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Acuerdo histórico: el Tratado sobre No Proliferación de Armas Nucleares

13 de abril de 2010

Hasta Washington se han desplazado delegaciones de 44 Estados diferentes con el objetivo de discutir sobre seguridad nuclear, y preparar la revisión del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, prevista para mayo.

Georg Bush (izq.) y Mijaíl Gorbachov: START I (1991).Imagen: picture-alliance/dpa

El Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP) entró en vigencia en 1970. En el ínterin, 189 de los 193 Estados miembros de Naciones Unidas han plasmado sobre él su firma, convertiéndolo en el acuerdo más importante para el control de armamento. El tratado se basa en tres pilares fundamentales: la no proliferación, el desarme y el uso pacífico de la energía nuclear.

Buenas intenciones

Los 184 Estados No Nuclearmente Armados (NNWS, por sus siglas en inglés) renuncian en virtud de este acuerdo a desarrollar armas atómicas. Por su lado, EE.UU., Rusia, China, Francia y Gran Bretaña, considerados desde el fin de la Segunda Guerra Mundial oficialmente como poderes atómicos, "se comprometen de buena fe a iniciar negociaciones para la reducción y liquidación de sus arsenales nucleares, bajo un control internacional estricto y eficaz”.

Misil Scud-B norcoreano, al centro en verde, entre misiles surcoreanos en un memorial (Seúl).Imagen: AP

Sin embargo, hasta ahora los cinco Estados Nuclearmente Armados (NWS) no han cumplido satisfactoriamente el compromiso de deshacerse de sus armas atómicas. Éste es precisamente el punto que hizo fracasar la última conferencia de revisión del documento hace ahora cinco años, y puede que lo mismo ocurra en el próximo encuentro, a celebrar en Nueva York en el mes de mayo.

Tratado laxo

Central secreta de enriquecimiento de Uranio en Irán, descubierta en 2009.Imagen: AP

Todos los Estados que firmaron el TNP “tienen el derecho inalienable a desarrollar la energía nuclear para fines pacíficos”. Pero, con un plazo de solamente tres meses, le es permitido renunciar al tratado. Este paso lo dio Corea del Norte en 2005 para poder desarrollar su programa militar atómico sin los molestos controles e inspecciones de la IAEA, la Agencia Internacional de la Energía Atómica, con sede en Viena y competencia delegada de Naciones Unidas para controlar que los países subscritores se atengan a lo acordado.

Irán fue uno de los primeros Estados en firmar el tratado en 1968. De Irán se sospecha ahora que desarrolla un programa nuclear, también con fines militares. Los observadores temen que el conflicto en torno a las tentativas atómicas de Teherán pueda volver a iniciar una escalada, y el país asiático decida simplemente disolver su afiliación al TNP.

EE. UU. y China violaron el acuerdo.

Israel, Pakistan e India son los únicos países que hasta ahora no han firmado el acuerdo de desarme nuclear. Al contrario, desde fines de los años 70, han ido construyendo su propio arsenal nuclear. Pero que hoy estos tres países, y probablemente también Corea del Norte, sean poseedores de armas nucleares, sólo ha sido posible con la ayuda de los países nuclearmente armados – concretamente de EE.UU. y China. Estos dos últimos no cumplieron, por lo tanto, con el compromiso de "no transferir tecnología nuclear ni tecnología sobre armas nucleares a terceros países, ni tampoco asistir en el desarrollo de tales armas, bajo ninguna circunstancia.”

Incluso el programa de armamento atómico iraquí, llevado a cabo por Saddam Hussein en los 80, pudo ser únicamente realizado con el apoyo de los EE.UU.

Pakistán prueba un misil atómico en abril del 2008.Imagen: AP

Esperanza puesta en Obama

Durante la cumbre anti-nuclear del 12 y 13 de abril, se espera que Barack Obama abogue por la creación de un banco internacional de combustible nuclear regulado por la IAEA. Todos los Estados, incluso Irán, podrían acceder alllí a combustible nuclear, siempre y cuando sea para utilizarlo con fines pacíficos y civiles. De este modo, se pretende minimizar un posible enriquecimiento con destinación militar, y también éste será un tema central durante la subsiguiente conferencia de revisión.

Autor: Andreas Zumach/ Valeria Risi

Editora: Luna Bolívar Manaut

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