de finanzas con una mayoría de dos tercios. También se prevé un sistema de alerta temprana para controlar los desequilibrios económicos y una intervención de la Comisión Europea cuando haya un exagerado endeudamiento estatal, por encima del 60 por ciento del PIB que es la marca establecida como límite.

Abrir la caja de Pandora

“Tenemos que preocuparnos hoy de crear mecanismos para paliar futuras crisis”, exigió la canciller, para quien es necesario la aprobación de los mecanismos de crisis como el retiro del veto a los países que incumplan las normas, algo que puede ser realizado sólo cambiando el tratado vigente en la UE.

Sin embargo, una reforma del Tratado de Lisboa –aprobado apenas hace 11 meses tras un largo y espinoso camino que pasó por varios referendos fracasados- es para varios países de la Unión y también para la Comisión Europea impensable; las propuestas alteraciones de este tratado tendrían que ser pasadas otra vez por la opinión popular en algunos países de la UE y esto sería semejante a “abrir otra vez la caja de Pandora”.

MB/dpa/afp/dlf
Editor: Enrique López